La derrota
Durante las ¨¦pocas de paz, las higueras crecen en las grietas m¨¢s altas de los castillos. Las he visto entre los sillares de ?feso, P¨¦rgamo y Epidauro, en las murallas medievales de Rodas, en las barbacanas de la fortaleza papal de Avi?¨®n, cuando la larga paz convierte los baluartes en ruinas, a ellas ascienden las aves llevando semillas de higuera y de otros frutales en las patas y estos ¨¢rboles arraigan y luego brotan en mitad de los torreones, en la cima de los santuarios derruidos, como en un acantilado cuyas elevadas grutas sustentan ramas de granado con nidos de ¨¢guilas. De igual modo, despu¨¦s de cualquier destrucci¨®n a la que el tiempo o la soledad te hayan sometido, tambi¨¦n los p¨¢jaros azules volar¨¢n hasta los resquicios inaccesibles de tu alma con alas llenas de simiente de flores, las cuales nacer¨¢n sobre el humus que haya creado el dolor, y entonces volver¨¢ un d¨ªa de gloria y melancol¨ªa para ti. Recuerda que, a pesar de todo, lo m¨¢s elegante todav¨ªa es la derrota. De ella quisiera escribir ahora mientras suena la m¨²sica de Donizetti en el Elixir de amor.
En nuestra sociedad, que est¨¢ amasada con h¨¦roes y mercanc¨ªas, los m¨¢ximos vencedores siempre acaban anunciando sardinas en escabeche. As¨ª trabaja el destino. Afrodita hoy pasar¨ªa modelos de Ives Saint Laurent, y S¨®crates har¨ªa filosof¨ªa envuelto en una s¨¢bana a la sombra de esa valla donde brilla con el fulgor del cerdo una salchicha de McDonald. Huye del ¨¦xito, criatura, porque todo el que triunfa ya ha muerto. Pide s¨®lo que los dioses te quieran, v¨ªstete de dril y, apartado de la fama, contempla el mar hasta que tus ojos se vuelvan azules. La victoria engendra dispepsia. En cambio, la melancol¨ªa es una vid muy dulce que los dioses reservan para algunos escogidos perdedores. Antiguamente era una enfermedad sagrada. Ahora, la melancol¨ªa se ha convertido en un estanque cuyo espejo refleja la imagen de algunas ruinas, de sabios y flores, marginados decadentes, aves azules, frutas de oro, la ¨²ltima gente elegante que ha sido derrotada pero no vencida.
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