Desencanto
La cogida de Joselito el jueves pasado en esta plaza, movi¨® a la empresa a no buscarle sustituto, dejando el cartel en un mano a mano entre Litri y el reci¨¦n doctorado y paisano Pepe Luis Mart¨ªn.Litri ha terminado su actuaci¨®n en la feria sin brillo. De los cinco toros que ha matado, solamente cort¨® una oreja en la corrida del viernes. Bien sabe el joven diestro que no fue toreando, sino a base de temeridad y recursos para la galer¨ªa.
En la corrida del s¨¢bado estuvo desdibujado. No consigui¨® centrarse con su primero, que fue un toro muy manejable. Los muletazos no sal¨ªan limpios. Con la izquierda fueron aut¨¦nticos trapazos. En el tercero tore¨® con m¨¢s pulcritud, si bien la muleta no la presentaba en su rectitud, sino sesgada. Recurso l¨ªcito para torear hacia fuera, a toros pegajosos, que no era el caso.
Marca / Litri, Mart¨ªn
Cuatro toros de Jos¨¦ Luis Marca, bien presentados y de desigual juego. Uno del Marqu¨¦s Domecq (quinto) y otro de Diego Puerta (sexto), mansos. Litri: estocada trasera y ca¨ªda (divisi¨®n); dos pinchazos, descabello, aviso (ovaci¨®n), pinchazo, descabello (divisi¨®n). Pepe Luis Mart¨ªn: estocada que asoma, tres descabellos, aviso (ovaci¨®n); estocada y descabello (oreja); seis pinchazos, media, descabello, aviso (palmas). Plaza de la Malagueta, 19 de agosto. S¨¦ptima corrida de Feria.
El quinto fue un toraco del marqu¨¦s de Domecq, manso y dif¨ªcil, al que resultaba imposible dar un muletazo. Se acost¨® antes de entrar a matarlo, y cuando el puntillero iba, con permiso de la presidencia, a rematarlo, se levant¨® y empez¨® el calvario. Cambiaba Litri la espada por el descabello alternativamente, pero al final se volvi¨® a acostar, sin que el diestro le hiciera m¨¢s que un ara?azo de un pinchazo.
Hay que decir en honor de Litri, que aceptar, antes de la corrida la sustituci¨®n por ese toraco, con impresionantes defensas astifinas, es un gesto que le honra. Muchas figuritas se hubieran negado.
Modesto triunfo
Pepe Luis Mart¨ªn anduvo toda la tarde buscando el triunfo, pero ¨¦ste lleg¨® s¨®lo en modesta medida. A su primera, lo toreaba con limpieza por el lado derecho, pero la soser¨ªa del toro restaba brillo a, su quehacer. Por el izquierdo no quiso tragarse un muletazo. Al tercero le baj¨® la mano derecha varias veces con donosura y buen temple. Los naturales, sin embargo, no tuvieron adecuado remate. Al sexto, lo tore¨® muy bien a la ver¨®nica y con ayudados por alto. Los pases regulares llegaron, cuando ya el toro estaba par¨¢ndose.
La empresa de M¨¢laga tiene la mala costumbre de no anunciar las sustituciones toros, ni en la puerta principal, ni en la tablilla. Al final, el desencanto, invadi¨® toda la plaza, que casi se hab¨ªa llenado.
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