La estocada de Campuzano

La estocada es la suerte m¨¢s dif¨ªcil del toreo. Bien ejecutada, la m¨¢s arriesgada de todas, pues es la ¨²nica en la que el diestro, durante unos segundos, le pierde la cara al toro. Siempre se ha dicho, metaf¨®ricamente, que mataba la mano izquierda, es decir, la muleta. Es una suerte hoy, desgraciadamente, devaluada. ?Cu¨¢ntas veces vemos conceder trofeos tras haber rematado una faena con un bajonazo! Urge rehabilitarla suerte de matar.Lo m¨¢s meritorio de la actuaci¨®n de Jos¨¦ Antonio Campuzano fueron sendas estocadas que recet¨® a sus dos toros. Ambas fueron de perfecta ejecuci¨®n y colocaci¨®n, en la segunda se dej¨® ver m¨¢s, fue m¨¢s lenta, y por tanto, m¨¢s emocionante.

A su primero, el mejor toro del encierro, aunque justo de fuerzas, lo tore¨® sobre la mano derecha con temple y pulcritud, salvo alg¨²n excepcional enganch¨®n. Sin embargo, le falt¨® cruzarse m¨¢s y embraguetarse. De mayor hondura fue la ¨²nica tanda de naturales que le di¨®. ?Por qu¨¦ s¨®lo una? Su segundo ten¨ªa genio y era poco franco, especialmente por el lado izquierdo. Lo tore¨® sobre ambas manos sin limpieza, aunque quiz¨¢s por el lado derecho la ausencia de temple tuviera menos justificaci¨®n.

Cogida de Manili

Manili se la jug¨® en su primero, un toro prob¨®n y con enojoso calamocheo. El valor y la t¨¦cnica se impusieron. 'Obviamente no pod¨ªa, adem¨¢s, haber est¨¦tica. Todos los espectadores presagi¨¢bamos la cogida, y esta lleg¨® al torear al natural, prendi¨¦ndole por la pierna izquierda, y suspendi¨¦ndole unos segundos interminables. Remat¨® la faena, mat¨® al toro y se retir¨® a la enfermer¨ªa. All¨ª fue curado de una herida en el tercio medio, cara posterior del muslo izquierdo, de pron¨®stico leve, salvo complicaciones, pero que a juicio del doctor Vila, le imped¨ªa continuar la lidia.Curro V¨¢zquez no consigue demostrar a los sevillanos las calidades toreras que atesora. El toreo de Curro V¨¢zquez no se adecua a llevar la muleta a media altura, como requer¨ªa su inv¨¢lido primero. Su actuaci¨®n en ese toro puede estar excusada.

No lo est¨¢, sin embargo, en su segundo, pues aunque no fue un toro boyante, ten¨ªa una docena de pases, que el de Linares no acert¨® a enjaretarle. En el sexto, que mat¨® en sustituci¨®n de Manili, tampoco acert¨® a centrarse con ¨¦l, un toro cornal¨®n que se quedaba algo corto y ten¨ªa genio. Lo peor es que la Maestranza silenci¨® su labor en los tres toros.