La creaci¨®n de la supercaixa
Ante el proceso de fusi¨®n abierto entre La Caixa y la Caixa de Barcelona, el autor destaca, entre otras consideraciones, que no se debe tratar tanto de maximizar la dimensi¨®n como la solvencia y la rentabilidad -tanto econ¨®mica como social-, que b¨¢sicamente depende de la buena gesti¨®n, y no del tama?o.
El verano pasado ha sido denso en cuestiones relacionadas con la econom¨ªa y concretamente en el terreno de los agentes econ¨®micos, el mes de julio concluye con el inicio del big-bang del sector financiero catal¨¢n, con el anuncio de la fusi¨®n de las dos primeras cajas de ahorros catalanas, Caixa de Pensions (La Caixa) y la centenaria Caixa de Barcelona (el Monte), para constituir la que se ha denominado supercaixa. Uno desconoce si el noviazgo ha sido largo y hab¨ªa sido celosamente guardado por las partes o si, por el contrario, hemos asistido a un verdadero flechazo.Las noticias publicadas acerca de la viabilidad y resultados futuros de la proyectada fusi¨®n se han orientado a intentar convencer a la opini¨®n p¨²blica de la bondad de la operaci¨®n, que, si bien desde una perspectiva exclusivamente jur¨ªdica nadie discute que se trata de una fusi¨®n, desde una vertiente pr¨¢ctica m¨¢s bien parece una absorci¨®n encubierta de la entidad centenaria por parte de La Caixa, como manifiestan las cr¨ªticas sindicales.
El flujo de informaci¨®n difundida se revela como pr¨¢cticamente un¨¢nime, monol¨ªt¨ªca, coincidente en la bondad intr¨ªnseca de una supercaixa que asciende pelda?os de una escalera interminable, como es la de los rankings por dimensi¨®n (y no la de los rankings por rentabilidad, eficacia, solvencia, etc¨¦tera), que consagra una identificaci¨®n y una imagen ya asentada y que consagra un statu quo de poder de la entidad absorbente.
En revistas especializadas, sin embargo, se han difundido opiniones de especialistas y de profesionales destacados y cualificados del sector financiero en las que se detallan aspectos tan importantes para una valoraci¨®n como los siguientes:
- Complementariedad o superposici¨®n de las redes operativas actuales. Clientela espec¨ªfica y clientela compartida.
- Nivel de generaci¨®n de resultados y evoluci¨®n reciente. Dotaci¨®n de recursos propios existentes. Nivel de los activos inmovilizados y de las carteras de acciones y participaciones.
- Plantillas de personal y distribuci¨®n en servicios centrales actuales totalmente superpuestos. Actividad de las sociedades financieras filiales.
- Dotaciones existentes de los fondos de pensiones del personal pasivo y activo e instrumentaci¨®n jur¨ªdica de los mismos (acogidos o no a la ley de fondos de pensiones).
- ?mbitos territoriales preferentes de actuaci¨®n y densidad de los puntos de venta y de servicios (oficinas, cajeros) de ambas cajas en los principales municipios de Catalu?a.
- Cuotas actuales de mercado alcanzadas y mantenimiento de la competencia como marco id¨®neo para la consecuci¨®n permanente de una superior eficacia y eficiencia.
En el caso que nos ocupa no existe complementariedad territorial ni de especializaciones alcanzadas en segmentos del mercado financiero, por lo que, con una base de clientela pr¨¢cticamente similar, no es posible avanzar en una superior distribuci¨®n del riesgo. El ¨²nico argumento invocado ha sido el de la superior dimensi¨®n como objetivo necesario para afrontar la competencia europea de 1993. Tal argumentaci¨®n es, como m¨ªnimo, una simplificaci¨®n. En la Europa comunitaria no se comparte, a nivel de cajas de ahorros, la obsesi¨®n primaria por la dimensi¨®n, que parece privar en nuestras latitudes.
Reflexi¨®n obligada
El m¨ªnimo margen posible con el que el Consejo de Administraci¨®n de la Caixa de Barcelona consider¨® la fusi¨®n (cinco votos en contra, cinco abstenciones y 11 votos a favor) habr¨¢ obligado a una reflexi¨®n de las partes.
A las puertas de la inminente renovaci¨®n y adecuaci¨®n estatutaria de todas las cajas de ahorros catalanas, cabr¨ªa incluso plantearse si la legitimaci¨®n in extremis de las decisiones fusionistas tomadas es la m¨¢s adecuada y si la nula participaci¨®n de las asambleas generales -m¨¢ximos ¨®rganos de las cajas y ¨²nicos competentes para abordar fusiones- es admisible.
Deseamos poder contribuir a la reflexi¨®n necesaria ante el anunciado proceso de fusi¨®n. En econom¨ªa, m¨¢s que en otros campos, tampoco existen verdades absolutas, por lo que la combinaci¨®n de luces y sombras contribuir¨¢ a una visi¨®n m¨¢s real de la situaci¨®n.
Ni puede ser bueno un minifundismo a ultranza de cajas de ahorros ni todas las concentraciones deben deparar per se las mismas sinergias, am¨¦n de la posibilidad de que se produzca una cuasi-monopolizaci¨®n no deseada de? mercado financiero si las entidades concurrentes tienen la suficiente cuota de mercado.
