Obeid, el jefezuelo del pueblo
Conoc¨ª al jeque Abdelkarim Obeid en 1984, poco despu¨¦s del asesinato de su predecesor, el jeque Ragheb Harb en el poblado de Jibchit. Estaba sentado con las piernas cruzadas en el piso de la mezquita verde de Husseiniyah, rodeado de j¨®venes barbudos con camisas negras.Me sermone¨® sobre la obligaci¨®n que ten¨ªa Israel de obedecer las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que exig¨ªan la evacuaci¨®n de L¨ªbano, as¨ª como sobre la raz¨®n que ten¨ªan los j¨®venes de Jibchit de odiar a los israel¨ªes. Toda colaboraci¨®n es imposible, dijo. "El musulm¨¢n que traicione al islam morir¨¢". Su palabra era embriagante para los j¨®venes que lo rodeaban. Harb hab¨ªa fundado aqu¨ª la Liga de Estudiantes Isl¨¢micos, que luego se convirti¨® en la fuerza guerrillera m¨¢s efectiva de la zona.
Obeid, sin embargo, hablaba mucho m¨¢s que actuaba, pues a pesar de que alentaba la acci¨®n guerrillera contra Israel, era todo menos un estratega, y ni siquiera formaba parte del consejo de Hezbol¨¢ en Beirut. En realidad, no era m¨¢s que un cabecilla local, hasta el punto de que cuando Amal expuls¨® a las milicias de Hezbol¨¢ de la zona no se dign¨® incluir a Obeid en la lista de deportados.
El teniente coronel William Higgins estuvo detenido en Jibchit durante un tiempo tras su secuestro en febrero de 1988. Obeid probablemente tuvo algo que ver con todo ello y facilit¨® la casa en la que fue confinado, aunque no era como pretenden los israel¨ªes, su propia casa. Israel le ha convertido, sin embargo, en una superestrella de Hezbol¨¢. El ataque a Jibchit fue un duro golpe para el prestigio de Amal y de Hezbol¨¢, pero las declaraciones israel¨ªes sobre la importancia de Obeid y la desmesurada c¨®lera de Hezbol¨¢ por el secuestro han elevado a un jefezuelo de pueblo a alturas que por s¨ª solo jam¨¢s habr¨ªa alcanzado.
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