300.000 vendedores callejeros negros desatan el racismo en Italia
Italia, donde nunca hab¨ªa existido racismo, hoy empieza a sentirlo en su propia carne con motivo de la invasi¨®n de los vendedores ambulantes negros, conocidos en el pa¨ªs como vucumpr¨¢, que es la pronunciaci¨®n equivocada de "?vuole comprare?", es decir, "?desea comprar?".En Italia, estos vendedores callejeros negros, la mayor parte africanos de religi¨®n musulmana, son ya 300.000. Hasta ahora se les ha permitido seguir vendiendo porque era una forma de darles trabajo, pero de repente se ha levantado la veda y los comerciantes, sobre todo en las grandes ciudades, se han alzado en estado de guerra, con un arma muy eficaz frente a los pol¨ªticos: "No os votaremos".
El semanario Panorama, en su ¨²ltimo n¨²mero, dedica una amplia informaci¨®n al desafio que la Iglesia m¨¢s progresista de Roma y de algunas otras ciudades del sur del pa¨ªs como, por ejemplo, N¨¢poles y Bari han lanzado en defensa de estos "hermanos vucampr¨¢", proponiendo la "cultura de la hospitalidad". Un problema que para la Iglesia es doble porque se trata no s¨®lo de la defensa de un ej¨¦rcito de pobres, sino que adem¨¢s son en su mayor¨ªa musalmanes. Y aqu¨ª la Iglesia se divide entre quienes querr¨ªan "convertirlos" a trav¨¦s de la hospitafidad que se les ofrece, y quienes defienden que lo primero es el respeto de su identidad global, y por tanto tambi¨¦n religiosa.
Ampollas
Pero lo que quiz¨¢ est¨¢ levantanelo m¨¢s ampollas es la inicitiva, lanzada en Florencia, de empezar a dar trabajo fijo, por lo menos, a una parte de ellos. Los que se oponen alegan el pretexto de que rio son "miembros de la comunidad" y que ya en toda Europa superan los siete millones, mientras que la cifra del desempleo europeo sigue creciendo.
La Democracia Cristiana se ha enfrentado con la Iglesia en Florencia, donde el arzobispo cardenal Silvano Piovanelli, hombre abierto, ha salido al paso de los comerciantes ricos, amigos de los democristianos, que han pedido al Ayuntamiento que impida a los africanos seguir vendiendo por las calles y playas. Es precisamente en las playas donde m¨¢s se deja sentir la presencia de los vucumpr¨¢, especializados en la venta de imitaciones de art¨ªculos de conocidas firmas comerciales.
El cardenal Silvano Piovanelli pronunci¨® en la catedral d¨ªas atr¨¢s una encendida homil¨ªa contra dichos comerciantes y afirm¨® que antes que europeos o no europeos, dichos vucumpr¨¢ son "nuestros hermanos", a los que hay que ayudar a salir de su drama.
El concejal comunista de Tr¨¢fico ha tenido la idea de fotocopiar algunos de los pasajes m¨¢s importantes de la homil¨ªa del cardenal Piovanelli y la ha distribuido a todos los guardias municipales, acusados por los comerciantes de no cumplir con su deber al negarse a detener a los vendedores de color y a confiscarles sus art¨ªculos de venta.
Una de las frases fotocopiadas del discurso del cardenal dice: "El delito m¨¢s grave, aunque la ley no lo castiga, es que el Ayuntamiento no mueva un dedo por estos pobres j¨®venes".
El Jueves Santo pasado, el arzobispo y cardenal de Mil¨¢n Carlo Maria Martini, eligi¨® a 12 vucumpr¨¢ para la tradicional liturgia del lavatorio de los pies a 12 pobres en representacion de los Ap¨®stoles. Ante el asombro de los comerciantesde la ciudad, despu¨¦s los invit¨® a cenar en su comedor del palacio arzobispal.
El problema m¨¢s grave es para la Democracia Cristiana, que se halla entre la espada y la pared atenazada por los comerciantes, sus mejores clientes en las elecciones, y por la Iglesia, otra de sus grandes clientes en las urnas, a la que ve ahora en esta batalla nacional del brazo del Partido Comunista.
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