La peste de cada a?o

CON EL nuevo brote de peste equina ahora detectado en la finca gaditana de Sotogrande, son ya tres los a?os consecutivos en que esa epidemia hace su aparici¨®n en Espa?a. Demasiada frecuencia como para no llamar la atenci¨®n sobre las discutibles decisiones y actitudes negligentes de responsables sanitarios y criadores sin escr¨²pulos detectadas en estos tres a?os.En 1987, la presencia de la peste equina en Espa?a -introducida por unas cebras importadas de ?frica con destino al Safari Park de Madrid- acab¨® con la vida de 300 caballos y ocasion¨® unas p¨¦rdidas econ¨®micas valoradas en varios miles de millones de pesetas. Con toda probabilidad, la tard¨ªa reacci¨®n de las autoridades de la sanidad animal y la decisi¨®n de limitar la campa?a de vacunaciones a las provincias lim¨ªtrofes a la zona afectada guardan relaci¨®n con el nuevo brote detectado el a?o siguiente en- diversas zonas de C¨¢diz, muy principalmente en la urbanizaci¨®n Sotogrande, en San Roque (C¨¢diz), donde ahora acaba de confirmarse que el mal no fue totalmente erradicado en su momento, como aseguraron las autoridades sanitarias andaluzas. Cuando una elemental prudencia, a la vista de lo que estaba en juego, hubiera aconsejado extremar las medidas profil¨¢cticas, lo que se hizo fue permitir el tr¨¢fico de caballos de una provincia a otra y concentraciones como la del Roc¨ªo o la Feria de Sevilla, a la vez que se pasaba por alto que siguieran sin vacunarse muchos de los caballos de las zonas convertidas en focos del mal.

En esta ocasi¨®n, las sospechas aparecen centradas en un grupo de caballos importados de Uruguay, aunque existen serias dudas de que llegaran infectados a Espa?a. Pero, sea por falta del debido control en las fronteras o porque la peste siga agazapada en el interior, el caso es que Espa?a se encuentra cada vez m¨¢s cerca de que las autoridades sanitarias internacionales la declaren pa¨ªs end¨¦mico de la peste equina africana, lo cual amenaza seriamente la celebraci¨®n de las pruebas ecuestres de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona. Ello sin contar las graves p¨¦rdidas econ¨®micas en el sector caballar, el quebranto en el deporte h¨ªpico y el deterioro de la imagen internacional de Espa?a que la persistencia de esta situaci¨®n ya est¨¢ provocando.

El hecho de que los an¨¢lisis confirmen la existencia de un rebrote de peste equina, no ofrece ya ninguna excusa para la pasividad o la tolerancia. El problema ha adquirido tal envergadura que exige la adopci¨®n de medidas rigurosas para acabar con un mal que ya ha echado ra¨ªces y de dif¨ªcil control. Y ello tanto por parte de las autoridades estatales como de las auton¨®micas en el ¨¢mbito de sus respectivas competencias. La erradicaci¨®n de la epidemia y la grave amenaza que ¨¦sta proyecta sobre los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona son problemas que afectan a todas las autoridades del Estado, y a su cabeza el Gobierno de la naci¨®n. Si es desproporcionado pretender resolver la situaci¨®n con la imposici¨®n de barreras interiores dentro del Estado, aunque sean de car¨¢cter sanitario -y as¨ª ocurr¨ªa con la orden de la Generalitat de 15 de febrero pasado, recurrida por el Gobierno y suspendida por el Tribunal Constitucional, que separaba sanitariamente a Catalu?a del resto de Espa?a-, no lo es aislar dr¨¢sticamente las zonas afectadas y adoptar todas las medidas proril¨¢cticas y preventivas que sean necesarias.