Cl¨¦rigos seductores
Desde The Scarlet Letter, de Nathaniel Hawthorne, a A Month of Sundays, de John Updike, los pastores galantes han sido una figura familiar en la ficci¨®n norteamericana. Las historias sobre la lujuriosa vida de los cl¨¦rigos son en pocas ocasiones divertidas, y de hecho son raramente comentadas. La verg¨¹enza de las v¨ªctimas, el desconcierto de las congregaciones y la dignidad de la jerarqu¨ªa conspiran para hacer del abuso sexual de los pastores un tema tab¨². Ahora las iglesias reconocen que los casos de abusos representan un serio problema social y ¨¦tico. "El problema ha sido ocultado durante generaciones", dice el obispo de la Iglesia evang¨¦lica luterana de Am¨¦rica, Robert Keller.En Estados Unidos, las iglesias presbiteriana y unida dictan normas a nivel nacional sobre las consecuencias del acoso sexual. Y en Minnesota, las iglesias han establecido por todo el Estado un comit¨¦ de personas de distintas religiones para abordar el problema.
Hasta muy recientemente, la mayor¨ªa de las v¨ªctimas de la seducci¨®n tienden a culparse ellas mismas en un principio, y algunas de ellas todav¨ªa temen desenmascarar a sus seductores.
Para los reincidentes hay varios centros de tratamiento como el de St. Barnabas en Wisconsin, donde atienden a cl¨¦rigos de todas las religiones y con todo tipo de problemas sexuales, ¨ªncluida la pederastia. Cerca de una tercera parte de los pacientes son sacerdotes cat¨®licos.
10 de septiembre
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