Limpieza de corrales

, Con la ¨²ltima corrida de feria lleg¨® la limpieza exhausitiva de corrales. No es que limpiaran s¨®lo los de esta plaza, pues a tenor de lo visto, tuvieron que limpiar tambi¨¦n los corrales de otros cosos, puesto que las pezu?as que luc¨ªa el feo ejemplar de Felipe Bartolom¨¦ debieron de pisar yerba fresca por ¨²ltima vez el d¨ªa del destete.Hasta tres hierros reuni¨® la empresa para cerrar feria y toros hubo que por su lamentable aspecto no hubieran colado en plazas de segunda. Zaragoza es otra cosa, como se est¨¢ viendo, pues aqu¨ª ¨²ltimamente vale todo. El p¨²blico, bullanguero asiste a la plaza y toda su preocupaci¨®n estriba en pedir orejas. Ayer le toc¨® la t¨®mbola a Rafael de la Vi?a, quien por trofeos cortados ha superado en la feria a Roberto Dom¨ªnguez y Ortega Cano. Una diferencia es notoria, pues De la Vi?a no llega a la categor¨ªa de los anteriores por el momento.Cierto es que De la Vi?a no enga?a a nadie con su toreo: bullicioso, simp¨¢tico y hasta en ocasiones templado. La faena hecha al sexto tuvo temple y ligaz¨®n en naturales y derechazos. Hubo pases est¨¢ticos, de esos que en el sitio se dan y caldean a la masa. Tambi¨¦n los hubo de los del pasemis¨ª-pasemis¨¢. Para el aficionado aquel torito ¨²ltimo hubiera servido para algo m¨¢s.

El toreo de calidad lo hizo Juan Mora y tambi¨¦n la ejecuci¨®n de la suerte suprema m¨¢s penosa que se pueda conocer. De seguir as¨ª acabar¨¢ este gran torero eclipsado, pues bueno es torear como los ¨¢ngeles, tal y como ¨¦l lo hace, pero vital todav¨ªa es m¨¢s matarlos al primer volapi¨¦.

Con Fernando Lozano se pretende confeccionar un torero y cierto es que este joven est¨¢ muy poco tocado para la vena del arte de C¨²chares. Tiene voluntad y debe de escuchar todo cuanto le dicen, pero de ah¨ª a que plasme sensibilidad cuando se abre a la ver¨®nica o traza el derechazo hay un abismo. Ayer en pegapases estuvo toda la tarde y para colmo tambi¨¦n, como Mora, es un pinchauvas. Una diferencia tiene en contra con respecto a Mora, y es que dif¨ªcilmente se le ve con esa vena de sensibilidad que levante a alguien del asiento; puede levantar a alguien, por supuesto, pero no ser¨¢ para emocionarse con un toreo como el suyo carente de identidad.