El brote belga
Desde hace tres a?os, el belga de 32 a?os Walter van Beirondonck ha venido sorprendiendo en las pasarelas europeas con ropas de colores estridentes y dise?os fuera de lo convencional. Todo ello aderezado de una filosof¨ªa de cambio de ¨¦poca asociada a un porte de punk feroche y asalvajado. Al modelo Beirondonck han seguido pronto otros nombres de dise?adores y equipos de dise?adores (Poly y Ester y Rollerbal), que poco a poco han constituido una suerte de fen¨®meno belga cada vez m¨¢s consolidado. Un nuevo refrendo de ello ha sido la quinta edici¨®n del Canette D'Or, un festival concurso en el que con jurados de Vogue Italia, Womenswear Dady e I-D, result¨® ganadora Veronyque Leroy, y en donde uno de los destacados, Wouter Hoste, al exponer su po¨¦tica, brinda algunas claves sobre la inspiraci¨®n predominante. Dice Hoste que su inter¨¦s principal en la vida se centra en la poluci¨®n atmosf¨¦rica y los apremios con los que el g¨¦nero humano deber¨ªa disponerse para evitar los males que aquejan a la Tierra. "La preocupaci¨®n por el entorno", asegura, "puede comunicarse intensamente a trav¨¦s de lo que llevamos puesto, y los dise?adores pueden influir mediante su trabajo en diferentes esferas". "Sin embargo", dice, "no deseo poner en bandeja al consumidor la resoluci¨®n de su compromiso con el medio ambiente. Lo que me propongo", aclara, "es dar claves, a trav¨¦s de mis estampados pop-art, a trav¨¦s de modelos de aire anat¨®mico y mediante colores llamativos, de los graves problemas ecol¨®gicos que nos acechan". He aqu¨ª el moderno y casi omnipresente compromiso ecol¨®gico vivido a la vez como una abstracci¨®n seudorreligiosa y como un requerimiento pragm¨¢tico y sencillo.
Como el plomo
?La ideolog¨ªa? ?El compromiso? En Italia, a trav¨¦s del diario La Reppublica, Pietro Citati, de 59 a?os y cr¨ªtico literario y reputado bi¨®grafo de Alejandro Magno, Manzoni, Tolstoi y Kakfa, ha desencadenado una pol¨¦mica sobre el car¨¢cter social de la literatura. En su opini¨®n estamos viviendo una de las ¨¦pocas m¨¢s florecientes para la literatura gracias a la desaparici¨®n casi completa de las preocupaciones ideol¨®gicas, los pruritos pedag¨®gicos, los compromisos pol¨ªticos y en general los prop¨®sitos de interpretar y servir a lo que en los a?os cincuenta se conoc¨ªa como el alma del pueblo. En su alegato evoca el antiguo repudio -m¨¢s o menos p¨²blico- de escritores tachados de subjetivos o burgueses como Kakfa, Musil, Proust, Nabokov o Montale, y celebra la atm¨®sfera de estos a?os liberados de engagement. Contra su postura han levantado la voz, entre otros, Alberto Arbasino, Sanguinetti, Giulio Bollati y Alberto Asor Rossa, que acusan a Citati -entre una sarta de insultos- de predicar un concepto sublime de lo literario. Por su parte, Alberto Calasso, autor del best-seller La boda de Cadmo y Armon¨ªa y uno de los muchos escritores implicados en la discusi¨®n, ha declarado que, aun en desacuerdo con la provocaci¨®n de Citati, reconoce "la capa de plomo que pesaba sobre la cultura italiana en los cincuenta" y admira la mezcla de insolencia y radicalidad con que el bi¨®grafo ha propiciado al fin un debate cultural apasionado.
