Hambre en el a?o 2000
La poblaci¨®n mundial pas¨® de 1.500 a 3.000 millones de habitantes desde 1913 hasta 1960, llegando en 1988 a m¨¢s de 5.000 millones. La producci¨®n de cereales y petr¨®leo entre 1913 y 1960 aument¨®, respectivamente, 1,1 y 19 veces m¨¢s. En cambio, las reservas mundiales de grano, que ascendieron en 1987 a 459 millones de toneladas (101 d¨ªas de consumo mundial), descendieron en 1988 a 240 millones de toneladas (54 d¨ªas de consumo en el mundo). Y la agricultura norteamericana, que era el granero mundial del ma¨ªz y la soja, ha entrado en crisis, lo que supone un panorama de m¨¢s hambre en la perspectiva del a?o 2000, sobre todo en el Tercer Mundo.Desde el siglo XIX, en sus ¨²ltimas d¨¦cadas, y en todo lo que va del siglo XX, la producci¨®n de alimentos y el incremento de la poblaci¨®n en el mundo se desarrollaron sin que se cumpliera la ley de Malthus, en el sentido de que la producci¨®n aumenta en progresi¨®n aritm¨¦tica, y la poblaci¨®n, en progresi¨®n geom¨¦trica. As¨ª, por ejemplo, de 1913 a 1960 la poblaci¨®n mundial pas¨® de 1.500 millones a 3.000 millones de habitantes, llegando en 1988 a m¨¢s de 5.000 millones, aunque la revoluci¨®n verde en la agricultura fue capaz de producir alimentos sobrantes en los pa¨ªses industrializados, particularmente en Estados Unidos y, en menor grado, en la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE), mientras que el Tercer Mundo actualmente viene importando unos 50 millones de toneladas de cereales.
Entre 1913 y 1960, prodigiosamente, la producci¨®n agr¨ªcola se duplic¨® algo m¨¢s que el incremento de la poblaci¨®n mundial; la producci¨®n de acero y de petr¨®leo, respectivamente, aument¨® 3,5 y 19 veces m¨¢s. Ello, en cuanto al consumo de energ¨ªa mec¨¢nica, fue liberando al m¨²sculo humano por las m¨¢quinas, especialmente en la agricultura, gracias al empleo masivo de millones de tractores y cosechadoras que, unido a la utilizaci¨®n de muchos millones de toneladas de fertilizantes en el agro, acrecent¨® mucho la producci¨®n y la productividad por agricultor y hect¨¢rea, sobre todo en los pa¨ªses industrializados. As¨ª las cosas, Estados Unidos, que en las primeras d¨¦cadas del siglo XIX utilizaba en la agricultura dos tercios de su poblaci¨®n activa, la ha reducido en 1988 a un 3% del total de la misma, pero produciendo ahora varias veces m¨¢s productos agropecuarios que al final de las guerras napole¨®nicas.
Revoluci¨®n verde
La revoluci¨®n verde en Europa occidental ha hecho grandes progresos despu¨¦s de la II Guerra Mundial. Francia, por ejemplo, que s¨®lo produc¨ªa 13,8 millones de toneladas de cereales en 1950, lleg¨® a 50,6 millones de toneladas en 1985, pero lo prodigioso de ello es que disminuy¨® su poblaci¨®n laboral en el campo de un 28% a s¨®lo un 7,6% de su total. Y en este sentido es de resaltar el hecho de que la fuerza de trabajo en la agricultura es ya de poca significaci¨®n porcentual: 5,3% de ella en Alemania Occidental, 2,9% en B¨¦lgica, 4,8% en Holanda, 2,8% en el Reino Unido, y un promedio de 8,3% en la CEE. Quiere decir que en el futuro ser¨¢ escasa la transferencia de poblaci¨®n rural a las ciudades, que fue el signo demogr¨¢fico dominante a lo largo de los a?os de posguerra, por lo que es de prever, en Europa, Estados Unidos y Jap¨®n, la m¨¢s lenta expansi¨®n de las megal¨®polis.
A la luz de las cifras, que son hechos indesmentibles, cabe pronosticar que la productividad en la agricultura ser¨¢ menor que durante 1950-1980, pues la revoluci¨®n verde -empleo masivo de fertilizantes qu¨ªmicos, millones de tractores y cosechadoras, semillas seleccionadas, etc¨¦tera- se ha completado con la utilizaci¨®n de esas t¨¦cnicas y con el ¨¦xodo rural a las ciudades, no s¨®lo en los pa¨ªses industrializados, sino en casi todo el mundo.
