La 'v¨ªa espa?ola'
LAS RELACIONES brit¨¢nico-argentinas, interrumpidas desde la guerra de las Malvinas en 1982, han experimentado una veloz mejor¨ªa desde que Carlos Menem se halla en la Casa Rosada. Tanto, que puede considerarse que las conversaciones entre ambas partes anunciadas para mediados de octubre, en Madrid, ser¨¢n el marco para la plena reanudaci¨®n de las relaciones diplom¨¢ticas. Por a?adidura, la elecci¨®n de Madrid constituye un ¨¦xito notable de la diplomacia espa?ola.Carlos Menem ha dado muestras en los primeros meses de su presidencia de una prudencia que pocos le supon¨ªan, especialmente en el terreno de las relaciones exteriores. Tras un per¨ªodo de contactos secretos, Argentina anunci¨® el 3 de agosto el fin del embargo comercial contra el Reino Unido. La medida, adoptada tras la guerra del Atl¨¢ntico sur como la represalia del pobre, era m¨¢s perjudicial para Buenos Aires que para Londres, pero en su d¨ªa estuvo obligada por razones pol¨ªticas. Siete a?os m¨¢s tarde, hay excelentes razones pol¨ªticas y econ¨®micas para dar marcha atr¨¢s. Con el levantamiento del embargo, Argentina no s¨®lo indica su voluntad de situar sus relaciones con el Reino Unido sobre una base de negociaci¨®n constructiva y democr¨¢tica, sino que se dirige a toda la Comunidad Europea, en l¨ªneas generales solidaria con la postura de Londres.
De las conversaciones de Madrid cabe esperar la ratificaci¨®n de unos acuerdos que en lo esencial parecen ya establecidos: el levantamiento por parte de Buenos Aires del estado de guerra entre los dos pa¨ªses y, en reciprocidad, la eliminaci¨®n por el Reino Unido de la zona de exclusi¨®n de 150 millas en torno a las Malvinas para los nav¨ªos y aviones argentinos. Esa medida restablecer¨ªa la relaci¨®n directa entre los habitantes del archipi¨¦lago y el continente, esencial para cualquier negociaci¨®n sobre el futuro de las islas.
La situaci¨®n en que se encuentran Argentina y el Reino Unido no es tan diferente de aquella en la que se hallaban Madrid y Londres tras el levantamiento de las ¨²ltimas restricciones espa?olas sobre Gibraltar acordado. en noviembre de 1984. La situaci¨®n diplom¨¢tica sobre el futuro de la Roca se hallaba hasta ese momento en punto muerto, en la medida en que el cerco espa?ol facilitaba una inmejorable coartada al Reino Unido para atrincherarse en la idea de que bajo medidas de presi¨®n no se negocia. Eso es lo que permite resaltar la importancia de la elecci¨®n de Espa?a como sede de las conversaciones anglo-argentinas, pese a que es evidente que nuestra diplomacia apoya una restituci¨®n negociada de las Malvinas. La aceptaci¨®n de los buenos oficios de Madrid significa, sobre todo en lo tocante a Londres, un reconocimiento de la v¨ªa espa?ola para afrontar el problema.
Cabr¨ªa decir, desde otra perspectiva, que las conversaciones brit¨¢nico-espa?olas sobre Gibraltar no han producido hasta ahora resultados exactamente espectaculares, y que otro tanto le espera a Argentina si comienzan un d¨ªa las conversaciones sobre el archipi¨¦lago. Pero tambi¨¦n es cierto que reina un consenso universal en el mundo democr¨¢tico de que no hay otra alternativa que la negociaci¨®n paciente, al tiempo que se trata de atraer a los nativos -kelpers en el caso argentino, y llanitos en el espa?ol- a una actitud m¨¢s receptiva hacia las potencias que reclaman el fin de un desaguisado hist¨®rico. La decisi¨®n de Londres y Buenos Aires prueba que no hay m¨¢s v¨ªa que la espa?ola ante casos como los de Malvinas y Gibraltar.
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