Moda Bush
Mientras, como se dice m¨¢s arriba, el colorismo de los belgas despierta inter¨¦s en Europa, una propuesta sobre indumentaria masculina en Estados Unidos es el look Bush. Dos publicaciones de influencia entre la clase acomodada, Esquire y Gq, dedican espacios destacados a enaltecer la imagen "discreta, tranquila, conservadora" que se deriva de equiparse en Arthur Adler, el sastre de Washington que viste al presidente desde hace nueve a?os. Se trata del estilo preppie, o imagen de chico bien, correcto, disciplinado y alumno de escuela privada. Camisa lisa, traje gris o azul marino, corbata de estilo regimental o con lunares, de tonos vivos durante el week-end, chaquetas rectas. Bush, que ha afirmado querer pasar a la historia como el presidente de la educaci¨®n, parece afianzarse en este estilo preppie, de escuela privada. En cuanto a los presupuestos para escuelas p¨²blicas, rebajados todav¨ªa m¨¢s este a?o, vienen causando estragos sobre la instrucci¨®n de los norteamericanos. En Estados Unidos existen hoy 25 millones de analfabetos absolutos y otros 45 millones m¨¢s de analfabetos funcionales (que no pueden encontrar trabajos no manuales debido a la deficiente preparaci¨®n en lectura o escritura), y la cifra no deja de crecer. En un momento en que desciende el trabajo manual y la interacci¨®n con el ordenador exige una m¨ªnima destreza con el lenguaje escrito, la sociedad norteamericana cuenta cada a?o con dos millones m¨¢s de iletrados.
Gente corriente
La semana pasada se ha clausurado en Mil¨¢n un congreso internacional sobre la envidia. Una de las ponencias se refer¨ªa a la explotaci¨®n de esta pasi¨®n a cargo de la publicidad.A la antigua idea de la envidia, centrada en el deseo de que al otro le sobrevenga alg¨²n rev¨¦s, ha seguido un concepto m¨¢s ligero, centrado en el anhelo de poseer aquella parte favorable del pr¨®jimo. Un rasgo, una determinada virtud, una silueta que desear¨ªamos disfrutar en propiedad, como cualquier otro producto al que la publicidad induce y parece franquear el paso. Los kilos de menos, la piel tersa y relajada, el inconfundible aire de seguridad y ¨¦xito.
?Es as¨ª? ?Es la envidia el motor que subyace en los reclamos? Los publicitarios franceses, por ejemplo, han comenzado a poner en duda la conveniencia de apoyar determinados productos de cosm¨¦tica y prendas masculinas en modelos perfectos. Una oleada de anuncios protagonizados por tipos corrientes o con un encanto no apoyado en la belleza (Rodier, Dim, Rabanne) se difunde por los televisores. Igualmente, la relaci¨®n que establece el protagonista cuando aparece la chica no es imposici¨®n o conquista s¨²bita (al estilo de los repetidos anuncios de perfumes), sino de complicidad (al estilo de las galletas con chocolate y los desodorantes). "La ¨¦poca", ha sentenciado Stephane Wargnier, profesor de comunicaci¨®n en el Instituto Franc¨¦s de la Moda, "no corresponde a los cazadores, disc¨ªpulos estrategas de Clausewitz, sino a la de los amantes c¨®mplices. Del deslumbramiento del otro se ha pasado a la connivencia suave, y a la mirada depredadora ha sucedido el gui?o". Fin de la arrogancia y de la superioridad glacial, insinuada en los ¨²ltimos a?os.
Afianzamiento por el contrario, de una relaci¨®n m¨¢s madura. Hace poco el sistema de valores del progreso induc¨ªa a presentar modelos llenos de porvenir. A partir de su magn¨ªfico aspecto f¨ªsico y sus aires de aplomo se suscitaba la idea de un porvenir halag¨¹e?o. Ahora, sin embargo, las aspiraciones de cada uno se conjugan en el presente y los h¨¦roes publicitarios exhiben ya, grabadas sobre su cuerpo y su rostro, las huellas de su pasado como la mejor prenda.
Babelia
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