Elisabeth Huertas

Para la juez Mar¨ªa Elisabeth Huertas, elegida presidenta del congreso que Jueces para la Democracia celebra en San Sebasti¨¢n, lo peor de su salto a la fama en 1986, con motivo de la negativa de unos guardias civiles a someterse a una rueda de reconocimiento, fue la entrada a saco de los periodistas en su vida. Por lo dem¨¢s, la juez Huertas, nacida en Madrid hace 34 a?os, es una mujer feliz, apasionadamente viajera, deportista y lectora infatigable, que sonr¨ªe incesantemente.

"No es agradable", dice, "que por una actuaci¨®n profesional encuentres de pronto invadida tu vida personal". Mar¨ªa Elisabeth Huertas es una juez meticulosa, responsable, exigente consigo misma. La presidencia del congreso "no me gusta nada", asegura, aunque tal vez puede servirle para entrenarse en las tareas de presidir, porque quiere dejar el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 3 de Bilbao, del que es titular, y pasar a la presidencia de una secci¨®n de la Audiencia Provincial de Bilbao. Despu¨¦s de ejercer en Barcelona, Extremadura y Canarias, lleva seis a?os en el Pa¨ªs Vasco, "en donde pienso seguir", porque se encuentra "encantada" en esta tierra.

Su principal afici¨®n es viajar. "Un a?o suelo ir a Asia y otro a Suram¨¦rica. Tambi¨¦n conozco ?frica". Viaja con tienda de campa?a y caminando mucho tiempo, acompa?ada de quienes comparten con ella esa afici¨®n. Tambi¨¦n le gusta el monta?ismo. Mientras pasea por la playa de la Concha exclama: "A m¨ª me gusta ba?arme, pero no pasarme las horas tumbada cara al sol. Prefiero hacer deporte para estar en forma".

Otras aficiones son el cine, el teatro y sobre todo la lectura. Le gustan los relatos polic¨ªacos, la novela negra y los libros de historia. Oye m¨²sica cl¨¢sica, pero reconoce que tiene mal o¨ªdo y ¨¦sa es la raz¨®n, asegura, "de que baile fatal".