An¨¦cdota m¨ªnima
Entre 1967 y 1970 Orson Welles trabaj¨® en lo que ¨¦l mismo defini¨® como "lo que habr¨ªa podido ser un filme maravilloso", la adaptaci¨®n de la novela de Charles William Mar calmo, un proyecto bautizado por Welles como Dead reckoning / The deep. Como ocurre casi siempre en la azarosa trayectoria profesional de Welles, las versiones sobre tal proyecto abundan: algunas consideran que la pel¨ªcula fue realmente terminada (como Jeanne Moreau, que trabaj¨® en ella), otros, como el propio Welles, juraron y perjuraron que no, que el rodaje nunca hab¨ªa finalizado y que los derechos cinematogr¨¢ficos pertenec¨ªan a Sean Connery.Cierto o no (?qui¨¦n se atreve a pronunciarse sobre la veracidad de una afirmaci¨®n de Welles, m¨¢s all¨¢ de la grandeza de sus propias e indiscutibles obras maestras?), el proyecto aparece ahora realizado por australianos, financiado por la Warner y con el reconocimiento expl¨ªcito de los productores -el cineasta George Miller y su hermano- a la generosidad de la que ellos llaman "la se?ora de Welles", la actriz Dja Kodar.
Calma total
Director: Philip Noyce. Gui¨®n: Terry Hayes, seg¨²n la novela de CharlesWilliams Mar calmo. M¨²sica: Graeme Revell. Int¨¦rpretes: Nicole Kidman, Sam Neill, Billy Zane. EE UU, 1989. Estreno en Madrid: Palacio de la M¨²sica, Amaya, Aluche y California (en versi¨®n original subtitulada).
Y como no pod¨ªa ser de otra manera, las intenciones de Welles y las del director Philip Noyce y su guionista, Terry Hayes, difieren considerablemente.
Welles, seg¨²n confes¨®, hab¨ªa respetado en su proyecto la estructura contenida en la novela, mientras que los responsables de Calma total apuntan en otra direcci¨®n.
Mar abierto
Como casi todas las novelas de ese raro y extraordinario escritor que fue Charles Williamns, Mar calmo es ante todo la descripci¨®n de unas psicolog¨ªas, enfrentadas aqu¨ª a un ambiente inusual, el mar abierto, en el cual no caben las florituras de la civilizaci¨®n ni las coartadas de la educaci¨®n y los buenos modales. Adem¨¢s, por ser la segunda parte de un d¨ªptico encabezado por una novela in¨¦dita en Espa?a, Aground, tampoco profundizaba demasiado en la relaci¨®n establecida por la pareja protagonista, que el p¨²blico ya deb¨ªa conocer.As¨ª las cosas, Noyce y Hayes sit¨²an la acci¨®n en el mismo contexto, pero reducen los personajes hasta dejarlos en el escueto tr¨ªo protagonista, de quienes dan pocas pistas (a lo sumo, obsequian al espectador con un pr¨®logo de discutible funcionalidad narrativa, como efectismos incluidos), y limitan nuestro conocimiento del personaje del forastero casi a un par de ataques de ira, m¨¢s su comportamiento en el largo enfrentamiento con la protagonista.
El tratamiento, como se comprender¨¢, se orienta m¨¢s hacia el suspense que hacia el drama psicol¨®gico.
La acci¨®n es parca, y se articula, mediante montaje paralelo, en dos ¨²nicos escenarios, dos barcos, uno impecable y el otro a punto de naufragar.
Noyce, que conoce su oficio, saca un buen partido de las potencialidades del gui¨®n (de la novela), por lo menos durante buena parte del filme, mediante el empleo de una fotograf¨ªa espl¨¦ndida y de un montaje funcional y efectivo, que aumenta considerablemente la tensi¨®n en los momentos en que ¨¦sta as¨ª lo requiere. No obstante, el hecho de presentar al forastero tan absolutamente desprovisto de cualquier matiz (lo que William evita cuidadosamente en la novela), tan previsiblemente malo y enloquecido, termina por convertir el enfrentamiento en ese manoseado dualismo bien / mal que preside buena parte del cine norteamericano contempor¨¢neo.
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