Los banqueros no quieren ceder
M¨¦xico es un buen ejemplo. La reducci¨®n del 35% en el nominal de su deuda, manteniendo los intereses vigentes, se avalar¨ªa depositando M¨¦xico, en una cuenta corriente neutral, unos fondos de reserva equivalentes al importe de 18 meses de intereses, con dinero aportado por el FMI, el Banco Mundial y Jap¨®n. Si hubiera atrasos en los pagos, la banca no tendr¨ªa m¨¢s que acudir a esa cuenta y tomar el dinero.Hace tres semanas, el comit¨¦ negociador, presidido por John Reed, del Citicorp, distribuy¨® entre el medio millar de bancos acreedores unos impresos con las condiciones del acuerdo, y un cuestionario para que eligieran la opci¨®n que les pareciera m¨¢s interesante. De los pocos que han respondido por ahora, hay unanimidad casi total en optar por la reducci¨®n de intereses. Alguno acceder¨ªa a prestar nuevo dinero. Pero nadie quiere o¨ªr hablar de recortar en un 35% el nominal de los pr¨¦stamos. El hecho grave radica en que muchos todav¨ªa no han respondido. Y no son pocos los que han manifestado p¨²blicamente que no piensan responder.
Es decir, que el gran ¨¦xito del Plan Brady, la negociaci¨®n, acometida con un pa¨ªs que no s¨®lo ha sufrido un dur¨ªsimo ajuste, sino que exporta petr¨®leo, tiene recursos naturales y humanos y, sobre todo, tiene una frontera de miles de millas con los Estados Unidos, tiene un futuro incierto. Y si eso sucede con M¨¦xico, habr¨ªa que preguntarse qu¨¦ posibilidades tienen pa¨ªses cuya econom¨ªa es menos saludable.
Ni siquiera una arenga del mism¨ªsimo presidente de los Estados Unidos, George Bush, a un selecto grupo internacional de banqueros convocados a la Casa Blanca tras el fracaso de Brady, ha excitado el inter¨¦s bancario por arrimar el hombro en la resoluci¨®n de uno de los grandes problemas que arrastra la econom¨ªa mundial.
Algunos analistas han reparado el reanimamiento del mercado secundario de la deuda, en el que se negocian porciones de pr¨¦stamos morosos. La deuda latinoamericana se cotiza con formidables descuentos pero la especulaci¨®n sobre estos t¨ªtulos permite a la banca exprimir un poquito m¨¢s el dinero que prest¨® hace a?os y no recuper¨®, buena parte del cual, el de los dirigentes corruptos y el de los capitales fugados, siga alojado en sus arcas.
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