Miles Davis inaugura el Festival de Jazz de Nueva York
La ¨¦poca del 'bebop' y Benny Goodman, recordados en la muestra
Nueva York es desde ayer la capital mundial del jazz. Miles Davis y Wynton Marsalis inauguraron una nueva edici¨®n del Festival Internacional de Jazz, por la que desfilar¨¢n hasta el pr¨®ximo 2 de julio las m¨¢s importantes figuras de este g¨¦nero. La muestra dedica este a?o homenajes a figuras del jazz, como el cantante Joe Williams, que cumple 70 a?os, y a la casa discogr¨¢fica Blue Note, que cumple 50. El festival recordar¨¢ tambi¨¦n a Benny Goodman y al jazz de toda una ¨¦poca, el bebop.
ENVIADO ESPECIALParece raro, pero aunque pocas cosas se montan con menos pretexto, Nueva York no ha tenido festival de jazz hasta fecha relativamente reciente, y de forma un tanto indirecta. De hecho, el festival no surgi¨® en Nueva York, sino que se traslad¨® all¨ª desde otro sitio. Conocida es la historia: el veterano festival de Newport (Rhode Island), fundado en 1954 por el promotor y m¨²sico George Wein, fue arrasado en 1971 por una tribu perdida de Woodstock, como se dijo entonces con inocencia bautismal; ahora dir¨ªamos simplemente una panda de gamberros.Despu¨¦s de muchos esfuerzos, la edici¨®n del a?o siguiente pudo celebrarse, pero en Manhattan, con el nombre de Newport in New York. El nombre ha ido cambiando con la aparici¨®n de sucesivos patrocinadores comerciales, pero lo importante es que la capital sin festivales ha conseguido al fin su festival. Es m¨¢s, ¨¦ste ha sobrevivido incluso a la reanudaci¨®n de aquel Newport que le dio origen.
Superabundancia
El car¨¢cter algo tard¨ªo del festival de Nueva York se debe, como la indicada carencia de estilo, a la propia superabundancia jazz¨ªstica que existe en la ciudad. En Nueva York viven muchos de los mejores jazzmen y todos tocan all¨ª. Los locales de jazz tienen vidas m¨¢s o menos efimeras, pero, vaya cuando vaya el aficionado a Nueva York, siempre encontrar¨¢ una buena veintena de refugios en donde se puede escuchar el mejor jazz del mundo.Para sobreponerse a este festival constante, el oficial tiene que rizar el rizo y ser m¨¢s que ninguno. Su f¨®rmula habitual de conseguirlo es a base de recuerdos y homenajes multitudinarios a grandes personalidades o momentos hist¨®ricos; tambi¨¦n, celebrando festejos a¨²n m¨¢s multitudinarios al aire libre, donde entre el mediod¨ªa y la medianoche -sobre el programa, luego suele ser bastante m¨¢s- no paran de actuar grupos y grupos.
Los homenajes este a?o son al cantante Joe Williams, que cumple 70 a?os, y a la casa discogr¨¢fica Blue Note, que cumple 50. Los recuerdos, a Benny Goodman y al jazz de toda una ¨¦poca, el bebop. Como muestra de la nueva vanguardia, se pre-: sentan tambi¨¦n a diario grupos vinculados al club The Knitting Factory, para tocar la nueva especie de jazz libre que se asocia con la parte baja de Manhattan.
Las emociones fuertes empiezan pronto. Ayer, primer d¨ªa del festival, Miles Davis y Wynton Marsalis compartieron programa en el Avery Fisher Hall -nada es perfecto-. Tocaron por separado, aunque la aspiraci¨®n secreta del concierto, y tal vez de la d¨¦cada, es que Miles y Wynton toquen juntos. La cr¨ªtica y el p¨²blico est¨¢n de acuerdo. Los promotores est¨¢n de acuerdo. Wynton est¨¢ de acuerdo. S¨®lo hay un problema: que Miles no quiere.
Por tanto, este a?o la traca va al principio. Para terminar, resucitan a momias como John Mayall y los Blues Breakers, y re¨²nen a Chick Corea con Larry Carlton, a Michel Camilo con su antiguo jefe Paquito d'Rivera, y a Clark Terry con un mont¨®n de amigos. Pero esto ocurrir¨¢ dentro de 10 d¨ªas. El festival de Nueva York, adem¨¢s de ser el m¨¢s importante, es uno de los m¨¢s largos.
O el m¨¢s largo, porque Nueva York, para el aficionado irrecuperable, es una sucesi¨®n continua de festivales de jazz. En Nueva York, lo mejor es que cada cual se convierta en su propio George Wein y se organice el festival que quiera: el de los clubes, el de los libros, el de los discos. El festival de toda la ciudad.
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