A la sombra de su t¨ªo

Sadiq el Mahdi, el primer ministro derrocado ayer en Sud¨¢n, ha vivido gran parte de sus 53 a?os a la sombra de su t¨ªo, Hadi el Mahdi, gu¨ªa espiritual de la cofrad¨ªa de los Ansares, grupo tribal y religioso que controla el oeste del pa¨ªs. Hadi el Mahdl convoc¨® en 1970 a sus fieles para que desenvainaran sus espadas -que en muchas ciudades sudanesas siguen siendo un complemento habitual de la t¨²nica y el turbante blanco masculino ¨¢rabe- contra el entonces presidente Gaafar el Numeiri. Los Ansares no dudaron en lanzarse a una lucha desigual para la conquista de Jartum, donde fueron aplastados sin piedad por las ametralladoras de Numeiri y donde Hadi perdi¨® la vida.Sadiq el Mahdi, jefe del partido de la Umnia, la organizaci¨®n pol¨ªtica a trav¨¦s de la cual los Ansares traducen en votos su influencia en el Oeste aspir¨® desde entonces, sin lograrlo, a ocupar el liderazgo religioso que la muerte de su t¨ªo dej¨® vacante.

La lucha de Sadiq no s¨®lo buscaba un t¨ªtulo religioso, sino conseguir la unanimidad de los Ansares para contrarrestar la unanimidad con que la otra gran cofrad¨ªa musulmana, los Jatmiyas -arraigada en el norte y el este de Sud¨¢n-, respalda a su imam, Mohamed Osman el Mirghani. ?l es quien encarna la tradicional rivalidad entre los Mahdl y los Mirghani por la supremac¨ªa religiosa y econ¨®mica del pa¨ªs y que, en la ¨¦poca colonial, hicieron famosos los duelos entre los dos Sayed -Sayed el Mahdi y Sayed el Mirghani, abuelos de los actuales jefes famillares. El prestigio que confiere a los Ansares su descendencia del Mahdi y de Mahoma frente a los Jatmiyas -que s¨®lo pueden presumir su parentela con el profeta-, fue la clave de la victoria electoral de la Unima en 1986 frente al brazo pol¨ªtico de los Jatmiyas, el Partido de la Uni¨®n Democr¨¢tica, que dirige Mirghani.