El Gobierno checo impide al escritor Vaclav Havel recoger en Francfort el Premio de la Paz
Maximilian Schell ley¨® el discurso del autor galardonado por los editores alemanes
La Asociaci¨®n de Editores y Libreros de la Rep¨²blica Federal de Alemania hizo ayer entrega de su Premio anual de la Paz, en la Feria del Libro de Francfort, al escritor disidente checo Vaclav Havel, por su labor en defensa de los derechos humanos en su pa¨ªs. El ensayista y dramaturgo, al que las autoridades checas no permitieron abandonar el pa¨ªs para recibir el galard¨®n, pertenece al grupo de intelectuales activistas de la primavera de Praga en 1968 y fue uno de los gestores de la carta de los 77.
ENVIADA ESPECIALLas palabras son para Havel, quien ha sido encarcelado por la divulgaci¨®n de sus ideas varias veces y cuya obra est¨¢ prohibida en Checoslovaquia, recipientes que se llenan y vac¨ªan de sentido. Tras 40 a?os de silencio recibir este Premio de la Paz le permiti¨® hacer una reflexi¨®n sobre los vaivenes del significado y el sentido de las palabras.Las palabras que ¨¦l escribi¨® para esta ocasi¨®n, y que no pueden ser divulgadas en su propio pa¨ªs, fueron le¨ªdas por el actor Maximilian Schell. El t¨ªtulo del escrito est¨¢ lleno de simbolog¨ªa: La palabra... una flecha. Las palabras de Havel en boca del actor resonaron en el recinto de la Pauls Kirche de Francfort, transportadas por una voz que no era la suya y en un idioma ajeno.
"La palabra es un fen¨®meno lleno de secretos, de interpretaciones y de traiciones. Puede ser un rayo que ilumina la penumbra durante un instante y puede ser una flecha portadora de la muerte", escribe Havel.
"No quiero hablar s¨®lo del peso de la palabra como el que puede tener la expresi¨®n libre en un r¨¦gimen totalitario. No s¨®lo quiero ilustrar este escrito con ejemplos de aquellos pa¨ªses en los que una sola palabra puede tener m¨¢s peso que un tren lleno de dinamita".
"S¨ª, el poder de la palabra no es unidireccional ni transparente. No es s¨®lo el poder libertador de las palabras de Walesa, ni las advertencias en las palabras de Sajarov, ni el poder del libro de Rushdie. Junto a la palabra de Rushdie est¨¢ la de Jomeini. Junto a la palabra alcanzada por la paz y la verdad, est¨¢ la palabra hipnotizada, fanatizada, peligrosa y mort¨ªfera. La palabra... una flecha".
"Ninguna palabra se sostiene s¨®lo en su descripci¨®n etimol¨®gica. Cada palabra contiene a la persona que la dice, a sus circunstancias. Una misma palabra puede suscitar esperanzas y enviarnos despu¨¦s un rayo destructor. Nosotros, en mi pa¨ªs, hemos vivido un largo proceso en el que la palabra paz se ha vaciado de su contenido. Mi intenci¨®n ha sido siempre mostrar en mi pa¨ªs cu¨¢l ha sido el destino de esa palabra". Previamente, el escritor franc¨¦s Andr¨¦ Glucksman hab¨ªa le¨ªdo su loa a Havel, requerida en las formas de esta ceremonia.
Glucksman hizo alusi¨®n a los ciudadanos de los pa¨ªses del Este que han dejado en los ¨²ltimos meses todo para huir a Occidente. "?Quieren saber por qu¨¦ se han ido? ?Quieren saber qu¨¦ gu¨ªa los pasos de esos fugitivos? Lean a Havel. ?l lo dice muy claro: 'Yo no quiero morir idiota', ha dicho ¨¦l. No le pregunten a un refugiado ad¨®nde va, preg¨²ntenle de d¨®nde viene", apunta Glucksman.
"No se trata de un debate acad¨¦mico de ideas, no hace falta oponer a las ideas simples del marxismo un catecismo anticomunista no menos sumario y simple; detr¨¢s de los dogmas fosilizados y las teor¨ªas anacr¨®nicas, hay un modo de vida, una manera de existir, todo un mundo que el movimiento transcontinental de 1989 ha herido de muerte".
"?Qu¨¦ es el comunista para Havel? Respuesta: La amenaza de muerte al tiempo, la planificaci¨®n de los tiempos muertos. Salir del comunismo es entrar en la historia y no saltar de un sistema a otro. Observemos que el a?o 1989 gira alrededor de tres intelectuales blasf¨¦mos. Solyenitsin, al fin publicado en la URSS; Salman Rushdie, condenado a muerte por Jomeini; y Vaclav Havel, perseguido en su pa¨ªs, aclamado por los manifestantes en Praga, y coronado por vosotros. Contra ellos, todos los integristas laicos y religiosos. Un homenaje del vicio fan¨¢tico a la virtud; la literatura se hace m¨¢s verdadera que la pol¨ªtica".
Babelia
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