'La Pira?a'
Curtis Strange se reafirma como la gran alternativa del golf norteamericano
El virginiano Curtis Strange se ha reafirmado como la gran alternativa del golf norteamericano en los ochenta. Sus dos triunfos consecutivos en el Open de Estados Unidos le erigen como el m¨¢s fuerte oponente a los extranjeros que dominan este deporte, Severiano Ballesteros, el ingl¨¦s Nick Faldo y el australiano Greg Norman. Conocido como La Pira?a -apodo que, al parecer, le debe a Lee Trevi?o-, porque muerde en los torneos que se ponen a su alcance, ha sustituido a Tom Watson tras la estela dorada de Jack Nicklaus. Su reto es ganar tambi¨¦n el Open Brit¨¢nico, el grande europeo.
Nicklaus, El Golfista del Siglo, y Trevi?o tienen 49 a?os; Raymond Floyid, 46; Watson y Tom Kite, 39; Ben Crenshaw, 37... El relevo generacional se impone. Strange, el l¨ªder en 1985, 1987 y 1988 del tour USA, en el que ha acumulado en doce temporadas y media unas ganancias de 4.786.548 d¨®lares -s¨®lo le superan Watson, Nicklaus y Kite-, ha llevado una trayectoria firme, pero poco espectacular, hasta el a?o pasado. A pesar de su calidad, siempre se le reprochaba el detalle de que no se hubiera impuesto en una competici¨®n del Grand Slam. Cuando obtuvo su primer Open de Estados Unidos, respir¨®, aliviado, y dedic¨® la victoria a su padre, fallecido siendo ¨¦l un muchacho. Cuando ha obtenido el segundo, ya sin complejo alguno, se la ha dedicado a s¨ª mismo; a su mujer, Sarah, y a sus dos hijos Thomas y David, a los que ¨¦l considera su equipo.Strange es denominado por sus colegas como La Pira?a, al parecer por ocurrencia de Trevi?o. Con este apelativo se quiere simbolizar su capacidad para morder en los cert¨¢menes que se ponen a su alcance en el ¨²ltimo recorrido. Quiz¨¢ sea porque posee algunas de las cualidades que exigen la pesca y la caza, sus dos aficiones favoritas, como, por ejemplo, la paciencia para no precipitarse y el oportunismo para afinar la punter¨ªa, o quiz¨¢ no sea por eso, pero la cuesti¨®n es que su triunfo en Rochester (Nueva York) fue toda una demostraci¨®n de seguridad a la espera de que sus adversarios -Kite y Scott Simpson, al principio, y el japon¨¦s Masashi Ozaki, despu¨¦s- fuesen cayendo por el propio peso de sus fallos. "Me encanta vencer yendo de par en par. Podr¨ªa pasarme d¨ªas enteros haciendo pares", confes¨®.
El golf norteamericano le mira ahora como a su m¨¢ximo exponente, el que puede derrotar a los extranjeros encaramados a lo alto de la clasificaci¨®n mundial, Ballesteros, Faldo, Norman e incluso el escoc¨¦s Sandy Lyle, por m¨¢s que ¨¦ste se halle en crisis. Su reto es ganar tambi¨¦n el Open Brit¨¢nico, el grande europeo, que en sus ¨²ltimas cinco ediciones se han adjudicado precisamente Ballesteros, Lyle, Norman, Faldo y, de nuevo, Ballesteros. Desde que Watson se lo anotase por quinta vez en 1983 -las anteriores, en 1975, 1977, 1980 y 1982-, Estados Unidos lo echa muy en falta.
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