El peque?o gran dictador
La peque?a figura de Ferdinand Marcos estuvo siempre engrandecida por la sombra robusta de su mujer, Imelda, cuya ambici¨®n fue a¨²n m¨¢s ciega que la del derrocado y ayer fallecido dictador. Marcos fue un hombre corrupto desde su juventud, parte de la cual pas¨® en la c¨¢rcel por haber asesinado a un rival pol¨ªtico. Pero hasta que perdi¨® el norte, ya en su vejez, supo muy bien como sacar provecho de las situaciones m¨¢s adversas. As¨ª estudi¨® derecho en la prisi¨®n y ejerci¨® su propia defensa, que le liber¨® de las rejas, detr¨¢s de las que ya nunca volver¨ªa a estar. Cuando ¨¦stas se cern¨ªan nuevamente amenazantes, instigadas por un tribunal de Nueva York que investigaba los cargos de estafa y fraude al Tesoro filipino, un fallo cardiaco ocurrido en diciembre de 1988, evit¨® que compareciera ante la justicia.
Nacido el 11 de diciembre de 1917 en Sarrat (llocos), al norte de la isla de Luz¨®n, el servicio de espionaje de Estados Unidos sab¨ªa que el gran amigo filipino hab¨ªa sido un traidor durante la II Guerra Mundial, durante la cual no dud¨® en vender informaci¨®n al enemigo y saquear los intereses nacionales. Esta actividad la aprendi¨® entonces tan bi¨¦n que hasta que se vi¨® obligado a abandonar Filipinas, en la noche del 25 febrero de 1986, Ferdinad Marcos, se dedic¨® a ella con ah¨ªnco.
La carrera pol¨ªtica de qui¨¦n gobern¨® Filipinas de forma desp¨®tica durante 17 a?os comenz¨® en 1949, con la entrada de Marcos en el Parlamento. Le costar¨ªa 16 a?os ascender la ansiada cumbre de la presidencia de este pa¨ªs de m¨¢s de 7.000 islas. Cuando Marcos se adentr¨® en la pol¨ªtica, Filipinas era una de las naciones m¨¢s pr¨®speras del Lejano Oriente; cuando se exili¨® en el archipi¨¦lago de Hawai, el hambre y la miseria fustigaban a una gran parte de los 60 millones de filipinos y Manila albergaba a una mafia que gozaba sangrando al pa¨ªs desde sus lujosas residencias del exclusivo barrio de Makati.
La bella Imelda
Casado en 1954 con la bella Imelda, Marcos encontr¨® la compa?era perfecta de su ruta hacia el nepotismo. Mientras ¨¦l amasaba una fortura valorada entre los 5.000 y los 10.000 millones de d¨®lares ingresando en sus cuentas los cr¨¦ditos del Banco Mundial para el desarrollo de Filipinas o las indemnizaciones japonesas de la guerra; controlando el mercado negro de cambio o especulando con las haciendas, ella coleccionaba 1.000 pares de zapatos para "alentar" la producci¨®n.La mano de Imelda se hizo notar sobremanera a partir de la proclamaci¨®n de la ley marcial, en 1972. Qui¨¦n hab¨ªa ganado dos mandatos presidenciales de forma multitudinaria, ante la imposibilidad constitucional de ganar un tercero, opt¨® por disolver el Parlamento, poner a sus sicarios al frente del pa¨ªs y celebrar un refer¨¦ndum por el que una poblaci¨®n analfabeta aprobaba una Carta Magna salida de la voluntad de su dictador. Sus haza?as pol¨ªticas continuaron hasta que la crisis econ¨®mica en que sumi¨® al pa¨ªs despert¨® a los desheredados. Para entonces, Marcos ya habr¨ªa perdido definitivamente el norte, como demostr¨® el asesinato del senador Benigno Aquino, ocurrido el 21 de agosto de 1983, cuando el l¨ªder opositor abandon¨® su exilio en EE UU y viaj¨® a Manila.
La sangre de Aquino, que todav¨ªa ten¨ªa un pie en la escalerilla del avi¨®n cuando fue abatido, fue la gota que desbord¨® la penuria filipina, con ella se firm¨® la muerte pol¨ªtica de Marcos y el nacimiento de la era de Coraz¨®n Aquino, viuda del asesinado senador.
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