Ganar perdiendo y perder ganando

Ganar perdiendo y perder ganando. ?stas son de las frases enigm¨¢ticas y, obviamente, contradictorias que caracterizan la enrevesada, grandiosa y complej¨ªsima pol¨ªtica mexicana. Estas dos opciones se debaten hoy en la mente del presidente Carlos Salinas como las respuestas amorosas de los p¨¦talos de una margarita.

Perdiendo en Michoac¨¢n y en Baja California, o en algunos de esos dos Estados, la imagen reformista de Carlos Salinas gana; ganando en ambos, aunque sea sin trampa, pierde, porque la oposici¨®n jam¨¢s reconocer¨¢ una victoria limpia de los candidatos del PRI. Por tanto, para ganar, Salinas, si gana, tiene que dejarse perder. Es decir, que si verdaderamente pierde, en realidad gana.

Pero, adem¨¢s, para salir de este laberinto, Salinas tiene que luchar al mismo tiempo con las viejas formas de su partido y con la oposici¨®n. Salinas sabe que gana perdiendo, pero los dirigentes de su partido en Michoac¨¢n y Baja California, no. Ellos quieren ganar como sea. Al mismo tiempo, Salinas tiene que calcular que su posible derrota no sea un descalabro que eche por tierra su avance de popularidad.

En definitiva, Salinas est¨¢ ante un verdadero dilema. Al ganar, gana el sistema y pierde su imagen; al perder, pierde el sistema y gana su imagen. S¨®lo la absoluta claridad de los resultados evitar¨ªa esta confusi¨®n.