M¨¢s del 10% de los conductores madrile?os se niega a pasar por las pruebas de alcoholemia
El conductor, cazado a voleo entre el hervidero nocturno de la Castellana, recibe con sorpresa la invitaci¨®n del polic¨ªa municipal: importa soplar para que comprobemos su nivel de alcohol en la sangre?". Y en una de cada 10 ocasiones suele decir no. Nada se puede hacer, pues la prueba es voluntaria y no contempla sanci¨®n alguna. Hace un mes que el Ayuntamiento decidi¨® implantar los controles preventivos de la alcoholemia y los resultados arrojan alguna que otra sorpresa. S¨®lo el 3% de los m¨¢s de 1.000 conductores controlados en este tiempo ha dado positivo, pero cerca del 11% se ha resistido a pasar por la prueba. Seg¨²n la Polic¨ªa Municipal, gran parte de los que se niegan a soplar conducen bajo los efectos et¨ªlicos.
"No s¨¦, lo voy a intentar porque nunca lo he hecho", dice con cierta resignaci¨®n Rafael Mart¨ªn, de 23 a?os. "Int¨¦ntalo, es una experiencia", le anima el agente Gaspar. Rafael decide bajarse por fin. de la Vespa, no sin antes dar un paso atr¨¢s: "?Joder! A ver si voy a dar positivo y la liamos".Al final decide soplar y recibe con cierto asombro el resultado: 0,0. "Hoy vengo limpio", sonr¨ªe despu¨¦s del mal trago. "Me parece bien que se haga esto, pero no s¨¦ yo si van a lograr algo. Tendr¨ªan que ponerse un poco m¨¢s arriba, por el Bernab¨¦u. All¨ª s¨ª que las motos van como motos".
El joven y su acompa?ante femenina abandonan el control de la Polic¨ªa Municipal, en la plaza de Emilio Castelar. "?Y si hubiera dado positivo?". El agente Gaspar contesta: "Pues se le habr¨ªa convencido para que durmiera la cogorza en la cuneta. Se le har¨ªan nuevas pruebas cada 15 minutos, y as¨ª hasta que quedara limpio. Recuerdo un tipo que se pas¨® hasta cuatro horas esperando".
Pero con el conductor del Ford Fiesta amarillo que llega a eso de las 3.30 del jueves no hay manera: se niega a soplar.
El copiloto lo hace por ¨¦l y da positivo. "Pues me he bebido s¨®lo dos whiskys" dice con una sonrisa de complicidad. Segundos despu¨¦s, el coche se desliza por la Castellana, probablemente a la busca de una terraza.
"Un poco puesto"
"Creo que el conductor iba un poco puesto, pero no le puedes obligar", afirma el agente Gaspar. Es la cuarta resistencia desde las once de la noche.
Mientras, el agente Jos¨¦ Luis toma pacientemente nota de todos los conductores, a una media de 20 por jornada. Los positivos y los que se niegan a pasar por la picota quedan fichados, pero no se instruye diligencia alguna.
Entre las once de la noche y las siete de la ma?ana, un segundo control funciona los fines de semana en el Arco del Triunfo y otras patrullas m¨®viles cazan conductores en lugares estrat¨¦gicos, como la M-30 o Cuatro Caminos.
A las 12.50 le toca el turno a la furgoneta de Jos¨¦ Manuel Guti¨¦rrez, 22 a?os. "No s¨¦, no s¨¦". Jos¨¦ Manuel se lo piensa ,dos veces, pero al final accede. Hincha sus pulmones, sopla por la boquilla y llena el Dr?ger Alcotest 73 10 de un aire con un cierto tufillo et¨ªlico. Resultado: 0,6, muy cerca del l¨ªmite de 0,8 por 1.000 de concentraci¨®n de alcohol en la sangre. Jos¨¦ Manuel, un tanto euf¨®rico, reconoce haberse tomado dos cervezas y un cubata.
Un litro de cerveza o de vino puede disparar los niveles de alcohol en la sangre por encima del l¨ªmite permitido. Tambi¨¦n bastan dos copas de co?¨¢ o dos whiskys dobles, aunque todo depende de la complexi¨®n del conductor.
"Por encima de la frontera del 0,5 se empieza a notar una cierta inestabilidad emocional" afirma el agente Gaspar. "Entre el 1 y el 2 se considera que una persona no puede conducir autom¨®viles. Por encima de 2 ni siquiera se distinguen los colores y despu¨¦s del 3 se llegan a paralizar los miembros".
Gaspar recuerda haberse topado con un conductor que, tras chocar con otro veh¨ªculo estacionado en Usera, dio 3,5 en la prueba. "Lo normal es que a partir de las dos de la madrugada se den casos entre 1 y 2".
El agente afirma que es dif¨ªcil encontrarse con conductores que reaccionan violentamente cuando se les requiere para hacer la prueba. "Lo m¨¢s habitual son los borrachos simp¨¢ticos, que aceptan sin problemas lo de quedarse a dormir la mona".
"En una ocasi¨®n pillamos a una se?ora que dio positivo delante de su propia hija", recuerda Gaspar. "Se empe?¨® en que el aparato ment¨ªa y nos vino con aquello de que s¨®lo ense?aba buenas constumbres a su ni?a".
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