La noche de John Huston
John Huston es el prototipo de intelectual americano que vivi¨® apasionadamente la historia de su pa¨ªs. Heredero directo de los grandes narradores de la generaci¨®n perdida, infatigable entusiasta y experimentador, su trabajo y el estilo de sus pel¨ªculas son siempre bazas seguras para una buena pol¨¦mica.La noche de la iguana re¨²ne todas las caracter¨ªsticas precisas para un buen coloquio en Butaca de patio. El rodaje fue seguido con enorme expectaci¨®n por la Prensa mexicana que lanzaba diatribas contra el comportamiento del equipo t¨¦cnico y los int¨¦rpretes acus¨¢ndolos de gansterismo y ninfoman¨ªa. En las relaciones personales de los int¨¦rpretes y acompa?antes exist¨ªan fuertes tensiones: quien era ex marido de una, era ahora el amante de la otra y viceversa.
La noche de la iguana se emite a las 22
15 por TM-3.
Preocupaba m¨¢s a Huston sus enfrentamientos con Tenesse Williams, autor de la obra en la que se basaba la pel¨ªcula, y que a su vez colaboraba en el gui¨®n. Impuso su criterio al incorporar la escena del reverendo Shanon caminando sobre los cristales del vaso roto, algo que no exist¨ªa en la obra original. Pero las tensiones de dos universos creativos tan dispares como Williams y Huston llegaron hasta el enfrentamiento.
La picaresca del genial director acab¨® inyectando una dosis de humor permanente y transform¨® en simpat¨ªa la sordidez morbosa y masoquista de estos personajes parias que Wilhams hab¨ªa encerrado en una especie de sal¨®n de t¨¦ para expulsar sus demonios.
Cambi¨® el final de la obra por un final feliz y antim¨ªstico: no aceptaba que una mujer como la se?ora Faulk, que domina la obra del principio al final, pudiera acabar destruida. El romanticismo de Huston triunf¨® y acus¨® al autor de detestar a las mujeres, reproche que Williams, resignado, no neg¨®. Huston se interes¨® m¨¢s por los personajes femeninos (cont¨® con dos actrices hustonianas por excelencia, Ava Gardner y Deborah Kerr) y no logr¨® definir el personaje de Richard Burton, a quienes algunos han comparado por su imagen pat¨¦tica y a la vez graciosa con el nazar¨ªn de Bu?uel.
Esta desconcertante ceremonia es un ritual de comunicaci¨®n y sensualidad. La liturgia de los enfrentamientos personales y las pasiones refrenadas van construyendo una narraci¨®n salpicada de bell¨ªsimos di¨¢logos literarios y fant¨¢sticas im¨¢genes, que recogen las mejores reflexiones intelectuales y existencialistas que en esa ¨¦poca inquietaban a Huston.
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