Verano negro
Con los siniestros de tr¨¢fico aumentan tambi¨¦n las personas condenadas de por vida a una silla de ruedas
Las unidades de lesionados medulares se han visto desbordadas este verano. El triste r¨¦cord de muertos en carretera, que se viene batiendo en los ¨²ltimos meses, ha tenido su correspondencia en el n¨²mero de personas que van a tener que pasar el resto de su vida en una silla de ruedas. La mayor parte por culpa del tr¨¢fico; otras, a causa de accidentes en playas y piscinas. Pero lo m¨¢s desesperante para les que trabajamos en esta especialidad es que una buena informaci¨®n podr¨ªa hacer disminuir esa estad¨ªstica siniestra. Hay que modificar ciertas pautas de conducta: quien conduce bebido es un delincuente, quien derrapa en las curvas o adelanta de forma temeraria es un suicida.
Jos¨¦ Angel Bouzas Pi?¨®n tiene 18 a?os. Le encanta el deporte. Hace pocas semanas se tir¨® al mar en Galicia, sin calcular la fuerza de la ola que ven¨ªa. Cuando nos lleg¨® a la unidad de lesionados medulares del Juan Canalejo (La Coru?a) lo ¨²nico que pudimos hacer fue tragar saliva y procurar que no nos temblaran en exceso las piernas al comunicar a sus padres el diagn¨®stico: Jos¨¦ ?ngel ha quedado tetrapl¨¦jico. Nunca m¨¢s va a poder mover su cuerpo por debajo del cuello. ?l todav¨ªa no sabe la noticia, aunque el trabajo de nuestro equipo es que la pueda asumir lo antes posible.Una serie de accidentes como el suyo en Estados Unidos consiguieron que las autoridades pusieran en marcha una campa?a de informaci¨®n bajo el lema: 'La primera vez, primero los pies".
Mario G. es un hombre casado de 40 a?os que comparte planta con Jos¨¦ Angel, aunque es ya m¨¢s veterano. A principios de verano circulaba en una caravana de autom¨®viles camino de la costa cuando el veh¨ªculo que le segu¨ªa choc¨® violentamente contra la parte trasera de su coche. La violencia del impacto parti¨® el cuello de Mario y su pron¨®stico no es m¨¢s halag¨¹e?o que el de Jos¨¦ ?ngel.
Mario viajaba en un coche equipado con los mal llamados reposacabezas. ?l lo llevaba, -como tantos conductores- en la posici¨®n m¨¢s baja. En accidentes como el que sufri¨®, el reposacabezas en esa posici¨®n aumenta sustancialmente el riesgo de una lesi¨®n grave, ya que no s¨®lo no protege sino que adem¨¢s act¨²a como una especie de palanca que incrementa la tracci¨®n. Mejor no llevarlo que llevarlo de forma inadecuada. Mario no recuerda que nadie le avisara nunca de este peligro, que le explicara que lo correcto es que el reposacabezas llegue a la protuberancia occipital externa, el reborde que sentimos si nos tocamos la parte trasera de la cabeza. Ser¨ªa dif¨ªcil que lo hiciera, porque la informaci¨®n sobre estos temas es pr¨¢cticamente inexistente.
Cuando desde las unidades de lesionados medulares analizamos esa sangrante carencia de informaci¨®n nos cuesta atribuirle una causa. Quiz¨¢ las m¨¢s de 500 personas que sufren estas lesiones al a?o en nuestro pa¨ªs no justifican, en opini¨®n de alg¨²n responsable, el gasto de unas campa?as de difusi¨®n.
Sangrante carencia
Aunque esas m¨¢s de 500 personas apenas 30 quedar¨¢n sin lesiones y el resto se ve abocado a un futuro con una grav¨ªsima merma en sus posibilidades y calidad de vida. Calidad de vida es la palabra, clave para los rehabilitadores.
Pero tambi¨¦n aqu¨ª tropezamos con hechos inexplicables. Las sillas de ruedas que fabricamos en Espa?a tienen, como las naranjas, dos calidades distintas: una superior, para la exportaci¨®n, m¨¢s ligera, segura y resistente, y otra inferior, para el consumo interno. Y huelga decir la importancia de la silla de ruedas para alguien que va a pasar muchos a?os sobre ruedas.
Para qu¨¦ contar de las sillas el¨¦ctricas, aqu¨ª rara avis, y que en el norte de Europa son frecuentes incluso para ancianos con problemas de movilidad. La causa est¨¢ sin duda en el nivel de ayudas que les permiten su adquisici¨®n y un nivel tambi¨¦n superior de cultura urban¨ªstica que ha eliminado gran parte de las barreras arquitect¨®nicas.
Cuando llegan nuestros enfermos a rehabilitaci¨®n, la queja es un¨¢nime: desplazarse en silla de ruedas es una tarea heroica. Pocos ayuntamientos han pensado, en algo tan elemental como situar una rampa en los pasos de peatones.
El lesionado medular se convierte as¨ª en tina especie de prisionero que necesita una mano con m¨¢s frecuencia de lo que le gustar¨ªa. Aunque tambi¨¦n es cierto el t¨®pico: los latinos tenemos menos recursos estatales, pero en cambio estamos m¨¢s arropados por el c¨ªrculo familiar. El avance, en cualquier caso, para los lesionados medulares ha sido espectacular. Hace 50 a?os; mor¨ªan en un alt¨ªsimo porcentaje. S¨®lo a partir de la labor en el Reino Unido de sir Ludwig Gutuman con los paracaidistas de la Segunda Guerra Mundial el horizonte empez¨® a abrirse.
Gutuman dise?¨® un tratamiento integral de la lesi¨®n, las infecciones urinarias, las ¨²lceras y las rigideces articulares, sentando las bases de nuestra especialidad. Y desde su trabajo se ha seguido mejorando mucho, incorporando aspectos cruciales, como la asistencia psicol¨®gica al lesionado y a su familia. Pero la batalla hoy en Espa?a no es s¨®lo m¨¦dica, sino tambi¨¦n de informaci¨®n. Hay que hablar de los elementos de seguridad en los veh¨ªculos (circular siempre con el cintur¨®n puesto, incluso en ciudad; llevar a la altura adecuada el reposacabezas).
Delincuentes
Hay que sensibilizarse al m¨¢ximo y modificar ciertas pautas de conducta en el tr¨¢fico: quien conduce bebido es un delincuente, y no un t¨ªo simp¨¢tico; quien derrapa en las curvas o adelanta de forma temeraria no es un valiente, sino un suicida que juega con su vida. y con la de los dem¨¢s.
Hay que lograr, en fin, que la seguridad llegue a las piscinas, a las playas y a los lugares de ocio. S¨®lo as¨ª evitaremos que se repita este verano negro de 1989. Y quiz¨¢ el a?o que viene, en la unidad de lesionados medulares del Juan Canalejo y de otros hospitales, podremos ver muchas camas felizmente vac¨ªas.
es jefe de la unidad de lesionados medulares del hospital Juan Canalejo de La Coru?a.
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