El gesto de De Klerk

LA DECISI?N del presidente de Sur¨¢frica, Frederik De Klerk, de liberar a siete de los principales dirigentes del Congreso Nacional Africano (ANC) es el anuncio de los cambios que pueden hacer de Sur¨¢frica -en un plazo m¨¢s o menos largo- un pa¨ªs distinto. El hecho de que Walter Sisulu y otros l¨ªderes hist¨®ricos del ANC, que han pasado m¨¢s de 25 a?os en la c¨¢rcel, est¨¦n en libertad, ha sido saludado con grandes manifestaciones. Aunque sigue encerrado el preso pol¨ªtico m¨¢s famoso del mundo, Nelson Mandela, todo indica que la liberaci¨®n de sus compa?eros ha sido una medida previa para preparar la suya.Con esa decisi¨®n, De Klerk da un paso, siquiera parcial, hacia el cumplimiento de sus promesas electorales de realizar una reforma profunda para eliminar de manera gradual el apartheid. Pero ha tenido en cuenta, adem¨¢s, ciertas consideraciones de pol¨ªtica exterior para no demorar un primer gesto demostrativo de su voluntad de cambio. El 18 de octubre se reunir¨¢ en Kuala-Lumpur la cumbre de la Commonwealth, y en ese encuentro la se?ora Thatcher tendr¨¢ que hacer frente a las demandas de l¨ªderes de muchos pa¨ªses africanos que piden un reforzamiento de las sanciones contra Sur¨¢frica hasta que no se haya puesto fin a la discriminaci¨®n racial. La se?ora Thatcher, informada por De Klerk de la liberaci¨®n de los l¨ªderes negros antes incluso de que se hiciese p¨²blica, utilizar¨¢ ese hecho como principal argumento para pedir que se supriman las sanciones.

El camino hacia la liquidaci¨®n del apartheid no ha hecho m¨¢s que empezar, y ser¨ªa negativo levantar las sanciones antes de que haya concluido. El boicoteo internacional, a pesar de sus insuficiencias, ha tenido efectos positivos, econ¨®micos y pol¨ªticos. Ayud¨® a convencer a muchos electores blancos de que, sin liquidar la discriminaci¨®n racial, no podr¨¢n salir de un aislamiento cada vez m¨¢s da?ino. Y ahora, cuando De Klerk ha dado un primer paso -pero s¨®lo un primer paso-, ser¨ªa absurdo aflojar la presi¨®n internacional. Lo que necesita Sur¨¢frica para ser admitidaen el concierto de las naciones es un nuevo sistema pol¨ªtico que reconozca a los negros -la aplastante mayor¨ªa de la poblaci¨®n- sus derechos c¨ªvicos.

Hay tres medidas ineludibles para De Klerk si, como parece, pretende transformar el pa¨ªs de f¨®rma no traum¨¢tica: la libertad de Mandela, el fin del estado de excepci¨®n y la legalizaci¨®n del ANC. En el equipo de De Klerk hay discrepancias al respecto: unos desean negociar con el ANC, pero otros quieren evitarlo o al menos aplazarlo. Ello explicar¨ªa el que una afirmaci¨®n del embajador de Sur¨¢frica en Londres en favor de tal negociaci¨®n haya sido luego desmentida.

Una vez que la liberalizaci¨®n ha sido puesta en marcha, al Gobierno le conviene -para garantizar el m¨¢ximo de estabilidad- recorrer sin retrasos las etapas que deben conducir a la legalizaci¨®n del ANC como fuerza pol¨ªtica con capacidad para actuar de modo p¨²blico y responsable. Es la mejor forma de pasar de posibles enfrentamientos en las calles a un di¨¢logo pol¨ªtico serio; de evitar acciones irreflexivas de grandes masas, en las que hay mucho resentimiento acumulado y que viven ahora con la esperanza de alcanzar unos derechos tan anhelados.