En este orden de ideas es oportuno subrayar que van decreciendo las reservas mundiales de cereales: de 459 millones en 1987 (o sea, 101 d¨ªas de consumo mundial) a s¨®lo 240 millones de toneladas en 1988 (54 d¨ªas ¨²nicamente). Por otra parte, Estados Unidos, que aporta m¨¢s del 50% de las exportaciones mundiales de granos, ha disminuido notablemente su producci¨®n: 345 millones de toneladas en 1985 y solamente 190 millones en 1988, pasando su producci¨®n de ma¨ªz de 212 millones de toneladas en 1985 a s¨®lo 116 millones en 1988.
El agro norteamericano est¨¢ soportando una crisis tendencial: muchas deudas, muchos impuestos, reducci¨®n de superficies cultivadas contra subsidios gubernamentales en ese sentido, cambios ecol¨®gicos no favorables al desarrollo de la agricultura, control del mercado de granos por los monopolios cerealeros y, adem¨¢s, una fuerte sequ¨ªa que en 1988 redujo la producci¨®n de ma¨ªz y soja, respectivamente, un 37% y un 27%. As¨ª las cosas, la renta de los agricultores norteamericanos (despu¨¦s de deducir todos los gastos), que ascend¨ªa en 1940 a unos 66.000 millones de d¨®lares, ha descendido a unos 25.000 millones por a?o. A consecuencia de ello, de la ya escasa poblaci¨®n norteamericana que quedaba en el campo va quedando todav¨ªa menos.
Si las reservas de cereales para piensos de los animales, particularmente la soja y el ma¨ªz, y los destinados al consumo humano han ca¨ªdo a niveles muy bajos, debido sobre todo a la crisis de la agricultura norteamericana, habr¨ªa que suponer, no sin raz¨®n, que los 500 millones de hambrientos y los 1.000 millones de subalimentados humanos que hay ahora en el mundo aumentar¨ªan en el a?o 2000, notablemente en el ?frica subsahariana, en Asia y en casi toda Am¨¦rica Latina.
Hacia finales del siglo XX, estas regiones pasar¨ªan de una importaci¨®n actual de unos 50 millones de toneladas de cereales a unos 100 millones. Y como la URSS viene importando m¨¢s de 40 millones de toneladas de ellos, habr¨¢ m¨¢s escasez que abundancia de pan en los pa¨ªses afroasi¨¢ticos y latinoamericanos: el 75% de la poblaci¨®n mundial o unos 3.750 millones de habitantes cada vez m¨¢s subalimentados, con no menos analfabetos y muchos millones de desocupados, lo cual constituye una bomba de retardo... en el Tercer Mundo.
La agricultura mundial en la d¨¦cada de los ochenta-noventa ocupaba unos 18 millones de kil¨®metros cuadrados (aproximadamente el 13,4% del total de las tierras emergidas del planeta y no cubiertas de hielos). La poblaci¨®n mundial llegar¨ªa en el a?o 2000 a m¨¢s de 6.000 millones de personas, creciendo ahora a raz¨®n de m¨¢s de 80 millones por a?o. Y como se pierden anualmente unos 150.000 kil¨®metros cuadrados de tierras por causa de la erosi¨®n del suelo, la contaminaci¨®n ambiental, el avance de los desiertos, las urbanizaciones, las v¨ªas de comunicaci¨®n, los derrubios de minas y otros factores, a menos que la producci¨®n y la productividad de la agricultura no aumenten sensiblemente en Asia, ?frica y Am¨¦rica Latina, cabr¨ªa esperar m¨¢s escasez de alimentos que abundancia en estas regiones subdesarrolladas del planeta.
Geograf¨ªa del hambre
Sin embargo, la geograf¨ªa del hambre se reducir¨ªa en ellas invirtiendo parte de los capitales que in¨²tilmente se invierten en gastos de rearme en los pa¨ªses industrializados: unos 600.000 millones de d¨®lares por a?o, sumados los de la URSS y EE UU. El Tercer Mundo, con una deuda externa equivalente a 1,3 billones de d¨®lares, se ha descapitalizado pagando su servicio anual, s¨®lo de los intereses y no incluidas sus amortizaciones de capital. En tal situaci¨®n, si los pa¨ªses ricos del hemisferio norte no ayudan a salir de la crisis de subdesarrollo que padecen los pa¨ªses del hemisferio sur, el hambre ir¨¢ aumentando m¨¢s que disminuyendo en el mundo, lo cual constituir¨ªa el gran drama pol¨ªtico, econ¨®mico y social en los finales del siglo XX. La cama pr¨®diga en nacimientos y la mesa escasa en alimentos en el Tercer Mundo ser¨¢ a muy corto plazo el gran problema de nuestra ¨¦poca.
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