Buena repesca de un autor con inquietudes

El cineasta Alan Rudolph, uno de los escasos independientes californianos que sigue tozudamente en su carril, dio aqu¨ª la campanada con su El¨ªgeme (Choose me), que gust¨® mucho y se lo merec¨ªa. Despu¨¦s descubrimos que este filme, que no se parece a ning¨²n otro, no sali¨® de la nada, sino que tiene unos antecedentes muy precisos en la obra anterior del propio Alan Rudolph, estrecho colaborador de Robert Altman antes de dirigir sus propias pel¨ªculas. En cierta manera, El¨ªgeme est¨¢ en todas las pel¨ªculas de Rudolph estrenadas posteriormente, incluidas las antiguas, como esta Recuerda mi nombre (Remember my name), sobre la que gravita la sombra de El¨ªgeme. En ella casi todo es sabido por esta causa. Pero no deja, pese a ello, de tener gracia ese raro encanto del estilo, algo blando y difuso, excesivamente dependiente de la banda sonora, pero muy singular y elegante, que caracteriza a los filmes de Alan Rudolph.

Mejor que bien

Nada nuevo encontrar¨¢ quien, gust¨¢ndole el cine de este cineasta, busque novedades en Recuerda mi nombre. Pero no saldr¨¢ defraudado de ella. Lejos del reciente alm¨ªbar de Hecho en el cielo y por encima de Los modernos -en la que el cineasta norteamericano se contempla en exceso el ombligo-, con un tono argumental cercano a El¨ªgeme e Inquietudes (pero mejor acabado que el de esta ¨²ltima), con una excelente banda musical de Alberta Hunter, una fotografia no excepcional pero s¨ª refinada y con un buen trabajo interpretativo de Anthony Perkins y Geraldine Chaplin, el filme, a trav¨¦s de sus leves misterios po¨¦ticos, se sostiene, y mejor que bien.