Gil-Robles denuncia la desaparici¨®n del turno de oficio en algunos colegios

ANABEL D?EZ, El defensor del pueblo, ?lvaro Gil-Robles, puso ayer de manifiesto en el Congreso que el funcionamiento de la justicia vuelve a ser el principal generador de quejas que llegan a esta instituci¨®n. Gil-Robles denunci¨® que la decisi¨®n de algunos colegios de suspender la defensa de oficio "est¨¢ suponiendo una vulneraci¨®n grave del derecho constitucional a la tutela judicial efectiva, y en nada colabora a la buena marcha de la Administraci¨®n de justicia".

?lvaro Gil-Robles present¨® ayer en el Pleno el informe anual de esta instituci¨®n, que depende de las Cortes Generales, correspondiente a 1988, y aport¨® la informaci¨®n de que en ese a?o el n¨²mero de quejas se increment¨® en un 13% en relaci¨®n con las del a?o anterior, y "la tendencia al alza parece confirmarse pues actualmente hay 12.064 quejas cuando el 88 se cerr¨® con 13.797".

Del resumen de Gil-Robles llam¨® la atenci¨®n a los diputados su denuncia sobre la actitud de algunos colegios de abogados en relaci¨®n con la defensa de oficio, sobre la que ha investigado en profundidad Soledad Mestre, una de sus adjuntas.

"La actitud adoptada por algunos colegios de abogados que han suspendido el turno de oficio, dejando pendiente de defensa algunos miles de causas, ha agravado as¨ª a¨²n m¨¢s las dificultades del funcionamiento de la justicia", dijo Gil-Robles. El Defensor reconoci¨® que estos colegios se quejan con fundamento en cuanto a la deficiente regulaci¨®n del turno de oficio, pero a su juicio suspender esa defensa supone "una vulneraci¨®n grave del derecho constitucional a la tutela judicial efectiva". Gil-Robles destac¨® tambi¨¦n que han sido frecuentes las denuncias sobre expulsiones de extranjeros.

Gil-Robles desgran¨® por apartados las quejas de los ciudadanos ante un hemiciclo casi vac¨ªo cuando comenz¨® su intervenci¨®n a las nueve de la ma?ana, si bien se fue llenando en torno a las diez, toda vez que hab¨ªa votaciones de obligado cumplimiento para los diputados seg¨²n las instrucciones de cada jefe de fila, sobre todo, del PSOE, cuya ausencia en votaciones se castiga con multas econ¨®micas.