Cogida grave de Palomar
Jos¨¦ Luis Palomar se vio sorprendido por la tremenda arrancada del toro en su primer par de banderillas, perdi¨® el equilibrio al salir de la reuni¨®n, hizo por ¨¦l la fiera y le peg¨® la cornada. A?adir que, aun con cornada y todo, tuvo suerte, parecer¨¢ una broma macabra, y en cambio es cierto que el dramatismo de la cogida hizo temer lo peor. Cuando estaba ca¨ªdo, boca abajo, el toro meti¨® el pit¨®n por la entrepierna, le levant¨® alt¨ªsimo zarande¨¢ndole en el asta y, tras soltarle, volvi¨® a pegar un feroz vapuleo del que no se explica c¨®mo pudo salir entero el valiente Jos¨¦ Luis Palomar.Aquella cogida dram¨¢tica, sobre todo aquellas arrancadas espeluznantes, constituyeron anuncio de lo que la corrida habr¨ªa de ser: una continua manifestaci¨®n de casta, y su culminaci¨®n en el excepcional sexto toro. Una continua manifestaci¨®n de casta, que no pudo lucir en toda su medida porque hubo mala lidia. Era la corrida de los matadores-banderilleros, hab¨ªa all¨ª un p¨²blico banderiller¨®filo, y todo lo que no fueran banderillazos, a los matadores-bande-rilleros y al p¨²blico banderiller¨®filo deb¨ªa de parecerles monserga.Sin embargo los propios toros hicieron notar su bravura, ?y de qu¨¦ forma.1 Un toro empieza a definirse bravo cuando remata en tablas y esa especificaci¨®n la cumpl¨ªan cabalmente los Pe?ajara. Pero no s¨®lo remataban en tablas, sino que las tiraban al aire. Todos los toros desarmaron el burladero de capotes y uno lo hizo cuatro veces; casi todos arrancaron paflos enteros de barrera y el sexto la puerta de cuadrillas tamb¨ª¨¦n, sacando violentamente ambas hojas de sus goznes y ech¨¢ndoselas a los lomos. Los carpinteros no daban abasto para recomponer aquello. Los desbordados carpinteros pensar¨ªan que una cosa es reparar los desperfectos de la plaza y otra bien distinta volverla a construir entera.Humillaban tanto los Pe?ajara que desmontaban los burladeros, de abajo arriba. En una de esas, un pe¨®n qued¨® al descubierto cara a cara con el toro y tuvo la feliz ocurrencia de ponerse detr¨¢s de uno de los postes laterales, quedarse inm¨®vil, rezar lo que supiera. Aunque el poste ten¨ªa un palmo de ancho, all¨ª derrotaba salvajemente el toro, sin ver al piadoso pe¨®n inm¨®vil. Finalmente el toro embisti¨® al capote que agitaba V¨ªctor Mendes y no ocurri¨® nada. El poder de la oraci¨®n, que llaman.
Pe?ajara / Palomar, Mendes, El Soro
Toros de Pe?ajara, con trap¨ªo y casta; 62, bravisimo, premiado con vuelta al ruedo. Jose Luis Palomar herido grave al banderillear al 12. Sufre cornada de 35 cent¨ªmetros en un muslo, que no afecta vasos importantes. V¨ªctor Mendes: pinchazo bajo y estocada atravesada (oreja); dos pinchazos (ovaci¨®n y saludos); pinchazo y estocada (oreja). El Soro: estocada trasera ca¨ªda (silencio); pinchazo, estocada ca¨ªda y descabello (oreja); pinchazo, otro hondo, rueda de peones, pinchazo, estocada delantera ca¨ªda, estocada y descabello (divisi¨®n). Plaza de Alcal¨¢ de Henares, 2 de septiembre. 3? corida de feria.
El sexto se arrancaba veloz a los caballos por el di¨¢metro del redondel, de un extremo a otro, sin que nadie le pusiera en suerte. Cuatro puyazos recibi¨® el toro y en banderillas supo El Soro que a¨²n hab¨ªan sido pocos pues le embest¨ªa con agresiva codicia, tras el par hab¨ªa de escapar en desesperada carrera y salvaba el fondillo precipit¨¢ndose al callej¨®n. Con la misma codicia embisti¨® el toro a la muleta, que El Soro le pon¨ªa y quitaba con fren¨¦tico desasosiego, y estoqueado y descabellado, a¨²n lleg¨® a tirarse el bravo toro contra el puntillero, ?a gatas!.
Esa corrida, con lidiadores, pudo constituir un gran espect¨¢culo, y dec¨ªan los cinco aficionados presentes que, en Madrid, habr¨ªa sido memorable. Bueno, tambi¨¦n les falt¨® fuerza a algunos de los toros y se quedaban cortitos en el ¨²ltimo tercio. V¨ªctor Mendes le prendi¨® al quinto tres soberanos pares de banderillas. El Soro fallaba mucho con lo palos. Una vez uni¨® dos que hab¨ªan ca¨ªdo a los que llevaba en las manos, cuarte¨®, y dej¨® los cuatro en el suelo. Mendes hizo faenas pundonorosas y valientes. El Soro, tremendismo de muchas reolinas en el cuarto, escapando ratoneramente de los pitones, y eso le vali¨® un triunfo. De todos modos tuvo m¨¦rito. Todos los toreros tuvieron m¨¦rito. Porque ponerse delante de un toro de casta no es ninguna tonter¨ªa. Un toro de casta, al que atrapa, no lo suelta. Que diga Palomar si es mentira.
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