M¨²sica celestial frente al trueno
El d¨ªa 29, el cachorro de la derecha se juega el ser o no ser; le han dejado solo ante las elecciones
Se?alado por el dedo divino de Manuel Fraga, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se ha tirado al ruedo electoral llevando la buena nueva de un mensaje moderrado, liberal y positivo. Una m¨²sica celestial para o¨ªdos acostumbrados durante muchos a?os a escuhar el trueno que llegaba desde Galicia. Una prueba de fuego para un candidato que se ha encontrado con un partido destrozado por 12 a?os de pertinaz oposici¨®n.
"La operaci¨®n Aznar ha salido re-don-da". Sentado en la barra de una discoteca de Lugo, que un simpatizante del Partido Popular le ha dejado para que se dirija a sus fieles, Manuel Fraga Iribarne emplea su contundencia habitual a la hora de definir la situaci¨®n que se ha creado en la derecha. Quemado en demasiadas batallas imposibles, el viejo l¨ªder ha dejado su sitio en la foto a un nuevo candidato. Un "chaval¨ªn" de 36 a?os se ha echado a las carreteras socialistas -con m¨¢s fe que organizaci¨®n- dispuesto a predicar un sorprendente mensaje de corte liberal; la buena nueva que esta vez llega desde la derecha.La situaci¨®n, sin embargo, y por mucho que se empe?e don Manuel, no es tan feliz como la pintan. Elegido demasiado tarde para convertirse en candidato a presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar no lo tiene nada f¨¢cil. Prisionero de la improvisaci¨®n, v¨ªctima de un partido que, al menos desde el punto de vista estructural, es un aut¨¦ntico desastre, Aznar ha salido a la cancha a jugar al baloncesto cuando el marcador se?alaba 80-0. "Y, adem¨¢s, manco", seg¨²n reconoc¨ªa el protagonista de esta historia a los escasos colaboradores que se han tirado con ¨¦l a hacer las Espa?as.
Popularidad
Peque?ito y de aspecto relamido, con un bigote de caricatura y pinta de empoll¨®n, Aznar ha logrado situarse en pocas semanas en un notable nivel de popularidad. Con menos horas de vuelo que cualquiera de sus oponentes, el ex presidente de la Junta de Castilla y Le¨®n es ya el n¨²mero dos en la clasificaci¨®n de l¨ªderes nacionales, inmediatamente detr¨¢s del inevitable Felipe Gonz¨¢lez. Y lo ha conseguido no solamente con valor, sino con unas maneras hasta ahora muy ajenas al Partido Popular. Tranquilo, seguro de s¨ª mismo hasta rayar en la chuler¨ªa y absolutamente desvinculado del pasado, Aznar ya no va por las calles arrollando a los ciudadanos, ni convoca a los esp¨ªritus de la cat¨¢strofe, ni tan siquiera rega?a a los periodistas que le acompa?an en la marat¨®n electoral. Todo lo contrario.
El mensaje que este hombre est¨¢ defendiendo m¨¢s solo que la una -en parte por los personalismos dominantes en su partido, y en parte porque ¨¦l mismo, receloso de todo y de todos, as¨ª lo ha querido- es una llamada a "la recuperaci¨®n del esp¨ªritu que anim¨® los primeros a?os de la democracia: tolerante y cr¨ªtico, como corresponde a un pueblo que decidi¨® ganar su futuro". Exactamente las mismas palabras que emple¨® Gonz¨¢lez en su triunfal paseo de 1982, aunque con dos notables diferencias: esta vez suenan siete a?os despu¨¦s y, adem¨¢s, van dirigidas precisamente contra los socialistas.
El mitin de ?vila tiene un significado especial para el candidato. Aqu¨ª se la juega en su terreno -dos veces diputado por la provincia y dos a?os de presidente de la autonom¨ªa- y lo hace, adem¨¢s, contra el propio Adolfo Su¨¢rez. La campa?a es a u?a de caballo -grabaci¨®n de cu?as, comida en la radio, entrevista durante el viaje-, pero todav¨ªa queda un rinc¨®n para las bromas: "Mira, ¨¦sta es la muralla que hemos hecho desde la Junta. Va a durar toda la vida".
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar est¨¢ aprendiendo a re¨ªrse, a base de pol¨ªtica, aunque todav¨ªa se nota que le cuesta; le va mucho m¨¢s el tono dram¨¢tico de hombre de Estado frente a los graves problemas nacionales.
