Mitterrand: "Los poblemas han entrado en la conciencia de los ricos"
La cumbre de los siete grandes se clausur¨® ayer en Par¨ªs sin haber logrado grandes avances en una de las cuestiones que hab¨ªa suscitado m¨¢s expectativas: la de la deuda externa de los pa¨ªses subdesarrollados. El otro gran tema de la reuni¨®n, la protecci¨®n del medio ambiente, mereci¨® al menos una larga enumeraci¨®n de los problemas ecol¨®gicos y una declaraci¨®n de que los siete cuentan con la voluntad pol¨ªtica para afrontarlos. Pese a la falta de resultados concretos en las grandes cuestiones, los principales dirigentes mundiales coincidieron en se?alar que la cumbre del Arco de La D¨¦fense abre un nuevo ciclo en este tipo de encuentros. La reuni¨®n del G-7 termin¨®, por otra parte, sin una respuesta a la carta del presidente sovi¨¦tico, Mija¨¬l Gorbachov, que hab¨ªa constituido una iniciativa sin precedentes.
El presidente de la Rep¨²blica Francesa, Fran?ois Mitterrand, afirm¨® ayer que la cumbre de los siete grandes ha servido "decididamente para que el problema de las relaciones entre ricos y pobres haya entrado en la conciencia de los pa¨ªses industrializados". El anfitri¨®n de la cumbre, que se clausur¨® a las 13.20 en el Arco de La D¨¦fense, consider¨® que la reuni¨®n, al igual que se hace en el comunicado final, abre un "per¨ªodo diferente" en este tipo de encuentros entre los siete. El optimismo sobre las nuevas relaciones con el Tercer Mundo no parece, sin embargo, concretarse en la declaraci¨®n oficial.En una conferencia de prensa ofrecida tras la clausura de la cumbre, Mitterrand se comprometi¨® a proseguir en sus intentos de convencer a los otros pa¨ªses -especialmente a Estados Unidos y al Reino Unido- de la necesidad de reanudar el di¨¢logo Norte-Sur, de acuerdo con la propuesta que le fue presentada por Venezuela, India, Senegal y Egipto, y que los siete han ignorado debido a la oposici¨®n norteamericana. El propio Mitterrand, no obstante, mostr¨® escaso entusiasmo, al recordar que el "lastimoso" fracaso de la cumbre de Canc¨²n, celebrada en 1981, perjudic¨® para el futuro esta modalidad de di¨¢logo.
"Francia no es el ¨²nico abogado de los pobres", corrigi¨® Mitterrand, refiri¨¦ndose a unas declaraciones suyas en este sentido hechas el pasado viernes, "pero", a?adi¨®, "quiere tener su sitio".
El "nuevo ciclo" iniciado por esta cumbre se materializa, en opini¨®n de Mitterrand, "en el tiempo consagrado a la deuda" y al medio ambiente. Destac¨® tambi¨¦n como muestra de ese nuevo estilo la "apertura de los miembros de la cumbre a los pa¨ªses ausentes".
Rodeado de sus seis socios, Mitterrand resumi¨® la declaraci¨®n final a las 12.30, cinco horas antes de lo previsto. Esta reducci¨®n horaria fue destacada comouna demostraci¨®n del entendimiento que hab¨ªa presidido los trabajos. Ten¨ªa a su izquierda a la primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, que desment¨ªa as¨ª los rumores que le adjudicaban un abandono anticipado de la cumbre, que el anfitri¨®n de la pr¨®xima reuni¨®n de los siete, el presidente norteamericano,George Bush, a la derecha de Mitterrand, calific¨® de "extraordinaria".
Los siete no responder¨¢n a la carta de Mijail Gorbachov en laque el presidente sovi¨¦tico expresaba el deseo de la URS S de partic¨ªpar en las decisiones econ¨®micas mundiales. La misiva pod¨ªa interpretarse asimismo como una petici¨®n de socorro ante la desastrosa situaci¨®n de la econom¨ªa sovi¨¦tica. Mitterrand, a quien iba dirigida la carta, se?al¨® que no habr¨¢ "una respuesta colectiva" porque el extenso orden del d¨ªa de la cumbre no permit¨ªa detenerse a examinar el escrito del l¨ªder del Kremlin. "Yo le contestar¨¦ pr¨®ximamente", dijo, antes de desear de nuevo el triunfo de la perestroika, aunque "no estamos seguros", dud¨®, "de poder asegurar su ¨¦xito".
El distanciamiento del presidente franc¨¦s fue a¨²n m¨¢s expl¨ªcito al contestar a la pregunta de si un d¨ªa la URS S podr¨ªa participar en estas cumbres. Tras recordar que s¨®lo los pa¨ªses democr¨¢ticos forman parte del grupo de los siete, sentenci¨®: "Cualquiera que s a la evoluci¨®n en la URS S, en el plano ¨¦tico no estamos a¨²n en el mismo punto". Sobre esta misma cuesti¨®n, Bush consider¨® por el momento "inconcebible" una invitaci¨®n a la URSS.
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