Un alambre para Bush
LA SIMB?LICA entrega al presidente Bush por el ministro de Estado Pozsgay de un trozo del alambre de espino que formaba parte de la barrera de separaci¨®n entre Hungr¨ªa y Austria, entre las dos partes en que est¨¢ dividida Europa, resume bien el esp¨ªritu de su viaje al pa¨ªs magiar y a Polonia, las dos sociedades socialistas que han empezado seriamente a respirar aires de democracia.Bush y Gorbachov, cada uno en su campo, est¨¢n trabajando sinceramente por la construcci¨®n de esa casa com¨²n europea, una idea lanzada en su d¨ªa por el presidente sovi¨¦tico. Los estrategas de la guerra fr¨ªa -a un lado y otro del Atl¨¢ntico- interpretaron en seguida la propuesta de Mosc¨² como un nuevo se?uelo para alejar a Europa occidental de Estados Unidos. Pero el presidente Bush entiende -y as¨ª lo dijo solemnemente durante su primera visita oficial a Europa- que la reunificaci¨®n y el fortalecimiento de Europa son de un inter¨¦s prioritario para su pa¨ªs. El mensaje del presidente Bush en Polonia y en Hungr¨ªa ha sido claro: en la medida en que ambos pa¨ªses avancen por el camino de la libertad, Occidente les prestar¨¢ ayuda para que empiecen a salir del marasmo en que les tiene sumidos la estructura socialista de sus econom¨ªas. A su vez, el mensaje que Bush ha recibido de sus anfitriones, y en ¨²ltima instancia del propio Gorbachov, es que la ayuda es de vital importancia y que, por mucha que sea la presi¨®n antirreformista de Ruman¨ªa, Checoslovaquia y la RDA, el proceso renovador en Hungr¨ªa y Polonia es irreversible.
Es probable que la parte econ¨®mica del periplo haya dejado en los anfitriones el sabor agridulce de un Bienvenido, Mr. MarshaIl: la seguridad de que llega la ayuda, pero no toda la que se esperaba. Bush se ha comprometido a prestar una asistencia moderada, que deber¨¢ posteriormente arrastrar las del Banco Mundial y las de los socios de EE UU, forzando a todos a un generoso ejercicio de renegociaci¨®n de la deuda. Su mensaje es claro: Polonia y Hungr¨ªa necesitan andamios; Occidente se los suministrar¨¢, pero ser¨¢n los polacos y los h¨²ngaros quienes trabajen en ellos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.