El ¨¢rbol de Garnica
Mario Conde desplaza a los representantes de las familias del banco, encastillados en la cementera
Con la salida de Garnica de Valenciana ha culminado la defenestraci¨®n de esta vieja familia de banqueros de Banesto despu¨¦s de un calculado asedio de su presidente, Mario Conde. Dicen los conocedores de este joven banquero que su habilidad m¨¢s valiosa es el regate en corto, junto a unos probados nervios de acero. Cuanto menos espacio queda, m¨¢s recursos saca para driblar al contrario. As¨ª ha ocurrido en su imparable asalto a Valenciana de Cementos, la ¨²ltima fortaleza en la que se refugiaron los Garnica, cuya dinast¨ªa ha dirigido los destinos de Banesto en la ¨²ltima d¨¦cada.
Conde ha aguantado los envites en Valenciana como fajador venido de abajo, y despu¨¦s, en el justo momento, ha jugado sus cartas. Ha dividido al tradicional pacto Serratosa-Garnica y ha matado dos p¨¢jaros de un tiro. Por un lado ha borrado el poder de los Garnica y ha colocado a un hombre de confianza, Salvador Salort, en los c¨ªrculos de poder de Valenciana, pactando con la familia Serratosa.Salort, hombre ligado a Mario Conde desde los tiempos de Antibi¨®ticos, es consejero delegado de Cementos del Mar, Cementos del Atl¨¢ntico y Samson. Adem¨¢s de ser consejero en Valenciana, es la persona encargada, con la supervisi¨®n directa de Arturo Roman¨ª -consejero ejecutivo del ¨¢rea industrial de Banesto-, de desenmara?ar las participaciones cruzadas del grupo de filiales de Valenciana, que es calificado por el propio banco como "kafkiano" y que ten¨ªa como finalidad que el banco tuviera menos control sobre ellas.
Durante el ¨²ltimo a?o las vicisitudes por las que ha pasado el banco han marcado una nueva etapa en la que las familias tradicionales han quedado pr¨¢cticamente fuera de los puestos de control.
La pasada semana el consejo de administraci¨®n de Valenciana de Cementos Portland, una de las perlas del grupo industrial del banco, aprobaba la dimisi¨®n como presidente de Pablo Garnica Mansi, quien hab¨ªa llegado a ese puesto hace siete a?os tras la muerte de Jos¨¦ Serratosa Nadal. A lo largo de todo este tiempo el grupo cementero ha ganado en ventas y en solvencia.
El pasado consejo de administraci¨®n represent¨® el principio del fin del poder de la familia, con la que durante el ¨²ltimo a?o Mario Conde ha tenido diferentes momentos de tirantez y que lleg¨® a su punto ¨¢lgido el pasado mes de abril.
Durante ese mes Valenciana de Cementos estuvo a punto de segregarse del grupo industrial del banco con el apoyo de los otros grupos presentes en el capital que pr¨¢cticamente ten¨ªan suscrito un acuerdo, seg¨²n una fuente de Banesto. Fue un momento en el que Mario Conde estuvo a punto de perder la batalla que finalmente ha recompuesto a su favor.
Problema fraguado
Fue en junio de 1988 cuando Mario Conde, en plena fiebre de fusi¨®n con el Banco Central, decidi¨® incorporarse al consejo de de Valenciana de Cementos, en la que banco ten¨ªa una presencia accionarial cercana al 27%, junto a Pedro Masaveu y Pablo Garnica Guti¨¦rrez. En ese momento, como representantes de Banesto se encuentra Pablo Garnica Mansi como presidente de la cementera, y Jos¨¦ Antonio Carranza como consejero.La actuaci¨®n en los ¨²ltimos meses de la familia Serratosa ha sido determinante para entender el fin de una etapa y el principio de otra que ha vivido Valenciana. Durante la pasada primavera los Serratosa y los Garnica, junto con la cementera noruega Aker, que pose el 11% de la compa?¨ªa, firmaron un pacto que condicionaba seriamente el futuro de la compa?¨ªa y que ten¨ªa una gran importancia para el consejero delegado de la empresa, Emilio Serratosa. El pacto consist¨ªa, seg¨²n Serratosa, en que la empresa inglesa Castle Ciments y Valenciana hac¨ªan un canje de acciones de entorno al 10%, abordaban proyectos de joint ventures y la segunda empresa cementera inglesa se compromet¨ªa a comprar cemento a Valenciana para sus mercados en Inglaterra. Castle Ciments tiene una capacidad de producci¨®n tres veces mayor que Valenciana. Seg¨²n el consejero delegado, "era comercialmente muy atractivo para nosotros".
Cuando Mario Conde conoce ese acuerdo se opone frontalmente a ¨¦l por entender que se ha hecho a sus espaldas y que pretende segregar la empresa cementera del grupo industrial de Banesto. Emilio Serratosa, hermano de Jos¨¦ Serratosa, entonces vicepresidente de la empresa, se?ala que Conde cre¨ªa que "lo hab¨ªamos hecho contra ¨¦l, cuando no era as¨ª, sino que era un acuerdo hecho con la autorizaci¨®n de los socios y que ten¨ªa grandes ventajas para la empresa".
Armas legales
Conde estudi¨® la estrategia para deshacer ese acuerdo que lo dejaba en mal lugar, por sentirse marginado. Decidi¨® entonces que el mejor camino consist¨ªa en convencer a Jos¨¦ Serratosa, con quien manten¨ªa buenas relaciones (lo hab¨ªa nombrado consejero de Banesto el a?o anterior), para que frustrase el acuerdo con los ingleses. Jos¨¦ Serratosa se encontr¨® entre la presi¨®n de su familia y los Garnica, por un lado, y la de Mario Conde, por otro. Se produjo un tira y afloja, y el presidente de Banesto inici¨® acciones legales.Para Emilio Serratosa estos m¨¦todos son algo nuevo en la empresa. "Son maneras que nunca nos han gustado", asegura. Seg¨²n el consejero delegado, el enfrentamiento en el seno del consejo no es el camino mejor para el futuro".
Poco a poco comenz¨® a prosperar la idea de Conde, que Jos¨¦ Serratosa se encargar¨¢ de deshacer el acuerdo con la cementera inglesa. "Ten¨ªamos dos opciones", a?ade, "o seguir con la operaci¨®n y mantener un consejo dividido, con el riesgo de que se reflejara en la cuenta de resultados, o ceder a sus presiones y mantener un consejo sin grietas". Entonces se opt¨® por la segunda v¨ªa a petici¨®n de Jos¨¦ Serratosa, quien puso el punto final a la presidencia de Garnica Mansi en la compa?¨ªa cementera.
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