La argumentaci¨®n b¨¢sica, casi exclusiva, invocada en un proceso de fusi¨®n es la de la dimensi¨®n de la nueva entidad; es decir, la dimensi¨®n por la dimensi¨®n, el crecimiento por el crecimiento. Tal enfoque contiene el mismo error por simplificaci¨®n en el que durante muchos a?os han estado incurriendo las entidades financieras, deliberadamente o no, evaluando con visi¨®n unidimensional una entidad por el volumen de pasivo o por la red comercial (n¨²mero de oficinas), etc¨¦tera, cuando, en definitiva, una empresa es un ente multidimensional y, evidentemente, se es el n¨²mero uno en el ranking cuando se es el n¨²mero uno en la mayor¨ªa de par¨¢metros (cuantitativos y cualitativo): solvencia, rentabilidad, volumen de negocio, transparencia informativa, etc¨¦tera.
No se trata, pues, tanto de maximizar la dimensi¨®n como la solvencia y la rentabilidad -tanto econ¨®mica como social-, que b¨¢sicamente depende de la buena gesti¨®n, y no del tama?o.
Hay caminos alternativos a una fusi¨®n: los acuerdos entre entidades. A partir de 1975 se asiste a la negativa, la absurda y muy costosa carrera desenfrenada por la expansi¨®n del n¨²mero de oficinas bancarias. Por si esta expansi¨®n no hubiese sido suficientemente negativa, se vuelve a repetir la misma situaci¨®n con la constituci¨®n de sociedades filiales, con la configuraci¨®n de redes excesivas de cajeros autom¨¢ticos o con la proliferaci¨®n de fundaciones culturales con id¨¦nticas finalidades. Como se?alaba hace poco muy gr¨¢ficamente el profesor Serra Ramoneda, en Catalu?a se est¨¢ luchando palmo a palmo, refiri¨¦ndose a la voraz competencia entre cajas catalanas.
Esta v¨ªa de la cooperaci¨®n, hasta la actualidad totalmente desaprovechada, har¨ªa posible un sustancial incremento de la eficiencia de nuestras cajas. Las cajas de otros Estados (Alemania Occidental, Italia, Austria, Dinamarca, Francia, Pa¨ªses Bajos, etc¨¦tera), en cambio han mantenido f¨®rmulas de cooperaci¨®n, manteni¨¦ndose su especificidad como entidades individualizadas.
Principios b¨¢sicos
Existen unos principios de concentraci¨®n empresarial, que me permitir¨ªa calificar de generalmente aceptados, acerca de la dimensi¨®n y de la eficacia, que voy a traer a colaci¨®n:
- El profesor Jan¨¦ Sol¨¢ se?alaba ya en 1977 que en econom¨ªa existe la falsa creencia de que lo grande es autom¨¢ticamente lo bueno, y lo mediano y peque?o ha de ser, en consecuencia, barrido y eliminado.
- El ex gobernador del Banco de Espa?a Alvarez Rendueles se?alaba en 1988 que el tama?o de un banco no es determinante para su futuro.
- El profesor Jack Revel, autor del difundido informe sobre las fusiones bancarias en Espa?a, ya famoso en el sector, analiza los pros y los contras de los procesos de fusi¨®n bancaria. Es oportuno destacar y algunas conclusiones.
"Las econom¨ªas de escala en la banca son dif¨ªciles de definir y de medir. Incluso en aquellos sectores en los que indudablemente existen econom¨ªas de escala y se pueden medir parcialmente, como es el de la red de sucursales, se tarda muchos a?os en alcanzar esas econom¨ªas, - su materializaci¨®n depende, ante todo, de la calidad de la direcci¨®n".
"La fusi¨®n dista mucho de ser una manera r¨¢pida y segura de incrementar la eficiencia. Hoy el tama?o ya no es tan importante, y en su lugar aparecen la eficiencia y la buena gesti¨®n, que se demuestra con la rentabilidad".
"Siempre que se pueda demostrar la existencia de econom¨ªas de escala, las autoridades deben alentar el uso compartido de instalaciones y animar a los bancos a considerar la formaci¨®n de consorcios".
Entresacamos tambi¨¦n algunas de sus manifestaciones m¨¢s recientes sobre las fusiones:
"No hay razones econ¨®micas que justifiquen una fusi¨®n entre grandes bancos. En cajas peque?as -no grandes-, la cuesti¨®n puede ser distinta. Los costes de explotaci¨®n en fusiones entre cajas pueden ir reduci¨¦ndose, pero hasta un determinado punto, que podernos situar en las cajas medias. A partir de ah¨ª, estos costes empiezan a crecer. En general, yo no veo argumentos a favor de las fusiones, porque, en el caso de las peque?as cajas, ¨¦stas pierden su car¨¢cter local, y eso es muy importante para este tipo de entidades. Insisto: no hay razones para las fusiones desde un punto de vista econ¨®mico. Las hay desde un punto de vista pol¨ªtico, desde puntos de vista personales... De hecho, no hay fusiones con ¨¦xito si no las apoyan los pol¨ªticos". A la pregunta: "?Qu¨¦ consejo les dar¨ªa usted a las cajas y bancos espa?oles?", Revel responde: "Que se preocupen m¨¢s de la integraci¨®n europea y menos de las fusiones".
Evidentemente, hay gustos o razones para todo. Los consejos de administraci¨®n aprobaron en julio pasado el protocolo para su fusi¨®n. Ahora deben ir desarrollando las bases acordadas para culminar, si se desarrollan con ¨¦xito, en la nueva caja, siempre y cuando se obtengan sendos pl¨¢cet de las autoridades competentes: Generalitat de Catalu?a, Banco de Espa?a y Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda. La fusi¨®n qued¨® vista para sentencia.
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