El Ministerio de Sanidad emprender¨¢ una campa?a contra el consumo de coca¨ªna y opi¨¢ceos

El Ministerio de Sanidad emprender¨¢ una campa?a contra el consumo de coca¨ªna, "porque supone un riesgo cierto, seg¨²n informes m¨¦dicos fiables, de provocar enfermedades mentales y cardiovasculares que incluso pueden desembocar en la muerte", seg¨²n explic¨® ayer el ministro de Sanidad y Consumo, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, en el acto de presentaci¨®n de la memoria del Plan Nacional sobre Drogas referida a 1988. Durante el a?o pasado, 16.880 drogodependientes comenzaron tratamiento ambulatorio por consumo de opi¨¢ceos y coca¨ªna en las diferentes comunidades aut¨®nomas.

El plan presentar¨¢ especial atenci¨®n en los pr¨®ximos dos a?os a la prevenci¨®n del uso de coca¨ªna, programas destinados a menores y asistencia y reinserci¨®n de los drogodependientes. "Hay que romper el estereotipo de que la coca¨ªna es una droga limpia y asentada entre las clases de mayor poder econ¨®mico, frente a la hero¨ªna, que ser¨ªa, seg¨²n el mismo estereotipo, la droga de las clases marginales. Desde luego, el ministerio se va a ocupar de informar a los ciudadanos sobre los efectos de la coca¨ªna, y la sociedad entera deber¨ªa movilizarse ante este problema", dijo el ministro.De acuerdo con los datos que figuran en la memoria del Plan Nacional sobre Drogas, en el ¨²ltimo a?o se ha producido un estancamiento de la hero¨ªna, pero ha aumentado ligeramente el consumo de coca¨ªna, especialmente en sectores de menor renta. Aun as¨ª, la droga principal por la que los drogodependientes comienzan el tratamiento sigue siendo la hero¨ªna. Tanto en 1987 como en 1988, el 97,1% de quienes comenzaron un tratamiento desintoxicador eran adictos a la hero¨ªna, mientras que tomaban coca¨ªna el 1,7% de los que comenzaron un tratamiento en 1987 y el 1,9% en 1989.

La importancia del consumo de coca¨ªna viene determinada tambi¨¦n por el n¨²mero de casos que comenzaron un tratamiento ambulatorio por consumo de opi¨¢ceos y coca¨ªna en todo el territorio nacional, y que se eleva a 16.880, lo que equivale a una tasa de 4,34 por 10.000 habitantes. Catalu?a ocupa el primer puesto, con 3.130 casos, seguida de Andaluc¨ªa, con 2.623; Madrid, con 2.593; Pa¨ªs Vasco, con 1.751; Comunidad Valenciana, con 1.238, y Galicia, con 1.060 casos. Estas cifras no equivalen a los casos reales de drogodependencias, puesto que muchos de los toxic¨®manos no declaran su condici¨®n.

En los tres ¨²ltimos a?os, tiempo que lleva funcionando el Plan Nacional sobre Drogas, se han producido en Espa?a 655 fallecimientos relacionados con el consumo de drogas.

Tambi¨¦n aument¨® la antig¨¹edad en el consumo: en 1987 fue de 5,1 a?os, y en 1988, de 5,7 a?os. Por otra parte, apenas ha habido variaciones seg¨²n el sexo. En 1987, el 80,5% de consumidores eran varones, y el 19,5%, mujeres, mientras que en 1988 el 81,5% eran varones, y el 18,9%, mujeres. Otra de las claves de la lucha contra el consumo de drogas ha sido la acci¨®n represiva. En 1988 aumentaron las detenciones efectuadas por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado: 27.920, frente a 25.545 en 1987, 19.203 en 1986 y 12.863 en 1985.

Incautaciones

Las cantidades de droga aprehendidas en 1988 fueron de 470 kilos de hero¨ªna (un 14% m¨¢s que el a?o anterior), 3.471 kilos de coca¨ªna (un 206% m¨¢s que el a?o anterior) y 90.940 kilos de hach¨ªs (un 54% m¨¢s que el a?o anterior). El 90% de la cantidad de droga decomisada fue aprehendida a un 5% o 6% de los traficantes, seg¨²n Garc¨ªa Vargas.

La Administraci¨®n central y las comunidades aut¨®nomas invirtieron el a?o pasado 11.080.922.751 pesetas en el ¨¢mbito de las drogodependencias. El coste medio de la rehabilitaci¨®n de un toxic¨®mano al a?o en comunidades terap¨¦uticas ha sido de 1,1 millones de pesetas.

Para el ministro de Sanidad, las actuaciones m¨¢s importantes que ha hecho el Plan Nacional sobre Drogas se refieren a la ampliaci¨®n de la cooperaci¨®n internacional, el incremento de los servicios asistenciales (se ha pasado de 112 centros ambulatorios en 1985 a 325 en 1988, y de 50 comunidades terap¨¦uticas en 1985 a 120 en 1988) y la reforma del C¨®digo Penal, que permite, por una parte, ampliar las penas para los traficantes, y por otra, cumplir condena a los drogodependientes fuera del centro penitenciario.