Marlon Brando: "Estoy tan harto"
El actor termina el rodaje de 'The freshman' y se retira del cine
Mueve con torpeza su enorme cuerpo por Toronto, de vuelta hacia el aparcamiento cercano, donde tiene su remolque, para disfrutar de la ¨²ltima comida en el rodaje de la pel¨ªcula The freshman, que pretende que sea tambi¨¦n la ¨²ltima de su carrera. Brando ha pasado 12 semanas en Canad¨¢ en el rodaje. Como siempre, su presencia suscita la curiosidad y fot¨®grafos y periodistas tratan en vano que siga en la escena. Pero Marlon Brando est¨¢ firmemente decidido a retirarse. "Es horrible", afirma sobre The freshman: "Ser¨¢ un fracaso. Me retiro, estoy harto".
"Esta pel¨ªcula, a excepci¨®n del equipo canadiense, ha sido una experiencia extremadamente desagradable. Espero que no acabe con mi reputaci¨®n".Durante el tiempo libre que le dejaba el rodaje, Marlon Brando ha seguido atentamente los asuntos cotidianos, alimentando su nuevo fervor hacia Canad¨¢ y los canadienses Seg¨²n su ch¨®fer, todos los d¨ªas lee el peri¨®dico y en su coche est¨¢ abierta la revista Saturday Night.
La entrevista de 90 minutos es a petici¨®n del propio Brando y ha sido una sorpresa para todos los periodistas. Quiere hablar de los temas acostumbra dos, la situaci¨®n del mundo, la industria del espect¨¢culo y de la tentaci¨®n de retirarse despu¨¦s de toda una vida dedicada a la lucha por los derechos civiles para reflexionar sobre el futuro.
Parece que quiere escapar al menos por un tiempo, de un trabajo que ahora menosprecia. Lleva el pelo gris echado hacia atr¨¢s y hace gimnasia para calentar los m¨²sculos antes de patinar por primera vez desde hace 20 a?os. Viste un jersey de lana negro, apropiado para una pista de patinaje, pero no para un soleado d¨ªa de verano. Su voz grave sigue siendo la misma que asombr¨® a Broadway cuando se hizo un nombre en la escena a final de los a?os cuarenta.
A los 65 a?os, habla como si se hubiera liberado finalmente de las necesidades de la m¨¢quina publicitaria, "siempre, al acabar una entrevista, consideras dif¨ªcil que se recoja con fidelidad". Consciente de la fama y la riqueza que le ha deparado la vida, ha querido hallar en la acci¨®n la forma de dar un sentido a la vida en el siglo XX. "No sab¨ªa lo agradable que es estar aqu¨ª. Vengo de Nueva York como un jabal¨ª salido del infierno. Hacer el canto del cisne aqu¨ª es muy grato."
Racisino
Ha seguido de cerca el caso de los indios Manitoba y ha a animado a que se realice un intento serio para investigar los or¨ªgenes del racismo contra los indios. Considera que los medios de comunicaci¨®n de Am¨¦rica y Estados Unidos se muestran "absolutamente indiferentes" al trato recibido por los indios en el pasado y en la actualidad.
"Creo que las cosas est¨¢n mejor en Canad¨¢", asegura Brando, "en comparaci¨®n con EE UU, aunque a¨²n hay un largo camino que recorrer para dar finalmente a los indios una independencia o por lo menos una cierta autonom¨ªa".
Ha intentado interesar a Hollywood en una pel¨ªcula sobre los indios de Norteam¨¦rica, pero Hollywood s¨®lo quiere a Brando por su fama. Ahora est¨¢ decidido a no volver a la maquinaria del estrellato y va a trabajar en cap¨ªtulos para una serie de televisi¨®n de 18 horas de duraci¨®n.
En 1973 rechaz¨® aceptar su segundo oscar en protesta contra el trato que daba al indio la industria cinematogr¨¢fica. Pero aquel mismo a?o realiz¨® lo que podr¨ªa haber sido la mejor interpretaci¨®n de su carrera como el decepcionado protagonista del ¨²ltiino tango en Par¨ªs y los empresarios comenzaron otra vez a llamar a su puerta.
Afirma que es correcto decir "industria del espect¨¢culo" y asegura: "supongo que no tengo justificaci¨®n al burlarme de ella, salvo cuando empiezan a hablar de arte". Brando dice que su ambivalencia en su forma de actuar existe desde sus comienzos, cuando fue a Nueva York tras haber sido expulsado de una academia militar. "Nunca me gust¨®, pero no hab¨ªa nada que diera dinero por hacer esa clase de estupideces.
Tan pronto como se acab¨® el trabajo me alegr¨¦ de marcharme".
Este para¨ªso
Se toma un respiro con Shakes peare, pero ninguno frente al optimismo general que rodea las relaciones entre el Este y el Oeste en el mundo. Desaprue ba cualquier tipo de sugerencia respecto a que el mundo tenga una cita con una nueva y mejor civilizaci¨®n. "Poco importa que seamos imperfectos y que la misma naturaleza est¨¦ mejor representada por la cucaracha y el tibur¨®n que por el homo sa piens". ?Qu¨¦ hemos hecho en e nombre de Dios a esta Tierra, a este para¨ªso? Verdaderamente no queremos formar parte de ¨¦l, lo hemos destruido".
Habla sobre las filosof¨ªas m¨ªsticas orientales y el control mental y su relaci¨®n con la forma de vivir pero tambi¨¦n de la clara imposibilidad de que una generaci¨®n transmita su conocimiento a otra para que no se sigan repitiendo una y otra vez los errores de la Historia. "Pero ?qu¨¦ es lo que hay que hacer?, se pregunta: "renegar de la oscuridad en vez de encender una luz es algo sin sentido. No se puede vivir s¨®lo con esa filosoflia, hay que hacer algo".
Le llaman de estudio para que vuelva al rodaje. "Este es mi ¨²ltimo d¨ªa, dos escenas m¨¢s y acabo con esta locura... No puede imaginarse lo feliz que me siento".
Copyright The Globe and Mail. Traducci¨®n: Juan Fair¨¦n.
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