Serbios y montenegrinos llaman a las armas contra las leyes eslovenas de secesi¨®n
Protestas escritas, condenas pronunciadas en miles de reuniones pol¨ªticas, manifestaciones callejeras, llamamiento al uso de las armas y consignas tales como encarcelen a Kucan y Smole (l¨ªderes eslovenos) fueron las respuestas serbia y montenegrina a la aprobaci¨®n de las enmiendas constitucionales eslovenas, adoptadas el mi¨¦rcoles pasado con gran j¨²bilo, en la rep¨²blica occidental yugoslava.
"Con la aprobaci¨®n de las enmiendas establecimos la soberan¨ªa eslovena", titulaba el diario esloveno Delo. "Grandes traidores que se vendieron por un pu?ado de d¨®lares", gritaba un orador en Novi Sad (capital del territorio aut¨®nomo serbio de Voivodina), donde se congregaron miles de personas para demostrar su disconformidad con la decisi¨®n de Eslovenia de votar a favor de su derecho a la secesi¨®n. "Si Dios lo permite, llegaremos con Slobodan hasta L1ubliana", exclamaban unos 50.000 manifestantes montegreninos, en Titograf. Las fotos del l¨ªder serbio Slobodan Milosevic -el gran enemigo de Eslovenia- volvieron a aparecer en las plazas.El escenario de las protestas es id¨¦ntico al del a?o pasado, cuando los serbios exig¨ªan una nueva Constituci¨®n para su rep¨²blica y un mayor control sobre la provincia de Kosovo. En aquella lucha nacionalista perdieron perdieron la vida 22 personas.
Los eslovenos no se cansan de argumentar que el derecho a la secesi¨®n no significa que ¨¦ste ser¨¢ consumado. "Yugoslavia es nuestra ¨²nica patria", dicen, pero para el resto de los yugoslavos, los eslovenos han cambiado ya las fronteras del pa¨ªs.
Los dirigentes regionales yugoslavos, eslovenos y serbios, en particular, no parecen capaces de entender que un nacionalismo genera el otro. El miedo a la hegemon¨ªa serbia uni¨® a los eslovenos y los llev¨® a estrechar sus filas para defender su peque?a naci¨®n de dos millones de habitantes, en contra de las eventuales imposiciones pol¨ªticas provenientes del exterior. A su vez, la condena eslovena a los m¨¦todos pol¨ªticos de Milosevic uni¨® a los serbios, independientemente de su convicci¨®n pol¨ªtica, en la defensa de su etnia, historia, cultura y religi¨®n.
Constitucionalidad
El presidente yugoslavo, Janez Draovsek, expres¨® su confianza en la madurez de los yugoslavos de sostener el di¨¢logo, pero s¨®lo un d¨ªa m¨¢s tarde fue objeto de cr¨ªticas porque acort¨® su visita en Nueva York, donde "defend¨ªa los intereses yugoslavos" y lleg¨® a Llubliana para prestar apoyo a sus compatriotas eslovenos. A la sombra de las emociones nacionalistas que imposibilitan el razonamiento y el di¨¢logo, el Parlamento federal inici¨® ayer el procedimiento legal para constatar la constitucionalidad de las enmiendas eslovenas. La Corte de las garant¨ªas constitucionales establecer¨¢ si las enmiendas est¨¢ en conformidad con la Constituci¨®n federal, pero su sentencia no tiene car¨¢cter obligatorio. Queda s¨®lo la posibilidad el arreglo pol¨ªtico, que en estos momentos parece imposible.
Por otra parte, al haber apoyado la aprobaci¨®n de las enmiendas eslovenas, no obstante la resoluci¨®n del comit¨¦ central de la liga de los comunistas, los comunistas eslovenos no s¨®lo desobedecieron el ¨®rgano m¨¢ximo del partido sino que formalizaron la escisi¨®n cuatro meses antes del congreso.
Eslovenia ha dado el motivo para que las emociones nacionalistas estremecieran otra vez el pa¨ªs balc¨¢nico y relegaran a segundo plano los verdaderos problemas: una econom¨ªa colapsada, empobrecimiento acelerado de la poblaci¨®n, inflaci¨®n superior a un 1.000%, la b¨²squeda de la democratizaci¨®n del sistema.
El primer ministro, Ante Markovic, presenta hoy, ante la asamblea federal, el programa econ¨®mico ampliado, con nuevas medidas destinadas a bajar la inflaci¨®n, liberalizar el mercado y estimular la producci¨®n. El destino de su programa y de la reforma econ¨®mica en general no depende de su eficiencia, sino de la disponibilidad de los pol¨ªticos yugoslavos a cooperar por su realizaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.