Hassan II visita Espa?a en el apogeo de la relaci¨®n bilateral
La tantas veces rumoreada e incluso anunciada visita oficial del rey Hassan II a Espa?a se inicia por fin ma?ana cuando las tradicionalmente tensas relaciones entre ambos pa¨ªses se han desdramatizado recientemente hasta el punto de ser pr¨¢cticamente amistosas. El 35? descendiente del profeta Mohamed tomar¨¢ tierra hoy, domingo, a las cuatro de la tarde en Sevilla y as¨ª dar¨¢ comienzo la parte privada de su estancia, que cuando se desplace el lunes a Madrid se convertir¨¢ en oficial.
La pompa de este esperado viaje ha quedado un poco mermada por el aparente cansancio del monarca alau¨ª, de 60 a?os de edad, que le ha incitado a acortar en m¨¢s de 24 horas la parte privada de su visita, renunciando, por ejemplo, a la espectacular llegada a C¨¢diz en su lujoso paquebote Marraquech. Por el mismo motivo, ninguno de los actos de su estancia en Madrid, ni la ofrenda floral en la plaza de la Lealtad ni la visita al Ayuntamiento, empezar¨¢n antes de las doce de la ma?ana.Estas circunstancias y la versatilidad de la Administraci¨®n marroqu¨ª han complicado la organizaci¨®n de un viaje que el ministro de Exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, califica, no obstante, de "hist¨®rico" por el hecho de que se celebre.
Al margen de su realce, la visita del Comendador de los Creyentes, otro t¨ªtulo del rey, tiene un triple contenido con la firma de tres declaraciones o acuerdos. Defendido con gran ah¨ªnco por Rabat, el primer texto que ser¨¢ aprobado actualizar¨¢ el compromiso adquirido por los reyes Juan Carlos y Hassan de examinar la construcci¨®n de un enlace fijo sobre el estrecho de Gibraltar, un proyecto con el que al monarca alau¨ª le gustar¨ªa pasar a la historia como el gobernante que uni¨® Europa con ?frica.
Intercambios comerciales
La parte espa?ola est¨¢, en cambio, m¨¢s interesada por la conclusi¨®n de un amplio acuerdo de cooperaci¨®n militar, que institucionalizar¨¢ unas relaciones ya de por s¨ª intensas en materia de defensa con las que Madrid pretende estrechar lazos para evitar cualquier sorpresa por parte de un ej¨¦rcito hasta ahora dedicado de lleno al conflicto del S¨¢hara. El otro acuerdo que interesa a Madrid concierne la protecci¨®n de las inversiones espa?olas.El tes¨®n espa?ol por sacar adelante este convenio pone de relieve hasta qu¨¦ punto las relaciones econ¨®micas bilaterales se est¨¢n incrementado. Las inversiones espa?olas en el reino alau¨ª ascendieron en 1988 a 1.442 millones de pesetas, el 9% del total de las extranjeras. Pero si este porcentaje es a¨²n relativamente modesto, el de los intercambios comerciales ha dejado de serlo. Con unas exportaciones que se elevaron a 61.000 millones, Espa?a se ha convertido en el segundo suministrador de Marruecos y en su tercer cliente, con 23.808 millones de compras.
Este espectacular desarrollo de las relaciones econ¨®micas tiene como tel¨®n de fondo la soluci¨®n y el aparcamiento de dos de los tradicionales motivos de fricci¨®n entre ambos vecinos. Desde que Hassan prometi¨®, a prop¨®sito de Ceuta y Melilla, "di¨¢logo, m¨¢s di¨¢logo y siempre m¨¢s di¨¢logo", el, Gobierno del reino no suscita pol¨¦micas. Madrid, por otra parte, ha transferido a la CE sus competencias pesqueras y, ante un interlocutor de el calibre, Rabat concluy¨® en 1938 un buen acuerdo que expirar¨¢ en 1992.
En v¨ªsperas de la llegada del 21? soberano de la dinast¨ªa alau¨ª, la diplomacia espa?ola ten¨ªa un sola queja, que era m¨¢s bien una autocr¨ªtica. "Sacamos escasos frutos a una cooperaci¨®n cultural que nos cuesta 1.100 millones de pesetas al a?o", recalcaba el director de ?frica, Jorge Dezcallar.
Los marroqu¨ªes tienen, por su parte, otro motivo de disgusto: el tratamiento que dan a su r¨¦gimen unos medios de corriunicaci¨®n espa?oles que consideran hostiles. "Acaso no les falte raz¨®n", comentaba un diplom¨¢tico espa?ol, "pero tampoco su Prensa nos trata con excesivo cari?o". Durante la visita real el s¨¦quito puede tener otro motivo de queja: los carteles y pintadas de los amigos del Polisario en las calles de Sevilla que califican al rey de "dictador y asesino".
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