El presupuesto portugu¨¦s para 1990 prev¨¦ una reducci¨®n de los impuestos directos
El crecimiento econ¨®mico portugu¨¦s permite un aumento de la recaudaci¨®n fiscal, por lo que el Gobierno de este pa¨ªs contempla, en el presupuesto para 1990, una reducci¨®n de los impuestos directos (con una revisi¨®n del 20% de las escalas del impuesto sobre la renta y deducciones sustanciales para nuevas f¨®rmulas de ahorro familiar, corno los fondos de pensiones y el cr¨¦dito-vivienda). Un total de 20.000 millones de escudos que Hacienda no retirar¨¢ del bolsillo de los contribuyentes el pr¨®ximo a?o 1990.El d¨¦ficit presupuestado prev¨¦ un aumento de la inversi¨®n -y el gasto- en tres ¨¢reas fundamentales: obras p¨²blicas, educaci¨®n y sanidad.
Con una inflaci¨®n prevista del 10%, el refuerzo de las partidas asignadas al Plan de Inversiones y Desarrollo de la Administraci¨®n Central (+36%), y a los ministerios de Ense?anza (+21,4%) y Sanidad (+ 17,2%) se destina fundamentalmente a mejorar las infraestructuras y la modernizaci¨®n del pa¨ªs a marchas forzadas y a asegurar el reparto interno necesario para maximizar el aprovechamiento de los fondos comunitarios disponibles.
Seg¨²n el ministro de Finanzas, Miguel Cadilhe, Portugal opta por gastar "un poco m¨¢s" que los recursos de los que dispone para ganar tiempo y de esa forma prepararse mejor para el mercado ¨²nico de 1993.
La presentaci¨®n al Parlamento de Lisboa de las leyes de presupuestos del Estado para 1990 ha dado a Cadilhe, la oportunidad de dirigirse a sus compatriotas a trav¨¦s de la radio y de la televisi¨®n para prometerles un "quinto a?o de progreso econ¨®mico", as¨ª como un nuevo y considerable aumento del "nivel de bienestar de las familias, mediante reducciones de impuestos, aumento sustanciales de la producci¨®n de riqueza y del gasto p¨²blico en infraestructuras sociales y de desarrollo, con una ligera desaceleraci¨®n de la inflaci¨®n y el mantenimiento de la actual situaci¨®n de pleno empleo.
Contra la opini¨®n de los especialistas, que consideran estas metas incompatibles, Miguel Cadilhe opina que el extraordinario desarrollo de la econom¨ªa portuguesa en los ¨²ltimos a?os (y que deber¨¢ ser en 1990 superior a 1,5 puntos a la media comunitaria) permite una progresi¨®n de la productividad sin aumento del desempleo y aumentos del consumo interno, p¨²blico y privado, y de las exportaciones (un 8%, de acuerdo con las previsiones del plan), con la reducci¨®n del ritmo de la inflaci¨®n.
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