La 'costilla' del presidente
La autora de este art¨ªculo ironiza sobre los que cuestionan el derecho de la mujer del presidente del Gobierno a presentarse como candidata al Congreso de los Diputados y lamenta que no haya tomado antes esa decisi¨®n.
Un sector de la sociedad nuestra sigue reconociendo al hombre p¨²blico como rey de los pastos nacionales en tanto tiende a mostrarse molesto, cuando no intolerante, si ellas ocupan o reclaman por deseo o vocaci¨®n el espacio que les pertenece. Pero es particularmente exigente y visceral cuando se trata de una casada que ha tenido la desgracia, m¨¢s que la suerte, de ser pareja (adem¨¢s de sindicalista y profesora) de alguien absolutamente ocupado y excepcional y se presenta a candidata en las pr¨®ximas elecciones. Casi todo lo que viene despu¨¦s, oral y escrito, constata que hay quienes pretenden hacer de esta noticia catecismo electoral. Basta mirar a la Moncloa para que algunos carguen pilas y aireen no un tema de Estado, sino de familia, como es tradicional en las esquinas de la patria.El inconveniente que empiezan a tener los ataques viscerales contra la decisi¨®n del PSOE y de Carmen Romero, y las defensas apasionadas que ello arrastra, es que de pronto en este pa¨ªs se ha dejado de hablar de las promesas, los fracasos y los logros del partido gobernante para tratar del desacierto o la oportunidad de esta candidatura. En otras ocasiones la comidilla pol¨ªtica y alguna publicaci¨®n cardiaca trataron de los desplazamientos culturales de esta profesora de literatura sin la compa?¨ªa de su esposo, o de los viajes oficiales del presidente del Gobierno con la ausencia de ella, como si esta ligera disfunci¨®n acarreara enormes desajustes en el protocolo y llegara a afectar al equilibrio presidencial.
Casada independiente
Ahora toca hacer comparaciones folletinescas con Eva Per¨®n o cantar paneg¨ªricos a la casada independiente. Las comparaciones y generalidades, en este caso, fallan. Carmen Romero ha dado muchas pruebas de conocimiento, independencia en todos los terrenos y de sensibilidad, poco comunes en los listados que las distintas formaciones van a presentar. ?Por qu¨¦ no hab¨ªa de estar, si tanto ella como su partido lo han acordado? Otros temas son la compatibilidad entre la est¨¦tica de una profesora de literatura y las tragaderas del pol¨ªtico, aspecto que es harina de otro costal, y lo que ata?e al efecto que la candidatura de Carmen Romero habr¨¢ de promover (me arriesgo a escribir que no ha de ser cuantitativo). Pero, puesta a ver inconvenientes conyugales, ?depender¨ªa m¨¢s el criterio pol¨ªtico de la parlamentaria de la l¨ªnea oficial que cualquier otro nombre del listado, teniendo en cuenta que en los partidos, como en los conventos, el voto de obediencia es la primera condici¨®n? Por lo pronto, Carmen Romero ha dado bastantes muestras p¨²blicas de independencia de criterio, y no as¨ª muchos de los que van a compartir con ella esca?o. ?Por qu¨¦ exigirle un r¨¦dito especial antes de los comicios? Que abone la pol¨ªtica con lo que, tiene de singular, que a lo mejor ayuda a que los espa?oles, en vez de medio libro, se puedan merendar entera una novela, por m¨¢s que sea enternecedor tenerla de camarera principal de Presidencia del Gobierno (como algunos ya han insinuado): la eficacia electoral de este ¨²ltimo papel ser¨ªa, qui¨¦n sabe, superior.
Otro asunto ser¨ªa criticar la oportunidad de la noticia. En este pa¨ªs todav¨ªa cuenta mucho la llamada raz¨®n sentimental, o sexual, o conyugal (raz¨®n, tambi¨¦n, de subsistencia, de un periodismo bajo m¨ªnimos). Multitud de refranes y obras de teatro alusivas a nuestra historia desembocan hoy en entregas peri¨®dicas con foto, devoradas con fruici¨®n por ciudadanos de cultura medio baja que curiosean o sue?an con vidas ajenas a trav¨¦s de las cuales disimulan las frustraciones de la propia. Y en este ambiente cuenta m¨¢s ir de se?ora de que de mujer de letras (o palabras, que es m¨¢s complicadillo). Quiz¨¢ por eso me queda la certeza de esta mala inversi¨®n que hace el PSOE con vistas al recuento de votos. Carmen Romero es lo mejor que tiene, y va a ser el regalo que las mujeres y los estetas socialistas (y escribo la palabra estelas con todo el sentido moral que hoy ella tiene) ofrezcan a una minor¨ªa, desconfiada o en trance, del pa¨ªs, mientras los hegem¨®nicos se entregan a dirimir diferencias de l¨ªnea, de poder o de pacto con sectores de sensibilidad dudosa.
Lo que siento es que Carmen Romero haya tardado tanto en decidirse por la causa pol¨ªtica directa, con la que va a pasar, definitivamente, del inc¨®modo papel de costilla de var¨®n a mujer de palabra. Aunque fuera una costilla, con t¨ªtulo universitario.
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