Manifestaci¨®n unitaria de los sindicatos europeos contra el actual proyecto de Carta Social
La Europa social no avanza, pero ha comenzado a movilizarse. Diez mil delegados sindicales protagonizaron ayer en Bruselas la concentraci¨®n convocada por la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos (CES) en protesta por el actual proyecto de Carta Social Europea. Se trata de la primera manifestaci¨®n unitaria de dimensi¨®n europea, secundada por los sindicatos integrantes de la CES y otros muchos que acudieron como invitados, entre ellos los espa?oles CC OO y USO. "Este es el primer impacto", se?al¨® Nicol¨¢s Redondo, secretario general de UGT, "pero no se descartan medidas mucho m¨¢s espectaculares".
La manifestaci¨®n de ayer en el parque del Cincuentenario de Bruselas, contiguo a la sede de la Comisi¨®n Europea, fue un acto de fuerza tranquilo y no sin cierto aire festivo, una especie de ensayo de una Europa sindical sin barreras en medio de una babel de lenguas. El objetivo de la campa?a de movilizaciones es una Carta Social vinculante, que pueda ser traducida, a trav¨¦s de directivas o reglamentos concretos, en derechos m¨ªnimos comunes para todos los trabajadores de la Comunidad.Despu¨¦s del acto, a las seis de la tarde, el secretario general de la CES, Mathias Hinterscheid; el presidente Breit, y los vicepresidentes, incluido Nicol¨¢s Redondo, se dirigieron al despacho de Jacques Delors para hacerle saber que "la b¨²squeda de un compromiso entre los doce tiene que dejar un hueco a la decisi¨®n pol¨ªtica en la defensa de los derechos fundamentales de los trabajadores". O, en opini¨®n de Jean Kaspar, secretario general de la CGFT francesa, la CE debe ser consciente de que "la dimensi¨®n social tiene que avanzar al mismo ritmo que la econ¨®mica y la monetaria". Jos¨¦ Mar¨ªa Zufiaur fue m¨¢s expl¨ªcito: "O se cambia de rumbo o se va a acabar el consenso de los trabajadores en la construcci¨®n europea", dijo.
La concentraci¨®n fue el punto fuerte de una semana iniciada con la conferencia de Ostende, donde los sindicatos atacaron el actual proyecto de Carta Social y exigieron m¨¢s participaci¨®n de los trabajadores en la empresa; mejor seguridad e higiene, hasta el punto de poder paralizar la producci¨®n en situaciones de riesgo, y una formaci¨®n profesional permanente garantizada y efectiva. El camino pasa por dotar al Parlamento de un poder efectivo, para que sea ¨¦ste el ¨¢mbito donde prosperen estas iniciativas frente a la resistencia de los Gobiernos.
Pero lo que lati¨® en la conferencia fue la necesidad de construir un aut¨¦ntico sindicato europeo capaz de negociar como interlocutor de todos los trabajadores de la CE. Como explic¨® Antonio Guti¨¦rrez, secretario general de CC OO, asistente como invitado a esta reuni¨®n, "solo falta llenar las lagunas de representatividad que la CES todav¨ªa tiene". El camino para el ingreso de su sindicato est¨¢ expedito para los primeros meses de 1991, una vez olvidado el veto de UGT y corroborada la unidad de acci¨®n entre las dos principales organizaciones espa?olas.
Por eso, tanto Redondo como Guti¨¦rrez aprovecharon la ocasi¨®n para arremeter contra el Gobierno. La cumbre de Madrid fue un retroceso, y "el 14-D y la propuesta sindical prioritaria no son otra cosa que lo que se pretende conseguir con la Carta Social", afirm¨® el l¨ªder de Comisiones, para quien "el desaf¨ªo del mercado ¨²nico no se afronta con elecciones anticipadas en unos meses, sino con actitudes reales, y en ese sentido, el programa del PSOE es una mezcla de cinismo y provocaci¨®n". Para Redondo, "lamentablemente, es un espejismo del desierto: no asume ninguna de las reivindicaciones de los sectores m¨¢s desfavorecidos".
Esta campa?a de movilizaciones responde en realidad a una iniciativa de UGT en el comit¨¦ de la CES celebrado en Madrid el pasado mes de noviembre.
En Espa?a el camino est¨¢ m¨¢s trillado, aunque "no se ha hablado nada al respecto", indic¨® Redondo. Pero CC OO suscribe esta idea. Y para Manuel Zaguirre, secretario general de USO, que vino a Bruselas con 150 de los suyos en tres autobuses, "quiz¨¢ sea dif¨ªcil llevar el tema a las f¨¢bricas, pero no hay dualidad entre la realidad interna y la europea; el objetivo es el mismo, la redistribuci¨®n social".
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