"Tu palabra es segura"
En las calles, un coche pasea anunciando el acto. En la ventanilla de atr¨¢s se asoma una pegatina transparente del busto del propio Aznar a tama?o natural, que recuerda a aquel hombre de Yacar¨¦ que mostraba sus pudores hace un par de a?os desde las cabinas de tel¨¦fonos. Impresiona. En la parroquia de San Pedro las abuelas rezan los misterios gozosos, ajenas a lo que se cuece a pocos metros: Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar acaba de entrar en el teatro cine Avenida, un recinto peque?o, como la mayor parte de los que se han usado en la campa?a, pero absolutamente desbordado de entusiasmo. Los chavales de Valladolid le reciben gritando "nos gusta ganar, votamos Aznar", y le despedir¨¢n hora y media despu¨¦s entonando un himno religioso -al fin y al cabo estamos hablando de la derecha- al que previamente han acondicionado el mensaje: "Tu palabra es segura/ conf¨ªo en ti, Aznar. / Tu palabra me da vida, / en ella esperar¨¦".
Casi una hora de firma de aut¨®grafos no es el ¨²ltimo acto del calvario. El cachorro de Fraga, a quien permanentemente acompa?a Ana Botella -su discreta mujer que, de momento, se revela como un proyecto de presidenta mucho m¨¢s simp¨¢tica que aquella hosca Carmen Romero de 1982-, tiene despu¨¦s cena con la flor y nata de la militancia local, a 2.500 pesetas por barba. En la puerta de la sala Brighton se ha montado un teatro chino que representa una vieja parodia: En mi casa mando yo. Como lo vea Fraga desde Galicia, le vuelca el quiosco. Nunca es conveniente mentar la soga en casa del ahorcado.
A lo largo de toda la campa?a, -miles de kil¨®metros perseguido por un resignado grupo de periodistas algo cansado de la monoton¨ªa y de las evasivas del candidato-, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se ha pegado un buen ba?o de masas. Mec¨¢nicamente, al acabar cada acto, Aznar se tiraba de cabeza al auditorio. La cara de alegr¨ªa de esta derecha, dispuesta a reconocerse en su nuevo l¨ªder, bien val¨ªa el esfuerzo.
Los gritos de "vamos a ganar" y el consabido "?presidente, presidente!" se han mezclado con los intentos de convencer al PSOE de que se fuera, a golpe de garganta. Las acusaciones de mentirosos, tramposos y mangantes lanzadas contra los socialistas han puesto sobre el tapete la gran cuesti¨®n: la derecha ha perdido sus viejos complejos de culpabilidad y ha pasado al ataque, utilizando las mismas armas que tantas veces hab¨ªan apuntado contra ella. El travestismo pol¨ªtico que corre por la campa?a permite hacerlo sin rubor.
En Soria, en ?vila, en Zaragoza, en L¨¦rida o en Barcelona, el panorama con el que se ha enfrentado Aznar es similar. M¨ªtines con demasiado poco aforo -tal vez la novedad del candidato infund¨ªa respeto a los muy conservadorers dirigentes y caciquillos provinciales-, escenarios pobres y carentes de cualquier rigor -en Barcelona las letras del Partido Popular y su contundente "?Palabra!" estuvieron cay¨¦ndose toda la noche, coreadas en su v¨¦rtigo por los asistentes, en lo que podr¨ªa ser un mal presagio-, y un p¨²blico variopinto en el que nunca han faltado ni el sector oto?al m¨¢s recalcitrante, ni esa rama joven de la derecha espa?ola que parece sacada con fotocopiadora: chicos fuertes y sanos de pelo engominado y estupendas chavalitas rubias, empe?adas en desmentir el prototipo de la morenaza nacional.
Si no fuera porque, a estas alturas, cualquiera conoce lo que dan de s¨ª Manuel Fraga y sus muchachos, podr¨ªa pensarse que el lanzamiento de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha estado perfectamente planificado. El nuevo l¨ªder -que contra viento y marea se ha pasado oponiendo a la tozudez de las encuestas su convencimiento de que va a ganar- ha llegado con un mensaje liberal en la boca y la ¨¦tica bajo el brazo.
Aznar sabe lo que se juega y, probablemente por eso, se atreve a decir tantas cosas. Con el viejo le¨®n esperando ansioso en Galicia la llegada de unas elecciones auton¨®micas que se revelan cuando menos apretaditas y una pesada corte de bur¨®cratas agazapados en G¨¦nova 13, dispuestos a defender su sill¨®n en la sede central del partido, cueste lo que cueste, el panorama que se le presenta a Aznar no es precisamente un cuento de hadas.
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