Las cocinas de la Paz no disponen de agua caliente para la limpieza de la vajilla
"Esto es una guarrer¨ªa. Trabajamos como burras. Aqu¨ª se mezclan en la misma m¨¢quina los platos y cubiertos de todos los enfermos: los que tienen SIDA, hepatitis..., y sin agua caliente ya me dir¨¢ qu¨¦ desinfecci¨®n puede haber". As¨ª se expresaba ayer una pinche de cocina del hospital general de la ciudad sanitaria La Paz con 20 a?os de servicio en la casa. Las empleadas de la cocina se quejan de que llevan m¨¢s de un mes sin agua caliente y de que sus superiores no les hacen caso. Responsables del centro, por su parte, aseguraron que los f¨¢llos se producen desde hace s¨®lo una semana.
Una trabajadora del centro manifest¨® a EL PA?S que la vajilla en la que se sirvi¨® la merienda anteayer a los enfermos del Hospital General, que tiene unas 750 camas en la actualidad, estaba impregnada en grasa y presentaba restos alimenticios. La ¨²nica respuesta que obtuvo sobre esos utensilios -bastante desportill¨¢dos, seg¨²n la informante- cuando pregunt¨® fue que "no hab¨ªa agua caliente". La trabajadora se quej¨® adem¨¢s de la "suciedad" del centro.La cocina situada en el segundo s¨®tano del Hospital General es amplia y no se observa en ella suciedad. Por el t¨²nel de lavado salen los platos y los cuencos donde se sirven los postres y los gazpachos. Una se?ora mayor se desespera, mientras se observan claramente los restos de grasa y comida en la loza. "Despu¨¦s de sacarlos de aqu¨ª tenemos que ir directamente al grifo y volverlos a lavar con lej¨ªa, una y otra vez", se queja.
Confusi¨®n
"Hace casi tres meses que estamos sin agua caliente y se trabaja fatal. Adem¨¢s, al final te vas con toda la mierda a casa. Nos hemos quejado en varias ocasiones y nos han ido dando largas, por lo que al final decidimos un grupo ir al comit¨¦ [de empresa] para ver c¨®mo se pod¨ªa solucionar este asunto, pero es igual, aqu¨ª seguimos esperando", comenta otra empleada.
De pronto, aparece Sor Mercedes, una monja que est¨¢ a cargo de las empleadas de cocina, y confunde a un redactor de este peri¨®dico con un operario que, supuestamente, deb¨ªa reparar el sistema de agua caliente: "?Ha venido para solucionar el problema del agua?". Tras la identificaci¨®n del periodista, dice asustada: "Vay¨¢monos de aqu¨ª, no me gustar¨ªa que me vieran hablando con usted. El problema se arreglar¨¢ para el lunes".
Las empleadas van apareciendo con sus carros repletos de platos, vasos y cacerolas. La opini¨®n un¨¢nime es de indignaci¨®n. "No podemos darle nuestros nombres, porque nos est¨¢n amenazando con echarnos y tememos represalias. Aqu¨ª no nos defiende nadie, porque incluso nosotras estamos divididas", comenta una joven trabajadora que refunfu?a por dar siempre la cara por sus compa?eras. "No nos dejan ni respirar. Hace unos d¨ªas yo fui a quejarme al encargado de las cocinas, el se?or Berrocal, y ni siquiera me abri¨® la puerta de su despacho. Nos ha dicho que nos callemos y dejemos de protestar", dice otra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.