Opciones europeas

Escribe Javier Pradera en su An¨¢lisis (EL PA?S, 4 de junio) que no hay razones para escandalizarse demasiado de que los candidatos a Estrasburgo apenas miren con el rabillo del ojo los asuntos comunitarios, para dedicar luego su art¨ªculo a las correspondientes extrapolaciones nacionales con sus pactos, refundaciones, transfuguismos y patoser¨ªas en general.Centrar el tema no deber¨ªa ser tan dif¨ªcil, pues el debate parece simple, por lo menos a ojos de lego. Se trata de optar por uno de los dos modelos que se nos ofrecen en este fin de milenio, en que el discurso pol¨ªtico es sustancialmente econ¨®mico. O se elige la Europa del espacio social, con el m¨¢ximo com¨²n m¨²ltiplo de los pa¨ªses n¨®rdicos como espejo, o se est¨¢ por la Europa de los mercaderes, en que primar¨ªan crecimiento econ¨®mico y competitividad, reduciendo gastos sociales.

Tampoco ilumina Pradera, a pesar de su enfoque localista de las elecciones europeas, algunas de las inc¨®gnitas que con respecto a estas cuestiones nos planteamos los ciudadanos de a pie y que nos gustar¨ªa que alguien nos aclarara, en vista de que los l¨ªderes pol¨ªticos prefieren dedicar sus afanes a una burda competici¨®n de boutades.

Por ejemplo, ?c¨®mo asumir el esfuerzo de acceder a este m¨¢ximo com¨²n m¨²ltiplo de la Europa del bienestar cuando apenas estamos en los albores de un Estado asistencial, a a?os-luz de nuestros neocompatriotas? ?Es m¨¢s realista optar por la soluci¨®n conservadora del s¨¢lvese quien pueda, sin tantas solfas sociales?

Y la guinda: ?representa de verdad el PSOE la primera opci¨®n con sus descamisados de seda natural? ?Es europe¨ªsticamente de fiar nuestra derecha?.-