La elegancia del centroeuropeo

Vuelve a la peque?a pantalla Una mujer para dos (Desing for loving, 1933), de Ernst Lubitsch, un a?o y pico despu¨¦s de verla en el ciclo dedicado a su autor (entre par¨¦ntesis, dado que estas reposiciones de los mi¨¦rcoles, a las tantas de la madrugada, son siempre de filmes emitidos en fecha reciente, no ir¨ªa mal verlas en versi¨®n original subtitulada; y no hay excusas, a no ser la presupuestaria, que ser¨ªa m¨¢s bien rid¨ªcula).Una mujer para dos es, como las comedias de su realizador, una comedia elegante, sard¨®nica e ir¨®nica: a partir de una chispeante pieza de Noel Coward, muy bien escrita para la pantalla por el gran Ben Hetch, Lubitsch nos propone una historia de amor danzando en un tri¨¢ngulo, el formado por dos amigos ¨ªntimos -pintor uno de ellos, autor dram¨¢tico el otro- y una bella chica de ojos burbujeantes.

Las escenas divertidas y los di¨¢logos brillantes se suceden sin freno en una pel¨ªcula muy medida y extraordinariamente econ¨®mica. Naturalmente, la excelente comediante Miriam Hopkins y los apuestos galanes Frederic March y Gary Cooper contribuyen decisivamente al encanto de la pel¨ªcula, sin olvidar ese secundario glorioso e inolvidable que fuera Edward Everett Horton.