Dos modelos sindicales
A la reciente fiebre de fusiones bancarias y OPA hostiles parece que viene a sucederle la fusi¨®n de las otras OPA (organizaciones profesionales agrarias), con vistas, seg¨²n parece, al Mercado ?nico Europeo de 1993. As¨ª al menos lo indicaba el secretario general de la nueva fusi¨®n CNAG-J¨®venes Agricultores -y ahora tambi¨¦n UFADE-, que asociaba los retos comunitarios al objetivo de lograr una organizaci¨®n sin componente ideol¨®gico, as¨¦ptica y esterilizada de idearios, para defender al agricultor espa?ol frente al de otros pa¨ªses m¨¢s desarrollados. Este mensaje gen¨¦rico de defensa del agricultor no es nuevo, sino m¨¢s bien rancio. De hecho se remonta a los a?os treinta de nuestro siglo, cuando determinados partidos pol¨ªticos de car¨¢cter marcadamente derechista intentaron crear el Partido Agrarista; no es, por tanto, de extra?ar que quien recoge la savia conservadora pretenda continuar con esta tradici¨®n.Por el contrario, tanto en la historia republicana como en la transici¨®n pol¨ªtica espa?ola siempre ha habido un componente progresista en el sindicalismo agrario que actualmente, desde nuestro punto de vista, est¨¢ representado por la Uni¨®n de Peque?os Agricultores (UPA).
Como los vientos de fusi¨®n, tambi¨¦n est¨¢ de moda la magia de las grandes cifras. En esta l¨ªnea -la de los grandes n¨²meros- digamos que, en efecto, el sector agr¨ªcola tiene un peso importante en la estructura productiva del pa¨ªs, aportando el 6% de PIB y absorbiendo el 14% del empleo; a?adamos, no obstante, de inmediato, que bajo las fr¨ªas cifras conviven situaciones muy diferentes: las que separan a los agricultores con un nivel de renta anual de 236.000 pesetas de aquellos otros empresarios agrarios que obtienen unos ingresos netos declarados por encima de los cinco millones de pesetas.
Ello quiere decir que bajo la aparente uniformidad de la problem¨¢tica agraria se esconden profundos desequilibrios, tanco econ¨®micos como sociales, entre distintos tipos de agricultores.
A este respecto resulta enormemente esclarecedor el dictamen que el Comit¨¦ Econ¨®mico y Social de la CE elabor¨® en enero de 1988, con motivo de la reforma de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC), en el que se se?alaba que la reestructuraci¨®n de la PAC debe ser concebida -tanto para el sector agr¨ªcola como para otros sectores- de manera que sea socialmente aceptable. Para ello deber¨¢ tener en cuenta la estructura esencialmente familiar de las explotaciones. En el "sino documento se reconoc¨ªa asimismo que el gasto comunitario basado en su pol¨ªtica tradicional de financiaci¨®n de precios y regulaci¨®n de mercados no ha beneficiado al conjunto de agricultores, sino que ha reforzado posiciones de unas rentas respecto de otras y de regiones entre s¨ª.
Ante el peso de esta realidad, la UPA viene insistiendo en la necesidad de establecer pol¨ªticas de transferencias de renta, en beneficio de las peque?as explotaciones y de las regiones agrarias menos favorecidas.
Tanto por tradici¨®n hist¨®rica como por contraposici¨®n de modelos sindicales, es perfectamente l¨®gico que, por su parte, la tendencia de la nueva organizaci¨®n fusionada, dado su car¨¢cter conservador, sea la de mantener preferentemente la pol¨ªtica de precios y mercados, frente a esta otra opci¨®n progresista que defiende los intereses de los peque?os agricultores.
Y es que actualmente no cabe otra posibilidad que escoger entre el incremento de la pol¨ªtica socioestructural o continuar con la pol¨ªtica de garant¨ªa de precios y mercados. En la alternativa, las patronales agrarias siguen optando, como siempre, por un intervencionismo notable del Estado en la fijaci¨®n de los precios de garant¨ªa, mientras que las organizaciones que defendemos la explotaci¨®n familiar seguimos, tambi¨¦n como siempre, m¨¢s vinculadas a unas pol¨ªticas sociales capaces de reequilibrar rentas y mejorar las condiciones de vida de los peque?os agricultores.
Escasa afiliaci¨®n
Pero existe otro factor a tener en cuenta, y es que actualmente s¨®lo el 13% de la poblaci¨®n activa agraria est¨¢ afiliado a las distintas organizaciones agrarias, lo que corrobora la escasa vertebraci¨®n sindical de los agricultores y su falta de informaci¨®n sobre las distintas alternativas.
En esta tesitura, lo que cabe esperar de la fusi¨®n de las OPA conservadoras es, en esencia, una simbiosis adaptada al juego democr¨¢tico de las organizaciones verticales del franquismo que, como en el caso de la CNAG, han intentado asurmir el proceso paralelo de las organizaciones patronales, a las que pertenece la propia CNAG como una federaci¨®n m¨¢s dentro de la CEOE.
Otra de las organizaciones que participa en el proceso de fusi¨®n, J¨®venes Agricultores, fue fuertemente apoyada por los primeros gobiernos de la UCD, y tiene sus ra¨ªces m¨¢s profundas en las organizaciones de car¨¢cter religioso, con conexiones directas con el Opus Dei. La UFADE incorpora la estructura m¨¢s d¨¦bil, pero en cualquier caso tambi¨¦n vinculada a las antiguas Hermandades de Labradores y Ganaderos, actualmente C¨¢maras Agrarias.
Es evidente que la fusi¨®n, o m¨¢s bien integraci¨®n del sindicalismo agrario conservador en la CEOE, clarificar¨¢ el mapa sindical en Espa?a, sin esa suplantaci¨®n de papeles que se ha intentado generar en estos a?os; es decir, los mensajes de defensa a la explotaci¨®n familiar que ha lanzado alguna de estas organizaciones no son homologables a la actitud sindical de la patronal agraria espa?ola, a la que ahora pertenecen.
La CE se encuentra empe?ada en la reforma profunda de su Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n, pero existen enormes interrogantes sobre el futuro de los peque?os agricultores y las regiones m¨¢s desfavorecidas; ser¨ªa por ello muy esclarecedor que, una vez pasada la fiebre de la fusi¨®n, se estableciera un debate p¨²blico que permitiera percibir al agricultor, al peque?o agricultor sobre todo, qui¨¦n defiende sus intereses y qui¨¦n lo utiliza como pantalla para conservar sus antiguos privilegios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Asaja
- Fusiones empresariales
- Opini¨®n
- UPA
- Frutos secos
- CEOE
- Pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n
- Mercado ?nico
- OPA
- Sindicatos
- Patronal
- Supermercados
- Operaciones burs¨¢tiles
- Pol¨ªtica agraria
- Bolsa
- Organizaciones agrarias
- Productos agrarios
- Organizaciones empresariales
- Sindicalismo
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Mercados
- Infraestructuras agrarias
- Relaciones laborales
- Uni¨®n Europea
- Establecimientos comerciales