"Qu¨¦date con nosotros", piden 50.000 polacos a Bush
El presidente de EE UU, George Bush, fue recibido ayer con gran entusiasmo por la poblaci¨®n de Budapest horas despu¨¦s de haber sido despedido por decenas de miles de polacos en la ciudad b¨¢ltica de Gdansk entre gritos de: "Bush, qu¨¦date con nosotros" y "Que se vayan los comunos", en alusi¨®n despectiva a los comunistas. M¨¢s de 50.000 ciudadanos de Gdansk se reunieron ante el monumento a los ca¨ªdos en la represi¨®n de 1970 para escuchar a Bush y al dirigente sindical Walesa.
ENVIADO ESPECIALHoras antes, Bush hab¨ªa mantenido una nueva entrevista con el jefe del Estado polaco, Wojciech Jaruzelski, en Westerplatte, la pen¨ªnsula donde la Marina de Guerra nazi comenz¨® la agresi¨®n contra Polonia el 1 de septiembre de 1939.En Budapest, Bush, el primer presidente norteamericano que visita Hungr¨ªa, fue recibido por Bruno Straub, el ¨²nico jefe del Estado no comunista en el Este de Europa. "Entendemos [la visita] como prueba de que Estados Unidos ha comprendido la importancia hist¨®rica del proceso h¨²ngaro y como expresi¨®n de la simpat¨ªa y el apoyo del pueblo norteamericano", declar¨® Straub durante el acto de recepci¨®n oficial ante el Parlamento de Budapest, donde se hab¨ªan concentrado tambi¨¦n, pese a la lluvia, miles de h¨²ngaros. Horas antes, Budapest hab¨ªa sido azotado por un violento temporal que rompi¨® toldos y tejados, arranc¨® ¨¢rboles e hizo temer por la llegada del avi¨®n presidencial. "La maldici¨®n de Ceaucescu", hab¨ªan bromeado los periodistas que en varios centenares esperaban a Bush. Rumania ha criticado duramente la gira de Bush por la Europa del Este, que considera un "intento de desestabilizar a los pa¨ªses socialistas".
Al mediod¨ªa, a¨²n en Gdansk, el presidente y su mujer almorzaron en casa del l¨ªder de Solidaridad, Lech Walesa, quien no tuvo al parecer ¨¦xito en su insistencia de solicitar mayores ayudas econ¨®micas de Estados Unidos que las anunciadas el d¨ªa anterior por Bush ante la Asamblea Nacional polaca en Varsovia.
Apertura de bancos
Bush se limit¨® a manifestar que se llevaba a la cumbre de los siete grandes de Par¨ªs una propuesta de Lech Walesa para la apertura de filiales de bancos occidentales en Polonia para que ¨¦stos administraran las necesarias inversiones para la reconstrucci¨®n del sector privado en Polonia, inversiones que Solidaridad estima en 10.000 millones de d¨®lares.
Ante la multitud reunida en Gdansk, Bush compar¨® los actuales cambios pol¨ªticos con el renacimiento del Estado polaco en 1918 y reiter¨® que "Am¨¦rica est¨¢ con Polonia". Record¨® que las reformas traer¨¢n consigo muchos sacrificios.
Walesa advirti¨® que las reformas econ¨®micas y pol¨ªticas deben ser paralelas y que cualquier desfase entre ambas crea el peligro de una "plaza de Tiananmen".
Bush y su esposa B¨¢rbara llegaron a la capital h¨²ngara alrededor de las 19.00 horas. Con el jefe del Estado se trasladaron desde el aeropuerto a la plaza Kossuth, junto al Parlamento, donde fueron recibidas por las m¨¢ximas autoridades, encabezadas por el presidente del partido, Resz? Nyers, el secretario general Karoly Grosz, el primer ministro Miklos Nemeth y el ministro de Estado Impre Poszgay. Despu¨¦s se celebr¨® una cena de gala en el magn¨ªfico edificio neog¨®tico del Parlamento junto al Danubio. Bush se enterevistar¨¢ con Nyers y Grosz, con Nemeth, Matyas Szuros y con Poszgay. En el viejo castillo de Buda celebrar¨¢ un encuentro con j¨®venes. La esposa de Bush visitar¨¢ un campo de refugiados rumanos en un claro gesto de apoyo a Hungr¨ªa en el grave conflicto en que se encuentra este pa¨ªs con Rumania.
Rebajar expectativas
Las autoridades h¨²ngaras se han esforzado en los ¨²ltimos d¨ªas por rebajar las expectativas de muchos cuidadanos que tienden a ver en Bush el proverbial t¨ªo de Am¨¦rica que viene a solucionar sus problemas econ¨®micos.
Al igual que en Polonia, en Hungr¨ªa la gran amenaza para las reformas democratiz adoras emana de la grave situaci¨®n econ¨®mica. "Espero que podamos contar con el apoyo pol¨ªtico y econ¨®mico y cooperaci¨®n constructiva de EE UU para poder seguir por la v¨ªa que queremos", se?al¨® Nemeth. El primer ministro reconoci¨® que hay fuerzas dogm¨¢ticas que quieren sabotear el proceso. "Si se estabilizan con ¨¦xito las relaciones econ¨®micas y se frena la ca¨ªda del nivel de vida estas fuerzas no tienen ninguna posibilidad real para acabar con las ref¨®rmas".
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