Los vehementes aficionados de jugadores y presidente
El Mil¨¢n, como cualquier otro gran equipo que se precie de serlo, cuenta con varios grupos de aficionados entusiastas. Su organizaci¨®n es realmente perfecta y se sit¨²an de manera estrat¨¦gica en los grader¨ªos del viejo estadio de San Siro para animar con vehemencia al equipo. Pero hay un matiz que los diferencia de los de los otros clubes. Y es que estos seguidores, que, de momento, tienen un historial muy corto en lo que se refiere a la violencia, aplauden y corean tal alto los nombres de los jugadores, incluidos Gullit, Van Basten y Rijkaard, como el de su presidente, el magnate televisivo Silvio Berlusconi.
Brigadas Rojinegras, el m¨¢s numeroso; Comando Tigre, Torcida rojinegra y Mil¨¢n Club Sonrisa son algunos de los nombres de estas agrupaciones. Preparan banderas gigantes, pulen las letras de sus canciones y siguen a su equipo por toda Italia y el resto de Europa. Ellos pusieron en marcha el dispositivo que sirvi¨® para llenar de 100.000 milaneses el estadio del Camp Nou en la final de la Copa de Europa de la pasada temporada, en la que su conjunto se impuso al Steaua de Bucarest.
Gian Luca Cicognini, el l¨ªder de las Brigadas Rojinegras, anunciaba ayer que todo est¨¢ ya preparado para los pr¨®ximos viajes del equipo: "En Madrid seremos un millar, pero s¨®lo porque no hemos conseguido m¨¢s entradas. Es algo que no comprendo. Si Mendoza es tan amigo de Berlusconi, ?c¨®mo es que no hay m¨¢s localidades para nosotros en el estadio Bemab¨¦u? Luego vendr¨¢ la Copa Intercontinental, en Jap¨®n, con 15 de los nuestros. Iremos, aunque el desplazamiento es muy caro".
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