Culto a Zhao
Las autoridades chinas, impotentes para detener la ola de admiraci¨®n por el destituido l¨ªder
El espectacular aumento de las ventas de la biograf¨ªa de Zhao Ziyang, el destituido secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), hizo que las librer¨ªas doblaran el precio original. "Se venden como rosquillas,", comentaba una dependienta. El nivel de ventas tambi¨¦n sirve para poner en evidencia el serio problema que tiene el liderazgo chino. Y es que Zhao se ha convertido r¨¢pidamente en un h¨¦roe popular tras la represi¨®n violenta, a comienzos de junio, del movimiento que exig¨ªa reformas profundas.
Los seguidores de Zhao se encuentran desde las bases hasta las filas m¨¢s altas del partido y del Gobierno. En julio, seis dirigentes parlamentarios llegaron a contravenir directrices al no votar a favor de destituir a Zhao de su puesto de vicedirector de la Comisi¨®n Militar. El liderazgo, apoyado por los militares, intenta desesperadamente acabar con este culto emergente a Zhao. Se lanz¨® una campa?a para desacreditarle, a ¨¦l, a su c¨ªrculo e incluso a su familia. Se suspendi¨® la campa?a propagand¨ªstica, bastante rudimentaria, que mostraba detenciones filmadas y al simp¨¢tico ej¨¦rcito, amigo del pueblo, al ver que no convenc¨ªa a ninguna persona culta -ni a los extranjeros- y que aumentaba la simpat¨ªa hacia Zhao.
La campa?a empez¨® en un largo discurso del alcalde de Pek¨ªn y miembro del Politbur¨® Chen Xitong, que proporcionar¨ªa el fundamento para cualquier intento de encarcelar a Zhao, que actualmente parece que est¨¢ bajo arresto domiciliario. Tambi¨¦n hay rumores persistentes de que al menos uno de los hijos de Zhao, Zhao Dajun, ser¨¢ procesado por corrupci¨®n (aunque las acusaciones puede que sean justas, existe mucha corrupci¨®n entre los hijos de los dirigentes m¨¢s importantes, incluido Deng Xiaoping).
Seg¨²n Chen, Zhao "fue a jugar al golf como si no hubiera ocurrido nada", mientras que otros l¨ªderes del partido le rogaban que convocase una reuni¨®n urgente del Politbur¨® a finales de abril. El resultado fue que "el partido y el Gobierno perdieron la oportunidad de poner fin a las agitaciones".
Los actos de Zhao forzaron al partido chino a utilizar el ej¨¦rcito en una "batalla de vida o inuerte" para preservar el socialismo en China, siempre seg¨²n la misma fuente. Sus "graves errores" se remontan a septiembre, cuando se reuni¨® con el economista norteamericano Milton Friedinan ylas conversaciones se filtraron a un peri¨®dico de Hong Kong. Durante las conversaciones, Zhao dio a entender que estaba llevando a China por el camino del capitalismo. Durante los conflictos, Zhao se opuso abiertamente a las declaraciones de la c¨²pula del partido, publicadas el 26 de abril en El Diario del Pueblo, de que las protestas estudiantiles de la plaza de Tiananmen eran una conspiraci¨®n antisocialista organizada por un grupo peque?o de personas que estaba contra el Gobierno de Pek¨ªn.
Por otro lado, Zhao elogi¨® e p¨²blico las demandas de los es tudiantes y declar¨® que, en t¨¦rmi nos generales, se encontraba dentro de la pol¨ªtica del partido. El efecto fue "animar a los conspiradores y los organizadores" de las protestas en Pek¨ªn.
Tolerar la corrupci¨®n
El portavoz del Gobierno, Yuan Mu, acus¨® a Zhao de tolerar la corrupci¨®n. Luego fue acusado de haber defendido la difusi¨®n de la m¨¢s c¨¦lebre y pol¨¦mica serie de televisi¨®n, La Eleg¨ªa del R¨ªo, que, seg¨²n las nuevas autoridades, hace un elogio del modo de vida occidental. Dos de sus autores ya han sido detenidos. Lo m¨¢s significativo de esta campa?a es que deja entrever que ya exist¨ªa una lucha pol¨ªtica feroz -antes del comienzo de las protestas estudiantiles- entre Zhao, el reformista, y L? Peng, el conservador.
Un pronunciamiento del Parlamento revel¨® inadvertidamente que lo que hab¨ªa ocurrido era que los dos hombres hab¨ªan utilizado el movimiento estudiantil para solucionar disputas internas en el partido. Li Peng gan¨®, pero por poco. El Parlamento decidi¨® abrir una investigaci¨®n sobre el aliado de Zhao, Hu Qlwei, ex director general de El Diario del Pueblo y tambi¨¦n l¨ªder parlamentario. Se le acusa de organizar una recogida de firmas para un llamamiento en el que se solicitaba una sesi¨®n extraordinaria para destituir a Li Peng. Al anunciarse la ley marcial, el 20 de mayo, Li consigui¨® retrasar la sesi¨®n por un d¨ªa.
Zhao y Hu Qiwei no son los ¨²nicos acusados. En lo que ser¨ªa un primer paso en una nueva caza de brujas parecida a la que se desat¨® en 1987 contra la liberalizaci¨®n burguesa (ocurrida despu¨¦s de la destituci¨®n de Hu Yaobang), los seguidores de Zhao en los c¨ªrculos intelectuales son acusados de utilizar la rebeli¨®n estudiantil para agravar todav¨ªa m¨¢s la situaci¨®n. Apuntaron al profesor disidente Fang Liz1ii y su esposa, que despu¨¦s recibieron asilo pol¨ªtico en la Embajada norteamericana junto al secretario particular de Zhao, Bao Tong, y Yan Jiaqi, ex consejero de Zhao y refugiado en Europa occidental.
China ahora est¨¢ empe?ada en una nueva campa?a de propaganda, con la intenci¨®n de convencer a los chino s (y a los extra-Jeros) de que las reformas se van a realizar y que la pol¨ªtica de apertura al resto del mundo persiste. Los chinos son cada d¨ªa m¨¢s sensibles a la opini¨®n p¨²blica mundial. La condena, pr¨¢cticamente universal, a la,violenta represi¨®n de la revuelta, est¨¢ causando una p¨¦rdida de confianza en los c¨ªrculos financieros. Las empresas extranjeras han reducido sus,operaciones al m¨ªnimo, los pr¨¦stamos han sido congelados y el turismo, una industria muy rentable, se ha acabado al menos para seis meses.
En un intento de reanimar las inversiones, China quiere dar la imagen de que todo discurre con normalidad. Pero incluso en este campo se ha fracasado. En la plaza de Tiananmen, soldados armados se subieron a cuatro autobuses llenos de turistas japoneses y exigieron que entregasen sus pel¨ªculas. El incidente caus¨® una protesta internacional. Las relaciones con Estados Unidos empeoraron, aunque ya estaban distantes, porque Fang Lizhi se refugi¨® en la Embajada norteamericana en Pek¨ªn. Washington acus¨® a China de disparar deliberadamente contra varios pisos de norteamericanos el 7 de Junio en represalia por el asilo dado a Fang. Incluso dentro del propio pa¨ªs, las ofensivas del Gobierno chino no se ven fortalecidas. Son las ofensivas de un Gobierno d¨¦bil que intenta ganar credibilidad para un r¨¦gimen que ejerce el poder por "el ca?¨®n de un fusil", como dec¨ªa Mao. Ese fusil est¨¢ en todas partes.
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