La par¨¢lisis del sistema
Una visita a Varsovia, en estos proleg¨®menos del oto?o, confirma lo que muchos informadores han se?alado ya: que aunque all¨ª se est¨¢n produciendo acontecimientos pol¨ªticos de gran trascendencia mundial, el ambiente entre los ciudadanos es de expectativa prudente y de confianza m¨¢s que relativa. La historia de Polonia, la m¨¢s lejana y la m¨¢s reciente, es demasiado dram¨¢tica como para librarse a grandes entusiasmos y, por otro lado, las perspectivas actuales son tan problem¨¢ticas y est¨¢n condicionadas por tantos factores internos y externos que nadie sabe a ciencia cierta lo que va a pasar.Lo que est¨¢ claro es que se ha tocado fondo en el plano econ¨®mico. La inflaci¨®n se ha disparado, y si el cambio oficial del d¨®lar se sit¨²a cerca de los 1.200 zlotys, el cambio extraoficial -aunque legalizado- estaba a finales de agosto en 8.200, y a los tres d¨ªas estaba ya en 9.000. Para un extranjero con d¨®lares en el bolsillo es un cambio casi insultante, que le permite cenar en el mejor restaurante por poco m¨¢s de un d¨®lar. Para el ciudadano polaco es una realidad exasperante e insostenible.
El problema es c¨®mo salir de esta situaci¨®n. Los actuales cambios pol¨ªticos son, sin duda, trascendentales, pero ni son ¨ªrreversibles ni aseguran por s¨ª solos una salida a corto plazo sin traumas. Y es que la econom¨ªa polaca est¨¢ agarrotada no s¨®lo por el sistema interno, sino tambi¨¦n por la ubicaci¨®n del pa¨ªs en un bloque en crisis.
En realidad, lo que se ha llamado en Polonia "sistema socialista" es una mezcla de mecanismos econ¨®micos y pol¨ªticos que quiz¨¢ en un primer momento sirvi¨® para superar las destrucciones de la guerra y hacer despegar la econom¨ªa dentro de las condiciones de ruina y de pobreza general de los pa¨ªses del Este, pero que pronto qued¨® bloqueado. Uno tiene la impresi¨®n de que en un pa¨ªs en el que tanto se ha hablado de planificaci¨®n, el sistema se ha hecho a trancas y barrancas, con cambios abruptos que eran otras tantas respuestas inmediatas a las crisis sociales y pol¨ªticas que han jalonado la historia de estos cuarenta y tantos a?os. El resultado ha sido una superposici¨®n de cosas que ha llevado el sistema a la par¨¢lisis.
Mercado paralelo
La agricultura, por ejemplo, est¨¢ casi enteramente en manos privadas. Pero el comercio de los productos agr¨ªcolas, no. Y este comercio se basa en una intrincada red de subvenciones v de monopolios de suministro y de distribuci¨®n que, en la pr¨¢ctica, bloquean el circuito y producen grandes escaseces de productos esenciales. El comercio en general padece de los mismos males y el resultado es el desabastecimiento, la especulaci¨®n y el mercado paralelo.
Las famosas colas de Polonia y de todos los pa¨ªses del Este son, en este sentido, algo m¨¢s que una an¨¦cdota. En realidad son la expresi¨®n de un sistema comercial que no funciona y en el que se produce la inversi¨®n total de la relaci¨®n entre vendedor y comprador. Este ¨²ltimo no es un cliente al que hay que servir, sino una persona que molesta a un vendedor que no tiene el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s en vender. Basta un ejemplo para ver hasta d¨®nde puede llegar la perversi¨®n del sistema en el quehacer de la vida cotidiana. En los supermercados de Varsovia, por ejemplo, se forman grandes colas en la entrada, mientras el p¨²blico que est¨¢ comprando dentro es relativamente escaso.
Esto se debe a que no se puede entrar sin proveerse de la correspondiente cesta met¨¢lica, y el n¨²mero de cestas es tan reducido que hay que esperar a que las vayan dejando los clientes que ya han comprado. Naturalmente, bastar¨ªa con aumentar el n¨²mero de cestas met¨¢licas para que desapareciesen las colas de la entrada, pero este mecanismo tan molesto para los ciudadanos no se modifica por que permite a los vendedores controlar el flujo de actividad del establecimiento sin esforzarse ni aumentar su ritmo de trabajo.
Toda la industria media y pesada fue concebida y organizada para una econom¨ªa aut¨¢rquica, cerrada en s¨ª misma, en la que lo que menos importaban eran los criterios de productividad, de competitividad y de eficacia, al estilo de las grandes empresas p¨²blicas creadas por el franquismo.
Se podr¨ªa pensar, sin embargo, que esta autarqu¨ªa es relativa, porque en definitiva los pa¨ªses del Este forman un espacio econ¨®mico com¨²n. Pero resulta que tampoco es as¨ª.
Bloque cerrado
En realidad, las relaciones econ¨®micas entre los pa¨ªses del Este funcionan con car¨¢cter centr¨ªpeto, es decir, van de cada pa¨ªs a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y viceversa, pero las relaciones econ¨®micas entre los dem¨¢s pa¨ªses del bloque son escasas y conflictivas. Esto se debe, en gran parte, a que con la imposici¨®n del modelo estalinista cada pa¨ªs se estructur¨® con el mismo modelo econ¨®mico, cada uno cre¨® su propia industria pesada, cada uno estableci¨® su propio sistema imitado del de la URSS. Era como un conjunto de econom¨ªas aut¨¢rquicas y cerradas.
Este sistema ha asegurado algunos m¨ªnimos sociales, pero no ha resuelto otros -como el de lavivienda-, mantiene un falso pleno empleo basado en la falta de productividad y seguramente podr¨ªa seguir funcionando as¨ª si la poblaci¨®n se resignase al aislamiento en un mundo de bloques en tensi¨®n permanente, que no dejase resquicios a la disensi¨®n ni a a critica.
Pero en un mundo como el actual, sometido a cambios tan acelerados con tantas posibilidades por delante, las exigencias de la poblaci¨®n se multiplican, estalla el pluralismo real de una sociedad no igualitaria, en la que todos ven los privilegios de una minor¨ªa burocr¨¢tica y en la que funcionan varios niveles de caciquismo, de corrupci¨®n, y el sistema deja de funcionar.
El problema es c¨®mo reformar el sistema en su conjunto cuando se sigue inserto en un bloque en crisis y no hay una salida uniforme para todos los miembros de este bloque ni una posici¨®n pol¨ªtica com¨²n. Adem¨¢s, Polonia est¨¢ m¨¢s condicionada que otros pa¨ªses -como Hungr¨ªa, por ejemplo- por una situaci¨®n geopol¨ªtica que te deja menos margen de maniobra. En estas condiciones, intentar una salida por cuenta propia puede llevar al descalabro, y convertir el pa¨ªs que lo intente en un pais subdesarrollado m¨¢s y perif¨¦rico respecto a los dos bloques, con su industria desmantelada y una enorme deuda externa a cuestas. Pero esperar a que todo el bloque cambie puede llevar a una crisis econ¨®mica y social todav¨ªa m¨¢s grave, lo cual implicar¨ªa volver al autoritarismo m¨¢s cerrado y terminar con los intentos de pluralismo Pol¨ªtico.
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