Ahuyentar el fantasma de Fraga
Aznar se esfuerza por acercarse a la imagen del candidato Felipe Gonz¨¢lez en 1982
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha emprendido una carrera para asemejarse al Felipe Gonz¨¢lez de 1982, aunque por el momento lo que ha conseguido ha sido diferenciarse de Fraga -si bien convive con la paradoja de no poder evitar parecerse en algunos aspectos a ¨¦l-, a la vez que intenta disipar de su camino la sombra de Hern¨¢ndez Mancha, el presidente de AP que por intentar afirmar su personalidad sobre la aniquilaci¨®n de la de su predecesor acab¨® fulminado como una estrella fugaz.
A diferencia de lo que le ocurri¨® a Manuel Fraga en la campa?a electoral de 1986, la reciente estancia de Aznar en Navarra, Alava y Vizcaya transcurri¨® sin suscitar reacciones hostiles a su presencia. En Pamplona logr¨® que no se repitieran con ¨¦l los violentos incidentes que sufri¨® Fraga cuando paseaba por la c¨¦ntrica Plaza del Castillo, si bien ¨¦l recorri¨® una ruta anodina en la que apenas algunas personas se acercaron a saludarle. Y en Bilbao no se le ocurri¨® exhibir por la calle, como hab¨ªa hecho Fraga, un paraguas con los colores de la bandera espa?ola. Dio un r¨¢pido paseo por una zona c¨¦ntrica, estrech¨® algunas manos y se detuvo a hablar amigablemente de f¨²tbol -es un entusiasta del Real Madrid- con unos barcelonistas.Frente a los paseos arrolladores de Fraga, quien endosaba cientos de folletos de propaganda electoral y firmaba sus fotos como quien expende una receta, Aznar es extremadamente respetuoso -hasta el punto de que no parece llevar a cabo una actividad electoral- y tan solo se dirije a quien le saluda; eso s¨ª, con una amplia sonrisa, que en el curso de la conversaci¨®n puede convertirse en carcajadas. "Aunque soy una persona muy seria, tengo mucho sentido del humor", ha comentado en alguna ocasi¨®n a modo de confesi¨®n pero con la siguiente advertencia a?adida: "Lo que no me gustan son las bromas".
En contra de la reiterada petici¨®n de Fraga de que Herri Batasuna sea ilegalizada, Aznar ha sostenido que "esa es una decisi¨®n que habr¨¢ que tomar o no en funci¨®n de c¨®mo vaya la lucha antiterrorista". En plena Fiesta Nacional, anunci¨® -en el pleno sentido de la palabra, puesto que el programa electoral del PP no incluye nada al respecto- que si ganaba las elecciones respetar¨ªa la despenalizaci¨®n del aborto. Y al comenzar la campa?a, el pasado d¨ªa 10, hab¨ªa lanzado un "aqu¨ª mando yo".
Gestos rotundos
Pero el delfin de Fraga, el vicepresidente nacional del PP en quien don Manuel ha delegado todos sus poderes, no puede evitar cuando se pone en¨¦rgico que le brote la entonaci¨®n que acaba por hacer inaudible el final de una frase y los gestos rotundos con las manos. Gestos caracter¨ªsticos de Fraga y que acompa?an quejas como la de "?menos recibir a dictadores caribe?os de chicha y nabo y m¨¢s ayudar a los refugiados de los pa¨ªses del Este!".
Pero, por encima de todo, su campa?a es la de quien quiere asemejarse al Felipe Gonz¨¢lez de 1982, investirse de la imagen de honestidad y empuje que concit¨® hace siete a?os la confianza de diez millones de votantes. Ha retomado incluso la expresi¨®n que simboliz¨® la campa?a socialista de entonces, el "cambio", para resumir en los folletos electorales las propuestas del PP ahora: "Lo que Aznar va a cambiar".
Convencido de que el comportamiento de los socialistas ha transgredido en muchas ocasiones la honorabilidad que exhib¨ªan al llegar al Gobierno -"algo huele a podrido en Espa?a tras siete a?os de socialismo"-, Aznar proclama en los m¨ªtines que hay que recuperar la vitalidadd y la fortaleza de la democracia en nuestro pa¨ªs.
Lo dice, como muchas otras cosas, en primera persona -"yo quiero para mi pa¨ªs ( ... ), yo no estoy dispuesto a aceptar ( ... )"-, como el l¨ªder que posee ideas propias y que est¨¢ entregado a su proyecto. "Un gran proyecto para Espa?a", suele decir, "para que las cosas vayan mejor, porque no es verdad que ¨¦sta sea la ¨²nica pol¨ªtica posible. No se trata s¨®lo de que yo llegue a la Moncloa. Se trata de que Espa?a sea el furg¨®n de cola o est¨¦ a la cabeza de Europa. Para eso os pido vuestra ayuda. Os pido que os movilic¨¦is para eso ahora y despu¨¦s del d¨ªa 29". E incluso suele exclamar: "No tenemos compromisos con nadie. Yo no reconozco m¨¢s compromisos que con los electores. Este no es un proyecto para el Partido Popular, sino para el pa¨ªs y con el pa¨ªs". Una exhortaci¨®n a la participaci¨®n y el protagonismo colectivo que a Felipe Gonz¨¢lez le granje¨® en 1982 la simpat¨ªa de muchos ciudadanos no socialistas.
A menudo se sienta cerca su mujer, Ana Botella, la joven abogada que le acompa?a casi todos los d¨ªas y que en un lejano d¨ªa de 1979 le puso inintencionadamente en el camino de la pol¨ªtica al llevarle de su mano a que escuchara por primera vez a Fraga en un mitin, en Logro?o. A menudo presentado como el futuro presidente de Gobierno de Espa?a, Aznar ha tenido que escuchar en alguna ocasi¨®n, con cierto sonrojo, que se dirigieran a ¨¦l como "el excelent¨ªsimo se?or don Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar", como hizo en Palencia el presidente de la diputaci¨®n, Jes¨²s Ma?ueco; o contemplar, con simpat¨ªa, al candidato a diputado por Logro?o, Luis Alegre, dirigir sus primeras palabras en el estrado a agradecer as¨ª los afectuosos aplausos de acogida: "?pero c¨®mo os quiero, condenaos!".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.