De la cama al b¨®lido
Trece pilotos luchan a las ocho de la ma?ana para meterse en los entrenamientos oficiales
Se levantan a las cinco o las seis de la ma?ana, acuden al circuito mientras el resto de los pilotos prolongan su sue?o hasta media ma?ana, se meten en el b¨®lido a las ocho y, durante una hora, luchan desesperadamente para conseguir una de las cuatro plazas que dan derecho a participar en la primera tanda de entrenamientos oficiales de cualquier gran premio. Se meten en su monoplaza sin saber c¨®mo es el circuito porque no tienen derecho a realizar ensayos libres. Llegan al circuito, se montan en el coche e intentan ser los m¨¢s r¨¢pidos entre 13 pilotos, j¨®venes y viejos, novatos y expertos. Los cuatro afortunados participar¨¢n, junto a los 26 privilegiados de cada carrera, en los entrenamientos oficiales de los que saldr¨¢ la parrilla de 26 monoplazas.
ENVIADO ESPECIALEl cambio de los tecnol¨®gicamente avanzad¨ªsimos motores turbo por los actuales atmosf¨¦ricos vari¨® el panorama de la F1. Lleg¨® la hora de los modestos y 21 equipos inscribieron a 40 pilotos en el Mundial 89. Ni los circuitos ni las parrillas son de goma. Era imposible correr con m¨¢s de 40 coches en la pista. Los grandes equipos y las estrellas promovieron la criba.Trece pilotos se citan cada viernes a las ocho de la ma?ana para disputarse cuatro puestos en los entrenamientos del mediod¨ªa. Los hay de todas las edades, con todo tipo de trayectorias. Con las gradas vac¨ªas, el asfalto todav¨ªa fr¨ªo de la noche y sus mec¨¢nicos apoyados en los muros de los boxes al no tener derecho a taller, los an¨®nimos pilotos -alguno de ellos como el italiano Michele Alboreto, vencedor de cinco grandes premios- se enfundan su casco y se disponen a dar 10 vueltas suicidas.
Todo un reto
A nadie le gusta el sistema, pero todos aceptan el reto. Nadie ha sabido encontrar, hasta la fecha, una f¨®rmula m¨¢s adecuada de descartar a los nueve pilotos que sobran en cada gran premio. Los que no se clasifican saben que no saldr¨¢n en televisi¨®n y ni siquiera en la Prensa. Hay 30 mejores que ellos y ?qui¨¦n se acuerda del perdedor? Algunos poseen contratos millonarios y, como el sueco Stefan Johansson, llegaron a correr en el mismo equipo que el franc¨¦s Alain Prost. De nada les sirve el nombre. Otros, m¨¢s j¨®venes, m¨¢s agresivos, m¨¢s afortunados, ocuparon al mediod¨ªa su puesto. Ayer, sin ir m¨¢s lejos, Johansson fue sexto en las precalificaciones y Alboreto, octavo. Si hubiesen querido se habr¨ªan podido ir a casa. Pero se quedaron. Les pagan tambi¨¦n por quedarse. Lo indican sus contratos.Los afortunados ayer fueron dos j¨®venes -Larini (Osella, 25 a?os) y Lel¨ªto (Onyx, 23)- y dos veteranos, Ghirizani (Osella, 37) y Alliot (Lola, 35). Los hay que llegan a las precalificaciones con hambre de pisar fuerte el acelerador, como el finland¨¦s Jirky Jarvilel¨ªto, conocido por todos como Lel¨ªto, de 23 a?os, y protegido de Keke Rosberg. Lel¨ªto se meti¨® ayer por vez primera en su vida en unos entrenamientos oficiales y eso en su segundo gran premio, pues debut¨®, el pasado domingo en Estoril (Portugal).Lehto, l¨®gicamente, no piensa como el veterano Ghinzani, que reconoci¨® ayer a EL PA?S que las precalificaciones "son inhumanas, injustas".
El franc¨¦s Pierre-Henri Raphanel (Rial) reconoc¨ªa ayer: "Hay que arriesgarse much¨ªsimo m¨¢s que en los ensayos oficiales; llegas a hacer cosas que jam¨¢s har¨ªas en los entrenamientos normales. Pero las cosas est¨¢n as¨ª y son muy dif¨ªciles de cambiar". Rapl¨ªanel es de los que odian levantarse entre las cinco y las seis de la ma?ana: "No llego al circuito hasta minutos antes de empezar la precalificaci¨®n, de lo contrario me volver¨ªa loco".
El italiano Alex Caffi (Dallara) est¨¢ convencido de que "es m¨¢s f¨¢cil obtener una buena plaza en carrera que en las duras precalificaciones". Larini cree: "Se trata, simplemente, de una. loter¨ªa, de un casino, de una ruleta, todo lo que usted quiera menos una carrera. Me resulta incomprensible c¨®mo no se ha matado nadie desde que existen las precalificaciones". Los hay como Johansson, que ha participado en 78 grandes premios, que considera que esto es bastante menos duro para los chicos que empiezan, como mi compa?ero de equipo Lel¨ªto, que para un tipo como yo, que ha corrido en McLaren y Ferrari". El sueco acaba de vivir una experiencia poco menos que in¨¦dita: el domingo se subi¨® al podio en Estoril (tercero) y ayer fue eliminado en las precalif¨ªcaciones.
En solitario
Cuando corre esta gente no hay nadie en la sala de prensa, no funcionan los monitores ni las c¨¢maras de televisi¨®n. Se dir¨ªa que buena parte de la Prensa tambi¨¦n duerme. Corren solos contra el reloj. Si los eliminan, se pasan el fin de semana paseando por el paddock.Alboreto, ex piloto de Ferrari, ganador de cinco de los 131 grandes premios que ha corrido, considera: "Debemos aceptar las reglas del juego cuando son buenas y cuando son malas, cuando nos favorecen y cuando nos perjudican. La F-1 es un mundo muy serio y debe existir una selecci¨®n, nos guste o no". Alboreto no comparte la tesis de Johansson: "La tensi¨®n, la lucha, es id¨¦ntica para un novel que para un veterano, por una sencilla raz¨®n: en la f¨®rmula 1 no hay descanso, nadie puede relajarse, siempre corres presionado".
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