Ra¨²l Galindo, cogido muy grave en su quinto toro
Ra¨²l Galindo sufri¨® ayer una tremenda e impresionante cornada cuando empezaba a torear a gusto al quinto de la tarde. Hab¨ªa calentado el cotarro con un par de banderillas al quiebro, excepcional y arriesgad¨ªsimo, que levant¨® al p¨²blico de sus asientos. Romp¨ªa as¨ª la barrera de la frialdad y la ausencia de carisma que tantas veces le ha perjudicado. Comenz¨® su faena con un ayudado por alto en el que el encastado toro se le arranc¨® desde tablas.Aguant¨® valent¨ªsimo y comenz¨® a torear al natural, los pies clavados en la arena, intentando estar por encima de la codiciosa embestida del toro y de las dificultades a?adidas por el aire, que molest¨® durante todo el festejo. No le dio tiempo a cerrar la tanda, pues el toro le encampan¨® y corne¨® con sa?a. La gravedad del percance, que despu¨¦s se confirm¨®, ya se barruntaba mientras le trasladaban a la enfermer¨ªa. Galindo, en un detalle m¨¢s de pundonor, daba tranquilidad a sus propios compa?eros que le llevaban en brazos.
Hern¨¢ndez / M¨¢rquez, Galindo Cu¨¦llar
Toros de Hern¨¢ndez Pl¨¢, con trap¨ªo y casta, astifinos. Miguel M¨¢rquez: Aviso y pitos. Silencio. Silencio. Ra¨²l Galindo: Silencio. Cogido por el quinto. Juan Cu¨¦llar. Aviso y silencio en ambos. Galindo sufre herida por asta de toro en el hipocondrio izquierdo con trayectoria hacia abajo de 15 cent¨ªmetros, que produce tres perforaciones intestinales y rotura de mesenterio. Tambi¨¦n tiene un puntazo en el muslo izquierdo. Pron¨®stico muy grave. Plaza de Las Ventas. 9 de julio
Incluso mostr¨® sus deseos de salir de la enfermer¨ªa para matar a su enemigo, aunque cuando el doctor Garc¨ªa Padr¨®s, que fue quien le oper¨® durante hora y med¨ªa, le se?al¨® que era imposible, a?adi¨®: "Ya lo supon¨ªa, porque me ha calado bien, era para que todos nos anim¨¢ramos".
Y es que los toros de Hern¨¢ndez Pl¨¢, de bella estampa cortejana, y guapa y rizosa cara, llevaban en sus venas una enorme cargaz¨®n de casta que mantuvo el inter¨¦s de la corrida. Esa casta se les inflamaba en cuanto ve¨ªan al caballo. Haciendo caso omiso de los capotes, se disparaban hacia el percher¨®n y romaneaban, pese a los disparos de marronazos a discreci¨®n de sus piconeros jinetes. La suerte se repet¨ªa en la segunda y tercera vara, ya con menor codicia, pero muy por encima de la habitual en el toro enmalvado que suele salir en estos posmodernos tiempos. Adem¨¢s, ninguno de los seis se cay¨®.
Tres, 2?, 3? y 4?, bajaron nota en el ¨²ltimo tercio, al que llegaron aplomados y con genio, sin que los coletudos, pese a su entrega, supieran dome?arlos. Intentaron un toreo acorde con los tiempos, posmodernos, al hilo del pit¨®n, con la pierna retrasada y, por tanto, la suerte descargada. Redondeaban la faena con carreritas para enmendar terrenos tras cada pase. Esa lidia no les sirvi¨® ni con los citados, ni con el 12, el 52 (al que M¨¢rquez finiquit¨® inmediatamente despu¨¦s de la cogida de Galindo) y el 62. El malague?o, que lleva miles de batallas en su historial, fue m¨¢s cauteloso que Cu¨¦llar, aunque obtuvo el mismo resultado.
Galindo, que permanec¨ªa sedado a primeras horas de esta madrugada en la cl¨ªnica donde se le ingres¨®, manten¨ªa sus constantes vitales. Junto a ¨¦l estaba su hermano Fernando, tambi¨¦n matador de toros, y su madre. El doctor Garc¨ªa Padr¨®s afirm¨® a esa hora que la evoluci¨®n era buena y que las posibles complicaciones l¨®gicas en este tipo de heridas, como la peritonitis, se estaban tratando con fuertes dosis de antibi¨®ticos. Agreg¨® que Galindo tardar¨¢ al menos un mes en poder volver a torear.
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